Matías Kulfas, el ministro de Desarrollo Productivo que tendrá la difícil tarea de que la economía vuelva a crecer

Qué piensa el futuro funcionario de la eterna disputa entre el campo y la industria, las restricciones externas y la reforma laboral

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El próximo ministro de Producción
El próximo ministro de Producción saliendo del bunker de Alberto Fernández en Puerto Madero (Maximiliano Luna)

Matías Kulfas es el hombre que buscará la reactivación de la que tanto habla Alberto Fernández en base a su experiencia como economista ligado a la producción. De perfil menos mediático que algunos de sus competidores, a pesar de tener un trío de rancheras mexicanas que suele hacer presentaciones públicas, este licenciado en economía por la Universidad de Buenos Aires (UBA), Magister en Economía Política (FLACSO) y Doctor en Ciencias Sociales (FLACSO) deberá llevar adelante la nada simple tarea de romper con ocho años sin crecimiento.

Es de los denominados economistas heterodoxos. Entiende que el crecimiento del país se tiene que dar vía un fortalecimiento del mercado interno sumado a la exportación, y no es muy proclive al modelo de deuda que se desarrolló estos años. Cuando fundó junto al fallecido Ivan Heyn la Asociación de Economía para el Desarrollo de la Argentina (AEDA), en su discurso de apertura, Kulfas señalaba que el grupo de AEDA “no ocultamos un sesgo ideológico y valorativo, porque en realidad pensamos que la ideología siempre forma parte del discurso económico. Muchos sectores ortodoxos pretenden encubrir su posicionamiento ideológico detrás de un supuesto halo científico”.

Aunque estos dichos fueron hace 10 años, mostraban el posicionamiento de Kulfas ligado a la industrialización de la matriz económica y la heterodoxia. Tanto que supo criticar la formación que se recibía en las universidades locales al señalar que formaba a los economistas en una “tradición ligada a políticas económicas de exclusión social, desindustrialización y desempleo” y que, además, estas se estructuraban en torno a fundaciones y consultoras “muy bien financiadas por sectores de poder sumamente interesados en que esas ideas se desarrollen y difundan y, por ende, la batalla ideológica, lejos de haberse ganado a pesar de la contundencia de los hechos, continúa vigente”, según publicaba la prensa respecto de los dichos del entonces miembro del directorio del Banco Nación.

Santiago Cafiero, Yamina del Real,
Santiago Cafiero, Yamina del Real, Alberto Fernández y Matías Kulfas

Pero esta nueva gestión está lejos de ser su debut en la función pública: cuando jure como ministro, reingresará por séptima vez a la administración pública. Asumirá con 47 años, un cuarto de siglo después de su primera experiencia como consultor de la Secretaría de Programación Económica (1994-1995) del desaparecido Ministerio de Economía, Obras y Servicios Públicos que comandaba Domingo Cavallo.

Entre 2000 y 2003 lideró el Centro de Estudios para el Desarrollo Económico Metropolitano (CEDEM), que dependía de la Secretaría de Desarrollo Económico del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, y fue asesor económico de la Secretaría de Desarrollo Económico porteño de Anibal Ibarra. En 2004, ingresó al Banco Ciudad de Buenos Aires, donde se desempeñó como Gerente de Estudios Económicos y asesor económico de la presidencia de Eduardo Hecker.

Muchos sectores ortodoxos pretenden encubrir su posicionamiento ideológico detrás de un supuesto halo científico

Dos años más tarde asumió su primera función relevante dentro del kirchnerismo como Subsecretario de la Pequeña y Mediana Empresa y Desarrollo Regional de la Nación (2006-2007), Director del Banco de la Nación Argentina (2008-2012) y Gerente General del Banco Central de la República Argentina (2012-2013).

Pero Kulfas no solo se dedicó a la administración pública; en paralelo inició la carrera de docente en la UBA y en la Escuela de Economía y Negocios de la UNSAM. Y dirige el Centro de Estudios Económicos Idear Desarrollo,

Además lleva casi un centenar de publicaciones entre trabajos académicos, artículos y escribió dos libros: “Los tres kirchnerismos. Una historia de la economía argentina, 2003-2015”, Siglo XXI Editores, Buenos Aires, 2016 y “Pensar la economía argentina. Por una macroeconomía compatible con el desarrollo”, compilado junto a Guido Zack, Siglo XXI Editores, Buenos Aires.

Estirar y pagar

Respecto a las diferentes etapas del kirchnerismo, Kulfas señaló como uno de principales problemas que se vivieron en esa época la falta de una mirada a mediano y largo plazo. "La planificación de políticas de mediano y largo plazo ha sido una de las principales asignaturas pendientes de los tres kirchnerismos”, escribió en su libro.

