La transición del Banco Central fue breve, cordial y efectiva: hoy a la mañana se reunieron el presidente saliente, Guido Sandleris, y el entrante, Miguel Pesce.
Durante la mañana, mantuvieron un encuentro a solas en el segundo piso del edificio de Reconquista 266, en el que hablaron de la estrategia de política monetaria, del dólar, el nivel de las reservas y, por supuesto, de la situación macroeconómica, según indicaron a Infobae fuentes de la entidad monetaria.
Sandleris destacó que, desde la instrumentación del cepo cambiario, las reservas netas crecieron hasta llegar a unos USD 12 mil millones y las brutas a USD 45 mil millones, luego de la fuerte sangría generada luego de las elecciones primarias de agosto. El nuevo gobierno podría utilizar parte de estos recursos para el pago de la deuda a través de la compra de dólares.
Pesce se encontró con un despacho austero, con una serie de cuadros de los billetes con la figura de los animales, en lugar de los juguetes de Star Wars que inundaron esa oficina en la gestión de Federico Sturzenegger.
No hubo acompañantes en este encuentro, que será el único de la transición, dado que desde mañana Pesce ya estará sentado en el despacho presidencial, aunque Sandleris le ofreció conversar telefónicamente si quedaba alguna duda por resolver.
Mientras que el presidente Mauricio Macri debe aceptar formalmente la renuncia de Sandleris –quien volverá a dar clases en la Universidad Di Tella–, a partir de mañana Alberto Fernández deberá redactar que designa a Pesce, a la espera de su confirmación por parte del Senado.
También abandonarán hoy sus despachos el vicepresidente primero del Central, Gustavo Cañonero, y la segunda, Verónica Rappoport.
En cambio, esperan una señal los directores Francisco Zampone, Francisco Gismondi y Enrique Szewach; seguramente su relevo no será tan inmediato, dado que, para sesionar, se necesitan cinco directores, así que debería sumarse uno más a Pesce para lograr quórum. Es posible que una de las primeras designaciones sea para Arnaldo Bocco como posible superintendente de Entidades Financieras y Cambiarias.
Además, habrá que ver quién asume el estratégico rol de jefe de la mesa del BCRA, que hasta ahora ejercía Esteban Bertella, bajo la supervisión de Cañoñero. Otro interrogante es qué ocurrirá con Jorge Rodríguez, que regresó al BCRA como asesor externo, por su profundo conocimiento sobre las normas referidas al control cambiario.
Todavía no trascendieron los nombres que acompañarán a Pesce en la gestión de la entidad monetaria, que, como suele ocurrir, surgirán como producto de la negociación política dentro del “tridente” gobernante y con los gobernadores peronistas.
El background de Pesce
Hincha de Boca Juniors, es lector fanático de la poesía y de la obra de Jorge Luis Borges; en términos musicales, prefiere la música clásica y, en particular, la ópera. Se formó políticamente como dirigente del centro de estudiantes del Colegio Nacional Buenos Aires y cuando los radicales más conservadores eligieron en 2003 acompañar la candidatura presidencial de Ricardo López Murphy, él siguió otro camino.
Pesce y Fernández se conocieron en 2003, cuando uno era secretario de Hacienda y Finanzas del gobierno porteño de Aníbal Ibarra y el otro legislador de la Ciudad por el cavallismo.
A partir de 2003, el entonces jefe de Gabinete de Néstor Kirchner le dio a Pesce diversas tareas, como representante del Ministerio de Economía en el Banco Central, síndico general de la Nación y hasta ministro de Economía en la intervención federal a Santiago del Estero.
También fue uno de los protagonistas de lo que en el comienzo del kirchnerismo se dio en llamar el grupo de los “radicales K”, una iniciativa política impulsada por Fernández que derivó en la candidatura a la vicepresidencia de Julio Cobos en 2007.
En su extensa vicepresidencia acompañó a cuatro presidentes: Martín Redrado, Mercedes Marcó del Pont, Juan Carlos Fábrega y Alejandro Vanoli.
La primera publicación que se difundirá en la gestión de Pesce será el viernes próximo: el Informe sobre Bancos, uno de los sectores que atravesaron la crisis cambiaria con el estrés de tener que entregar en tiempo y forma los dólares de los depositantes, pero sin mayores sobresaltos. En el sistema, esperan la vuelta de mayores regulaciones y de la línea de créditos productivos con una tasa de interés subsidiada.
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