El presidente de Aluar culpó al Gobierno por la vuelta de los aranceles: “Pusieron el piloto automático y esta es la consecuencia”

“En una primera etapa se hizo la gestión correcta. Luego, nos quedamos dormidos en los laureles, sin hacer una gestión adicional”, aseguró Javier Madanes Quintanilla, presidente y dueño del del único fabricante de aluminio local

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Javier Madanes Quintanilla, dueño de
Javier Madanes Quintanilla, dueño de Aluar y FATE

La compañia Aluar es la principal productora y exportadora de aluminio en la Argentina y una de las que se verán más afectadas por la decisión del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, de restablecer los aranceles para la exportación de este producto desde la Argentina a los Estados Unidos. Del total de su producción, el 40% se destina al mercado estadounidense.

El empresario Javier Madanes Quintanilla, presidente y principal accionista de Aluar, criticó la inacción del Gobierno argentino para sostener en el tiempo el logro de la eliminación de los aranceles al aluminio y al acero, que se había logrado en mayo de 2018. La noticia no lo sorprendió. “Estaba dentro de los escenarios esperados, aunque no deseados”, le dijo a Infobae.

La planta de Aluar en
La planta de Aluar en Puerto Madryn

—¿La vuelta de los aranceles tiene que ver con la devaluación o hubo otros factores que motivaron este cambio?

No me parece que en este tipo de decisiones tenga que ver cómo afecta la devaluación en la Argentina o en Brasil a los agricultores americanos, que ni se enteran. El tema pasa por la geopolítica norteamericana y veo que la Argentina viene haciendo hace mucho tiempo un mal muy trabajo. No hemos funcionado anticipándonos a los problemas. Nuestra política interna, la política económica, la hemos divorciado de la realidad externa. Nos encontramos con un problema muy grave. No estamos preparados para el mundo que tenemos que enfrentar y en esta pelea nos van a llenar la cara de dedos antes de poder meter el primer golpe.

—¿Cómo podía anticiparse a esto el Gobierno?

—Tenía dos campos de acción muy claros. El camino de las relaciones internacionales, de los vínculos internacionales. En una primera etapa se hizo la gestión correcta. Se logró surfear la primera ola cuando se entró en el régimen de preferencias. Luego, nos quedamos dormidos en los laureles, sin hacer una gestión adicional. La política internacional está siempre íntimamente ligada a políticas internas. Cuando estás en medio de una guerra comercial a nivel mundial, no podés ignorar las repercusiones sobre tu política económica. El Gobierno funcionó en piloto automático desde septiembre de 2018 y ahora nos encontramos que tenemos una gran cantidad de sectores que han perdido brutalmente competitividad y se te suma esto, que es por un lado pérdida de mercado y falta de competitividad de los los precios de producción locales.

—¿Qué medidas no se tomaron?

Desde septiembre, todo el tema pasó por llegar a un cambio de mandato. Se pensó que la economía real podía absorber todas las variables de ajuste que había que exhibir para poder manejar la cuenta de divisas y después el mercado iba a resolver todo y solo venía un círculo virtuoso. Pero se entró en caída libre y hoy se ve el constante decrecimiento de la actividad y la pérdida de los ingresos de las compañías y de la gente. La verdad, no le veo el beneficio como contrapartida.

—¿Cuál será el impacto para la compañía?

—Será arrancar y empezar de nuevo. Será empezar de vuelta, pero te da mucha lástima perder el tiempo. No se recupera tan fácilmente.

El impacto no se puede estimar ahora. Tenemos que movernos viendo mercados alternativos. Tenemos que ver qué política económica interna vamos a tener para enfrentar este tipo de cambios de reglas de juego. ¿Vamos a tener alguna o ninguna?

Si podemos acordar un sistema que te permita llevar adelante estos sectores, que van a estar en una situación más vulnerable mientras se van adecuando o solucionando los problemas de las relaciones internacionales. Estás en un escenario no agradable, pero manejable, mientras que no mires para otro lado y dejes que fluya por sí solo.

—¿Cuánto de la producción actual de Aluar se destina al mercado de los Estados Unidos?

—El 40% del total se exporta a los Estados Unidos. Es más del 50% de nuestras exportaciones.

—¿Y qué mercados alternativos se podrían abrir?

—Hay mercados históricos de Aluar como Japón, que es muy competitivo; China, el Mercosur con Brasil. Tenemos que salir a pasar el rastrillo de una manera minuciosa. Estamos buscando soluciones a problemas que nos estamos creando nosotros mismos. El trabajo lo vamos a hacer igual pero me parece que es un tema en el cual estamos en una fiesta a la cual no nos invitó nadie.

—¿Hablaron de esto con el Gobierno?

—Esto tiene una larga historia de crítica al Gobierno actual, que se quedaron inmovilizados a partir del año pasado. Se los he comunicado, he dicho cuáles eran las medidas con las que había que atacar los problemas, y eso se ignoró.

No soy un obtuso: previamente, el gobierno argentino tuvo un manejo muy razonable, pero después se quedó dormido en los laureles.

—¿Qué medidas sugirieron?

—No podés pretender exportar impuestos ni trasladar la ineficiencia propia de nuestro sistema a otros países. Nosotros tenemos un desbarajuste en el tema de precios de exportación y precios relativos fenomenal. Si no se ataca a fondo, vamos a tener un sector privado cada vez más pequeño, con el cual se va a pretender resolver los problemas de financiamiento del sector público. Se va a terminar destruyendo al sector privado y al poder adquisitivo.

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