La misión máxima del Banco Central de la República Argentina (BCRA) es promover la estabilidad financiera. Así está expresado en su Carta Orgánica, la misma que esta gestión intentó modificar con un proyecto de ley luego del segundo acuerdo con el FMI para dotar a la autoridad monetaria de más independencia.
Ese resguardo está a cargo de un “directorio compuesto por un presidente, un vicepresidente y ocho directores. Todos ellos deberán ser argentinos nativos o por naturalización, con no menos de diez (10) años de ejercicio de la ciudadanía. Deberán tener probada idoneidad en materia monetaria, bancaria, o legal vinculada al área financiera y gozar de reconocida solvencia moral”, según dice la Carta Orgánica.
El actual equipo que conduce Guido Sandleris está operativo y sigue tomando decisiones hasta que sean reemplazados por la nueva gestión. Si bien el BCRA “es una entidad autárquica del Estado nacional”, los funcionarios actuales están en “comisión”: o sea, no tienen el acuerdo del Senado. En rigor, desde la salida de Federico Sturzenegger, en junio de 2018, ni los equipos de Luis Caputo ni los de Sandleris lo tuvieron. Por eso, si bien los mandatos podrían exceder a los gobiernos de turno no será este el caso. Miguel Pesce, ex vicepresidente del Central durante buena parte del kircherismo, es quién suena para reemplazar a Sandleris.
Mientras tanto, los esfuerzos de esta gestión por contener la inflación y cuidar la moneda (evitar que se dispare aún más la inflación) continúan aunque con menos “cabezas” para hacerlo. Según pudo saber Infobae, tres de los ocho directores de la entidad están alejados del día a día del banco desde hace varias semanas.
Una de ellas es Verónica Rappoport, la vicepresidente segunda del BCRA, quien vivía en Inglaterra hasta octubre del año pasado cuando regresó al país para acompañar a Sandleris. Allí es titular de cátedra de economía en la London School of Economics. “Desde octubre que no viene al banco”, aseguran en off the record desde una de las oficinas cercanas a su despacho. “Está en funciones”, dicen los voceros oficiales de la entidad, aunque no dan detalles sobre a cuántas de las reuniones de directorio, que se hacen todos los jueves, asistió.
El año pasado una normativa interna permitió que los directores pudieran participar de manera virtual. Por Skype o similar, en rigor. Así, Sandleris se garantiza cierta holgura para el quórum necesario de cinco directores. Con cierta sorna, muchos la llaman la “norma Rappoport” haciendo referencia a que la vice viajaría seguido al exterior, entre conferencias y visitas a su hogar londinense, donde vive su marido. Su mandato había vencido el 24 de septiembre, pero unos días antes salió el decreto 658/2019 de Mauricio Macri por seis años más.
Otro caso es de Marcelo Castro, quien pasó por el Grupo Santander, entre 2008 2017, y luego CEO de Abbey National Treasury en el Reino Unido. También vivía en Londres antes de regresar al país, en febrero pasado, para incorporarse al Directorio. En el banco aseguran que “su mandato vence este fin de mes y no será renovado”. Pese a esa explicación, su decreto de designación, el 110/2019, no menciona plazo alguno. Tampoco se lo ve en la sede de la calle Reconquista desde hace varias semanas.
Marcelo Castro vivía en Londres antes de regresar al país, en febrero pasado, para ingresar al Directorio del BCRA. Tampoco se lo ve en la sede de la calle Reconquista desde hace varias semanas
Finalmente está el caso del renunciado Horacio Liendo (h), quién se fue el mismo día en el que Sandleris y el ministro de Hacienda, Hernán Lacunza, anunciaron el control de cambios, en absoluta disconformidad con la medida. Su renuncia, elevada ante el Presidente de la Nación, nunca tuvo respuesta, pero tampoco volvió al Banco. “No cobra más el sueldo”, aseguran en el organismo.
El resto, incluido el propio presidente, el vicecepresidente primero Gustavo Cañonero y los otros directores –Francisco Gismondi, Enrique Szewach y Fabián Zampone– es muy probable que no siga, más allá de la Carta Orgánica. No hay expectativas de que se queden y aquel antiguo formato de tener directores de la oposición, como parte del mecanismo para conseguir el acuerdo parlamentario para el resto, no parece viable ahora. Fue justamente durante el kirchnerismo que perdió importancia el acuerdo parlamentario, cuando Mercedes Marcó del Pont estuvo tres años como presidente de la autoridad monetaria sin el visto bueno de la Cámara Alta.
Mientras cuidan la moneda, aunque sea por Skype, algunos ya toman recaudos y comenzaron a pensar en su futuro lejos del regulador financiero local.
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