Defiende la intervención del Estado para ajustar los errores del mercado, un dólar “alto” para que genere competitividad y la necesidad de tener en la gestión de Alberto Fernández un tipo de cambio desdoblado en el que convivan un acceso al dólar con menos restricciones para las empresas importadoras de insumos y otro para el mercado de ahorro o especulación en donde existan mayores trabas.

En la cabecera, guitarra en
En la cabecera, guitarra en mano acompañando a Fernández

Al igual que lo que dijo Alberto Fernández en la Unión Industrial Argentina, a la hora de establecer un línea de acción respecto a la deuda externa y los pagos que deberá enfrentar, Kulfas entiende que el camino a seguir es el de posponer plazos en el pago de la deuda más que plantear una quita. “Hay que resolver el tema de la deuda y eso es renegociar. Heredamos un problema del que se sale con reestructuración de deuda. Es un tema complejo. Hay buena voluntad de las partes, pero lleva un tiempo. Que todos lo acepten y se pueda hacer el nuevo esquema de nuevos plazos a la uruguaya”, aseguró en una de sus últimas presentaciones públicas.

Otro punto álgido para el humor de los argentinos es el dólar. Respecto a esta cuestión, Kulfas ha declarado en varias oportunidades que el dólar a en torno a los $60 “está bien desde el punto de vista de la competitividad. Permite a los empresarios argentinos planificar las exportaciones”.

Hoy tenemos una suerte de Estado de bienestar low cost, que provee muchos servicios, no siempre de la mejor calidad. No existen caminos hacia el desarrollo sin una presencia importante del sector estatal, pero su mera presencia tampoco es una garantía

En relación a la posibilidad de llevar adelante una reforma laboral, en varias entrevistas el economista aseguró que la Argentina “no necesita ninguna reforma laboral” y que se debe trabajar “sector por sector”, apuntando más a la modificación de convenios laborales que ya son “antiguos”. Tanto es así que en varias oportunidades se mostró contrario a eliminar el costo de los despidos como forma de que la economía vuelva a crecer. "Esto no tiene ningún asidero, ninguna evidencia empírica que asegure que puede ocurrir. Lo que va a pasar es que los trabajadores que son despedidos no van a tener ni siquiera para sobrellevar los recursos hasta que logren un nuevo empleo. Ese trabajador va a consumir menos y esto va agravar la recesión, no la va a subsanar”, afirmó.

Los tres K

Quizás donde más explícito quedó reflejado el pensamiento económico de Kulfas es en su libro “Los tres kirchnerismos”. Kulfas señaló en ese texto que “pensar que los problemas históricos de la Argentina que determinaron, por ejemplo, que la economía sufriera un proceso de estancamiento durante el último cuarto del siglo XX –etapa en la que, siguiendo a Bernardo Kosacoff, nuestro país se constituyó en el mayor laboratorio de regresividad distributiva de América Latina– pueden solucionarse gracias a una buena coyuntura internacional o a los aprendizajes de la grave crisis de 2001 y 2002 parece un tanto ilusorio, cuando no ingenuo”.

Industria o/y Campo

Históricamente se discutió si la Argentina tenía que ser un país agroexportador o industrializado. Y Kulfas no escapa a esta discusión en su libro al señalar que el país “dejó de ser agroexportador hace muchas décadas; la relevancia del sector agropecuario resulta indiscutible: es el principal generador de exportaciones y de actividad económica en numerosos pueblos del interior”.

Pero aclara que aun cuando el país “se destaca como uno de los principales exportadores mundiales de soja, trigo y maíz, el peso de este sector en el PBI es relativamente bajo (en torno al 10%) y su contribución al empleo, muy baja y tiende a reducirse. El agro argentino hace su aporte a nuestro desarrollo, pero con eso solo no alcanza”.

El libro de Kulfas sobre
El libro de Kulfas sobre el kirchnerismo

Respecto del mundo de la industria, Kulfas describe a la Argentina como un país de industrialización intermedia. “Suele ubicarse entre los puestos 24 y 29 entre las economías industriales del planeta. No es algo para desdeñar: las primeras 10 economías explican el 70% del producto industrial mundial, y las primeras 30 concentran el 90%. ¿Qué significa esto?: Que estamos lejos de tener un sector industrial avanzado, pero también que producir manufacturas es un fenómeno que se verifica en pocos países, y la Argentina está presente en ese mapa (aunque ocupe allí un lugar subalterno)”.

