Los mercados financieros de Argentina operaron esta semana sin mayores oscilación de cotización en un cierre de mes tranquilo, en medio de fuertes controles cambiarios y a días de la asunción de un nuevo Gobierno.
El ganador de las elecciones presidenciales, Alberto Fernández, asumirá el 10 de diciembre la Presidencia con una difícil coyuntura económica: dos años de caída del PBI, más pobreza y desempleo que en 2015 y la urgencia por renegociar los vencimientos de deuda.
Desde el lunes 12 de agosto, cuando el triunfo arrasador del Frente de Todos avisó a los operadores sobre un inminente cambio de signo político en la Casa Rosada, el desplome de los precios de acciones, bonos y de la moneda doméstica fue inevitable.
La escasa variación de los precios de mercado obedece a que los inversores ya descontaron el escenario presente
Por eso, es evidente que la “lateralización” de los activos de las últimas semanas, ajustada además por el regreso de los controles de cambio, obedece a que los agentes financieros ya descontaron hace más de tres meses el actual escenario.
Con el pago de Lecap reperfiladas, el cierre de ejercicio del mes de noviembre impulsó el alza de las cotizaciones alternativas del dólar o, lo que es lo mismo, las vías a través de las cuales los inversores se dolarizan eludiendo los controles.
Pero el tipo de cambio relevante, que es el formal, y en particular el mayorista que rige las operaciones de comercio exterior, continuó con extrema quietud. En el promedio de bancos del microcentro porteño se ofreció a $62,93 para la venta en promedio, y a $59,94 en las transacciones interbancarias.
El Banco Central frenó la caída de reservas como demandante protagónico de las divisas liquidadas por los exportadores. Las compras de la banca oficial desde el control de cambios recargado del 28 de octubre alcanzan los USD 2.500 millones en un mes.
En tanto, las acciones mantuvieron una modesta tónica alcista, aún con magro volumen operado y no lejos de los precios mínimos en una década, medidos en dólares según el “contado con liquidación”.
Con idas y vueltas, el índice accionario S&P Merval oscila hace un mes en torno a los 34.000 puntos. Lo mismo sucede con los títulos públicos, que en las emisiones de referencia en dólares, escaparon de los pisos de precios (USD 35 por cada USD 100 emitidos) pero no consiguen superar los USD 40 debido a las escasas definiciones sobre una reestructuración de la deuda.
El riesgo país de JP Morgan persiste cerca de los muy elevados 2.300 puntos básicos para la Argentina. Ya arriba de los 1.000 puntos es una anécdota cualquier volatilidad de este indicador, que mide el diferencial de tasa de los bonos del Tesoro de los EEUU con sus pares emergentes. Argentina está fuera de la órbita de países con acceso al financiamiento voluntario de su deuda soberana.
Con un control de cambios aún más férreo que el vigente durante la segunda presidencia de Cristina Kirchner, el Banco Central no tiene problemas en darle ritmo al sendero descendente de la tasa de referencia, habida cuenta que es mínima la porción de depósitos en pesos que pueden dolarizarse por el mercado oficial.
La referencia diaria de las Letras de Liquidez, equivalente a la tasa de política monetaria, se ubicó en un 63,002% anual el viernes y el Comité de Política Monetaria (COPOM) del BCRA anunció mantendrá sin cambios la tasa “piso” para diciembre y, por lo tanto, la que recibirá la nueva administración.
En tanto el stock de Leliq se siguió desinflando y concluyó noviembre en $729.693 millones, equivalente a unos USD 12.174 millones, un 27,8% de las reservas internacionales.
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