Los doce años de kirchnerismo generaron las bases y las condiciones para que surjan varias usinas de economistas de vertiente heterodoxa que fueron alimentando los distintos espacios de poder y de toma de decisiones de ese período. Con el tiempo, esos semilleros se fueron desinflando y hoy apenas conservan su sello. Pero con el triunfo del peronismo y la llegada de Alberto Fernández al gobierno, no se descarta que puedan resurgir. La mayoría de los profesionales que hoy ocupan el centro de la escena en materia económica son los mismos que crearon oportunamente esas entidades.
Una de las pocas instituciones que persiste y que hoy puede generar contenido de políticas para el próximo gobierno es la Fundación de Investigaciones para el Desarrollo (FIDE). Aún es presidida por Mercedes Marcó del Pont, pero en breve cambiará de líder, ya que la economista, amiga de Fernández, tiene nuevo destino: la AFIP. Su mentor fue Héctor Valle, ya fallecido, y desde hace 40 años se dedica al estudio de la problemática económica y social de la Argentina, así como a la elaboración de diagnósticos y propuestas.
“El escenario que comenzamos a vislumbrar ya en enero de 2016 se verificó en su totalidad. Hoy los desafíos son enormes y entendemos que desde FIDE contamos con las herramientas de análisis adecuadas para aportar a un debate que permita trazar un camino hacia el desarrollo con generación de empleo y mayor inclusión", sostienen desde la Fundación, que no sólo tendrá a su presidenta dentro del nuevo espacio político, sino también a otros de sus economistas, como Cecilia Todesca Bocco, quien seguramente ocupará un puesto de asesora del mandatario electo en la jefatura de Gabinete.
Es una entidad ligada al desarrollismo, que tiene una concepción del Estado presente en la economía y que sostiene que las políticas económicas deben favorecer la industrialización. Para los economistas ligados a esta corriente, la expansión del mercado interno es fundamental, si se quiere insertar a la Argentina en la economía mundial. Y para ello, la recomposición salarial es una condición necesaria.
¿Qué pasó con los semilleros K?
La FIDE aparece hoy como uno de los pocos think tank con contenido para aportar y economistas que tendrán peso en el gobierno de Fernández. Otros centros creados durante los años K tuvieron su época de fama, pero luego se fueron disolviendo, impulsados por la participación de muchos de sus socios en la función pública.
Es el caso, por ejemplo, del Centro de Estudios para el Desarrollo Argentino (Cenda), creado por el gobernador bonaerense electo, Axel Kicillof, en 2004, y por muchos de los que lo acompañaron luego durante su función al frente del Ministerio de Economía, entre 2013 y 2015: Augusto Costa, Nicolas Arceo, Emanuel Álvarez Agis, Federico Marongi y Cecilia Nahón.
Convencidos de las teorías keynesianas y marxistas, que implican la fuerte presencia del Estado en la economía, los analistas de este centro eran críticos del kirchnerismo en sus inicios, pero se acercaron al gobierno cuando Kicillof desembarcó, de la mano de su amigo Mariano Recalde, en Aerolíneas Argentinas. El referente de La Cámpora asumió como presidente de la aerolínea estatal y lo nombró gerente de Finanzas de la compañía. Hoy el Cenda no funciona, pero gran parte de quienes lo integraron acompañarán a Kicillof en su gestión como gobernador de la provincia de Buenos Aires.
A su vez, la Asociación de Economía para el Desarrollo de la Argentina (AEDA) fue creada en 2008 por Matías Kulfas, el principal candidato para hacerse cargo del Ministerio de la Producción. Presidió la entidad hasta el 2012 y luego quedó a cargo de Fernando Peirano, otro de los economistas que luego, como Kulfas, se integró al Grupo Callao y figura entre los nombres para ocupar algún puesto en Ciencia y Tecnología. La vicepresidenta 1º era Paula Español, otra de las economistas heterodoxas que fue funcionaria del kirchnerismo (en la secretaría de Comercio Exterior, con Kicillof de ministro de Economía) y que ahora también circula por las oficinas que el presidente electo tiene en Puerto Madero.
“Es necesario no sólo consolidar un modelo económico, sino también articular un nuevo pensamiento que dé a luz ideas y perspectivas renovadas y una agenda de largo plazo para avanzar en un cambio estructural que garantice una sociedad incluyente y un sendero de industrialización”, dice la declaración fundacional de la entidad.
El mismo año, luego de la crisis con el campo, un grupo de economistas que integraba el equipo de asesores del entonces ministro de Economía, Amado Boudou, decidió formar La gran Makro, “en un momento en el que era necesario dar una batalla cultural en el plano de la economía, donde la escena hacía mucho tiempo que había sido copada por economistas de la ortodoxia”, recordó, ante la consulta de Infobae, Agustín D’Atellis.
“El punto central que plantemos fue que la política es la que tiene la posibilidad de cambiarle la vida a la gente, y la economía puede aportar desde lo técnico, invirtiendo la lógica de la tecnocracia en el poder, que luego llevó al fracaso al gobierno de Cambiemos”, agregó el economista, quien agregó que hoy la entidad no tiene actividad. Además de D´Atellis, los otros fundadores fueron Santiago Fraschina, Mercedes La Gioiosa y Alejandro Robba, quien fue subsecretario de Coordinación Económica de Boudou.
Una de las entidades que, como FIDE, aún sobrevive, es el Centro de Economía Política (CEPA), conducida por Hernán Letcher; aunque con menor historia y economistas más jóvenes casi sin experiencia en la gestión pública. Su creación data del 2012, años más tarde que las demás, con el objetivo de dar un debate público sobre una visión de la economía que, según sus fundadores, hasta ese momento se daba sólo en la academia.
Desgastado el kirchnerismo, y tras el triunfo de Cambiemos en 2015, fue una de las pocas entidades que se mantuvieron afines a una ideología que había perdido la batalla, pero que ahora tiene posibilidades de comenzar a influir. Desde CEPA, aseguraron a este medio que tienen como objetivo que en los próximos dos años gran parte de los economistas miembros hayan ganado experiencia en el Estado.
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