Además, subraya que la industria del siglo XXI es “muy diferente a la del siglo pasado. Es cada vez más intensiva en conocimiento y en servicios. En esto también la Argentina tiene cosas para aportar: actividades de servicios basadas en el conocimiento de alta calidad y con alguna incidencia exportadora”.

Salir de la grieta es también superar esa falsa dicotomía entre mucho Estado y nada de Estado (una utopía inexistente en la historia del desarrollo económico capitalista), hasta articular el mix adecuado entre Estado y mercado, así como las estrategias para ganar eficacia en la gestión pública

Kulfas aclara que estos sectores “no alcanzan aún para construir una base para el desarrollo sostenido. Por añadidura, existe la contradicción de que los sectores que aseguran más divisas por exportaciones generan poco empleo y, al mismo tiempo, los sectores que generan empleos son más demandantes que fuente de divisas. Empezar a resolver este dilema es un paso fundamental para encontrar el sendero del crecimiento sostenido y salir de estos ciclos”.

Al respecto, el economista señala que la grieta, expresada como un conflicto entre visiones o intereses extremos “es el principal obstáculo. Agitar esa contradicción puede ser políticamente rentable en el corto plazo para ciertos sectores, pero en nada contribuirá a resolver la crisis vigente y afrontar los desafíos que vienen”.

Dólares y deuda

Respecto de la restricción externa, Kulfas señala que hubo momentos históricos en donde esta “se relaja, porque los términos de intercambio son favorables, o porque se dispone de reservas internacionales para cubrir desequilibrios, o bien porque se accede al financiamiento externo para afrontar desajustes transitorios. Ninguna de esas tres condiciones estará presente en el horizonte inmediato”. El economista entiende que el ciclo de altos precios internacionales de las materias primas "finalizó y no hay señales de retorno. No hay márgenes para aumentar el endeudamiento externo: el gobierno de Mauricio Macri multiplicó por tres el peso de la deuda pública con acreedores privados y organismos internacionales. El nivel de reservas disponibles no es elevado, y la mayor parte está comprometida a garantizar futuros vencimientos de deuda”.

Frente a este problema, Kulfas propone “implementar un programa macroeconómico y productivo consistente que permita generar un excedente genuino de divisas para garantizar el crecimiento económico y afrontar los vencimientos de deuda externa de los próximos años” y plantea algo que se podría empezar a ver a partir del 10 de diciembre: “al que genere dólares genuinos se le debería asistir con financiamiento barato en moneda nacional y con plazos favorables”.

Yamina del Real y sus
Yamina del Real y sus Matías presentándose en la última noche de los museos

Sobre el final, detalla: “Hoy tenemos una suerte de Estado de bienestar low cost, que provee muchos servicios, no siempre de la mejor calidad. No existen caminos hacia el desarrollo sin una presencia importante del sector estatal, pero su mera presencia tampoco es una garantía. Salir de la grieta es también superar esa falsa dicotomía entre mucho Estado y nada de Estado (una utopía inexistente en la historia del desarrollo económico capitalista), hasta articular el mix adecuado entre Estado y mercado, así como las estrategias para ganar eficacia en la gestión pública”.

Artista

Kulfas y Fernández no sólo comparten visiones políticas sino también la pasión por la guitarra. Donde sí se diferencian es en que Fernández suele hacerlo más en una ambiente de distensión y como un divertimento, mientras que Kulfas ya cuenta con un recorrido profesional como guitarrista principal de la banda que tiene con su pareja denominada: Yamina del Real y sus Matías.

Yamina del Real es la reciente esposa de Kulfas. Su origen mexicano explicaría en parte por qué la banda interpreta rancheras; se casaron el pasado 8 de agosto en una fiesta en la que estuvo invitado Fernández.

Aunque Kulfas desarrolló cierto perfil artístico desde la guitarra, del Real es artista profesional. Socióloga y sexóloga, con un largo recorrido de militancia feminista en su México natal, también es cantante y fotógrafa. Ha expuesto sus trabajos en diferentes galerías del mundo y, además, a posar en varias de sus producciones en donde también se observa un entrecruzamiento con sus conocimientos académicos. En su bio de Twitter se presenta como “Artista visual e investigadora sobre sexología, arte y sociedad. Pienso que la felicidad es un acto de subversión”.

En el caso de su rol como cantante, se la pudo ver en la última “Noche de los Museos” que coincidió con una festividad propia de sus raíces: el Día de los Muertos se presentó en el museo José Hernández junto a sus Matías, Kulfas y Albamonte.

El día siguiente, el próximo ministro de Producción voló a México para acompañar a Fernández en la visita oficial que hizo como presidente electo a su par azteca Andrés Manuel López Obrador.

Extracto de libro “Los tres kirchnerismos”

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