La República Argentina enfrenta un período muy delicado en el manejo de su abultada deuda que, de no acoplarse a sus propias realidades y a las demandas de sus acreedores, rápidamente podría terminar en un nuevo default.
La complejidad detrás del proceso de normalización de la deuda soberana, se debe extrictamente a 5 motivos diferentes.
1. El volumen de la totalidad a reestructurar. Según el Ministerio de Hacienda, al terminar el tercer trimestre del año, la Argentina tenía deudas por USD 350.388 millones, de los cuales el 61,3% corresponden a bonos, 17,5% corresponden a préstamos con organismos internacionales y el resto divididos entre banca comercial, organismos oficiales y Letras del tesoro entre otros.
2. Las diferentes monedas de emisión. Se han emitido bonos en dólares, euros, yenes y pesos. El 76,1% del total está nominada en monedas extranjeras.
3. Las diferentes jurisdicciones. Se han colocado bonos sujetos a Ley Argentina, Ley Nueva York, Ley Inglesa y Ley Japonesa.
4. Las diferentes Cláusulas de Acción Colectivas. Estas CACs indican cuál es el nivel de aceptación que cada uno de los bonos emitidos debe alcanzar antes que los cambios propuestos por el Gobierno sobre la reestructuración puedan ser implementados.
5. La existencia de bonos previamente reestructurados. No se recuerda un país que proponga reperfilar títulos públicos previamente reestructurados. Argentina tiene en circulación los bonos Par, Discount y Cupón PBI que fueron ofrecidos durante los canjes de 2005 y 2010, tras la declaración del default a fines de 2001, principios de 2002.
Negociaciones extensas
La normalización de la deuda soberana argentina puede durar meses, incluso superar un año de negociaciones.
Hay que recordar que, mientras se negocia la reestructuración, el Gobierno debe cumplir con el cronograma de vencimientos programados y evitar el default.
Mientras se negocia la reestructuración, el Gobierno debe cumplir con el cronograma de vencimientos programados y evitar el default
Cuanto más duren las negociaciones por la reestructuración, más posibilidades de incurrir en cesación de pagos habrá porque los dólares escasean.
No es de extrañar, que durante este proceso, el nuevo gobierno obtenga algún tipo de ayuda externa para cumplir con los vencimientos programados.
El autor es especialista en deuda soberana, provincial y corporativa emitida en los mercados internacionales, MBA de la Escuela de Negocios de Thunderbird, Arizona, y CEO de Fin.Guru, sitio en el que fue publicado este texto
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