El deseo del presidente electo Alberto Fernández de no pedirle más dinero al Fondo Monetario Internacional (FMI) choca con la limitación de no contar con suficientes recursos para pagar la deuda del 2020.
Dos economistas consultados por INFOBAE aclararon que los dichos de Fernández en realidad invierten la situación actual del acuerdo con el Fondo que, en la práctica, está caído por los incumplimientos del país.
Por lo tanto, aunque el nuevo gobierno quisiera pedir los USD 11 mil millones que restan del acuerdo firmado con el Fondo, debería o cumplir con las condiciones previas o negociar un nuevo acuerdo, que demandará otras exigencias.
Además, para conseguir recursos para pagar la deuda 2020 habrá que reabrir el mercado voluntario de deuda no más allá del segundo trimestre del año próximo y eso implicará, como lo admite el propio gobierno entrante, una negociación en paralelo con los acreedores privados y con el FMI.
En 2003 se planteó una discusión similar: el gobierno argentino afirmaba que no quería más dinero del FMI, cuando en realidad era la voluntad de Washington no prestar
Guido Lorenzo de LCG dijo que “el acuerdo, en la práctica está totalmente caído: nadie espera un déficit cero como estaba contemplado y las metas de base monetaria fueron cambiando continuamente sin hacer caso a la decisión original de mantener un nivel fijo de base monetaria”.
Además, aclaró, “el tipo de cambio está fuera de cualquier escenario previsto por el FMI con el Banco Central interviniendo en lo que se suponía que era una zona de no intervención”.
En cuanto a la posibilidad de enfrentar los vencimientos que tiene el gobierno en 2020 sin los recursos del Fondo, Lorenzo expresó que “con los mercados de deuda cerrados, sólo se pueden usar las reservas del Banco Central para atender pagos de deuda y, si bien éstas no son bajas, no alcanzan más que para cubrir 3 o 4 meses de vencimientos”.
“Algo deberá renegociarse en ese escaso plazo para ver si la Argentina recupera el acceso a los mercados”, sentenció.
Por su parte, Gabriel Gómez Camaño, economista de Ledesma, sostuvo que “con los USD 15.000 millones en reservas que le quedarán al Banco Central el 10 de diciembre, el Gobierno va a poder pagar parte de los vencimientos en dólares y, con emisión monetaria, podrá afrontar los vencimientos en pesos”.
“Pero todo el esquema de pagos depende de la renegociación de la deuda y la mayor urgencia está en los fuertes vencimientos en pesos del primer semestre, que van a ser reperfiladas”, aclaró.
Una ilusión repetida
Los dichos de hoy de Fernández tienen puntos de común con el planteo inicial que hizo el kirchnerismo, cuando aseguró en 2003 que “no le pediría plata al Fondo”, sino que se limitaría a pagar la deuda previa, por los excesos cometidos en los 90.
En realidad, tanto en aquel entonces como ahora, la decisión de no prestar más recursos partía de la falta de voluntad de Washington. En 2003, tanto el FMI como los países del G7 aceptaron, luego de más de un año de duras negociaciones, refinanciar la deuda previa, pero sin nuevos desembolsos.
Ahora, la nueva directora gerente del Fondo, Kristalina Georgieva, expresó que está dispuesta a sentarse a negociar con el nuevo gobierno para reactivar el acuerdo, aunque aclaró que el país debe mantener el camino de la disciplina fiscal.
Esto significa que cuando el nuevo gobierno le presente su esquema para salir del cuadro de déficit fiscal se hablará de reactivar los desembolsos pendientes o, como pretende Fernández, de postergar los pagos del país en un acuerdo más largo. Pero esa será otra historia y, claro está, necesitará del acuerdo de las dos partes para llegar a un final feliz.
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