Pasaron las elecciones presidenciales y la ciudadanía optó por un cambio de signo político para llevar las riendas del Gobierno. En un país como la Argentina, una transición política conlleva algún grado de inestabilidad en el plano económico, y ésta es más evidente aún para los indicadores financieros.
No escapó a la administración de Mauricio Macri que un precio del dólar fuera de órbita minaría aún más las chances electorales del oficialismo, con una economía ya castigada por la recesión y la alta inflación. Por eso efectuó a partir de las PASO hasta el viernes 25 de octubre un cuantioso sacrificio de reservas para evitar un colapso cambiario como el ocurrido en agosto.
Con la confirmación de Alberto Fernández, candidato del frente de Todos, como próximo Presidente tras el triunfo electoral del 27 de octubre, el Gobierno resolvió endurecer los controles de cambio establecidos desde el 1° de septiembre para garantizar una transición sin sobresaltos. Las consecuencias de la medida fueron contundentes:
1) DÓLAR QUIETO
Transcurrido un mes de la aplicación de las estrictas restricciones y con mínima demanda privada, el dólar experimenta un retroceso marginal de 20 centavos o 0,3%, desde los 60 pesos mayorista del viernes 25 de octubre, antes de las elecciones presidenciales. Al público, la baja fue más nítida: perdió más de dos pesos o 3,3%, desde el récord histórico de $65 a los $62,87 que promedia hoy en los bancos de la City.
2) AUMENTAN LAS RESERVAS
Justamente, la determinación del Banco Central de reducir a USD 200 mensuales la demanda de divisas por parte de individuos, comunicada en la medianoche del día de los comicios generales, apuntó a forzar la estabilidad del tipo de cambio y permitir a la autoridad monetaria convertirse en casi exclusivo comprador de los dólares inyectados por la liquidación de exportadores.
De esta forma, el BCRA comenzó a acopiar divisas imprescindibles para el cumplimiento de los vencimientos de deuda, habida cuenta de la restricción al crédito del Ejecutivo, con un acuerdo con el Fondo Monetario virtualmente caído desde que el Macri, aspirante a la reelección, perdió por amplio margen las primarias del 11 de agosto.
En el último mes el Central compró unos USD 2.500 millones y las reservas aumentaron USD 258 millones (+0,6%), desde los USD 43.503 millones del 25 de octubre a los USD 43.761 millones el miércoles último. Vale recordar que entre las PASO y las Presidenciales las reservas restaron USD 22.806 millones o 34,4%, con ventas del BCRA en el mercado mayorista por USD 7.460 millones en el período.
3) FRENÓ EL GOTEO DE DEPÓSITOS
La inquietud política se tradujo en desconfianza de ahorristas, que decidieron retirar sus depósitos en dólares del sistema financiero. Este factor -junto con las ventas del BCRA en el spot y los pagos de deuda pública- fue fundamental para explicar el desplome de las reservas a partir del lunes 12 de agosto, después de las PASO.
Los depósitos en moneda extranjera en efectivo del sector privado alcanzaron un récord de USD 32.499 millones el 9 de agosto. Hasta el 25 de octubre se redujeron un 38,9% (USD 12.632 millones). Después de las elecciones presidenciales hasta el 25 de noviembre -último dato disponible- la baja fue de 1.374 millones de dólares.
4) SIN CONTAGIO INTERNACIONAL
La compleja coyuntura doméstica eclipsó el inusual movimiento experimentado por el dólar en otros países de la región, que sin “cepo” hubiera contagiado al tipo de cambio local. El dólar en Brasil se apreció 6,5% en el último mes, a 4,24 reales, mientras que en un Chile convulsionado por las protestas trepó en el mismo lapso un 14,8%, a un máximo histórico de 829 pesos.
Desde Research for Traders destacaron el clima de paz cambiaria que atraviesa la Argentina “en un contexto negativo para las monedas de la región, y con la continua oferta del agro y la plaza condicionada por las restricciones cambiarias que permiten al BCRA hacerse de divisas".
5) SE ACOTARON LAS BRECHAS
Con el “corset” de los controles más el alza de reservas, las brechas de precios con las paridades derivadas de la operatoria bursátil y con el dólar informal -ambas ajenas a las restricciones- tendieron a reducirse. En este sentido es importante considerar que se parte de un tipo de cambio oficial alto en un promedio histórico, que le quita sustento a las divergencias.
En este sentido, la brecha entre el dólar minorista ($62,87 en promedio) y el dólar libre ($69,25) es ahora de 10,5%, y entre el dólar mayorista ($59,77) y el “contado con liquidación” ($72,33) es de 21%. El 25 de octubre, antes de las elecciones, las brechas fueron de 16,2% y 34,9%, respectivamente. Cabe aclarar que durante el control de cambios del Gobierno anterior las brechas alcanzaron un 50%, con un dólar oficial muy atrasado respecto del avance de la inflación.
“Los exportadores están liquidando a mayor nivel de lo habitual ante posibles medidas que podría llegar a tomar el próximo Gobierno -léase: una casi segura suba en las retenciones-, mientras que los inversores individuales y las empresas ya están dolarizados desde antes de las elecciones. Eso, entendemos, podría la causa de la caída de la brecha, tendencia igualmente que creemos se pondrá a prueba en las próximas semanas”, analizó Nicolás Chiesa, director de Portfolio Personal Inversiones.
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