¿Es otra dosis de peronismo la cura para la economía macrista (Macri economics)?, se pregunta el escritor David Rieff, hijo de la mucho más notoria (y ya difunta) intelectual Susan Sontag en un extenso artículo en The New York Review of Books, una de las publicaciones más influyentes entre la intelligentzia norteamericana.
Rieff, que visita seguido nuestro país, parece conceder que, en la Argentina, “el peronismo es el partido natural de gobierno”, y juzga duramente tanto a la fallida gestión de Mauricio Macri como al kirchnerismo y a la ahora vicepresidente Cristina Fernández de Kirchner.
De Macri recuerda que es el primer presidente argentino que pierde una reelección, para lo que hizo amplios méritos. De hecho, según Rieff, “aunque indudablemente ha habido peores gobiernos en la historia argentina … ninguno ha fallado tan espectacular e ineptamente”. Todos los políticos son narcisistas, sigue, “pero Mauricio Macri fue un narcisista incompetente: terco, remiso a aceptar asesoramiento fuera de su pequeño círculo de aduladores y propenso a confundir sus deseos con la realidad”.
Del kirchnerismo, y de Cristina Fernández, apunta su “rampante corrupción” y cita una conversación con Jorge Asís, en la que éste le dijo que, comparado con la de la era K, la corrupción del gobierno de Menem quedó a la altura de un carterista en el subterráneo.
Del kirchnerismo, y de Cristina Fernández, Rieff apunta su rampante corrupción y refiere que en una conversación Jorge Asís le dijo que comparada con la corrupción kirchnerista, la de Menem quedaba a la altura de un carterista en el subte
Rieff reconoce, sin embargo, la habilidad política de Cristina Kirchner de desbaratar la estrategia macrista de apostar a la reelección reeditando el escenario de 2015 corriéndose al costado del escenario y unificando al peronismo tras la candidatura de Alberto Fernández.
Del mismo modo, recuerda –citando conversaciones con Julio Bárbaro, Horacio González y Ricardo Forster- cómo el kirchnerismo se granjeó el apoyo masivo de sectores intelectuales y del mundo artístico y lo contrasta con la incapacidad del macrismo de prever que, por más inversiones que hiciera en la Villa 31, en un contexto económico desfavorable sus habitantes le votarían masivamente en contra, como ocurrió.
Un peronista más
Finalmente, Rieff afirma que los votantes eligieron a Alberto como “un peronista más” y que el nuevo presidente “refleja la naturaleza proteica del peronismo y puede ser cualquier cosa: de derecha, de izquierda, corporativista, capitalista”. Si bien está urgido a renegociar el desfavorable acuerdo con el FMI, dice, también tiene a su favor que el Fondo está tan interesado como la Argentina en evitar un nuevo fracaso catastrófico.
De todos modos, Rieff no es muy optimista. La Argentina, dice, sigue siendo un destino muy deseable para inmigrantes de varias partes del mundo, tiene aún un sistema universitario del que egresan jóvenes bien formados y motivados, un mundo cultural intenso, áreas, como la energía nuclear, en que es capaz de competir a nivel mundial y parece un oasis de calma y estabilidad en América latina si se compara con lo que está pasando en Chile, Bolivia, Venezuela y lo que podría ocurrir en Brasil.
La Argentina sigue siendo un destino deseable para inmigrantes de varias partes del mundo, tiene un sistema universitario del que salen jóvenes bien formados y motivados, sectores, como la energía nuclear, en que es capaz de competir a nivel mundial y es un oasis de calma y estabilidad si se compara con lo que está pasando en Chile, Bolivia, Venezuela y lo que podría ocurrir en Brasil
Pero todavía así, y después de listar que Menem tuvo su etapa favorable gracias a las privatización de activos públicos y al kirchnerimo lo ayudó una extraordinaria etapa de suba de los precios internacionales de las commodities del agro, Rieff cierra con un réquiem para Alberto. “Incluso si supera las expectativas y resulta un mucho mejor presidente que Macri –dice-, es difícil verlo como alguien que saque a la economía o a la política del pantano en que se encuentra”.