“Es difícil hacer crecer la economía, corregir los precios relativos, corregir las tarifas y bajar la inflación, todo al mismo tiempo”, dijo el ministro de Hacienda, Hernán Lacunza, en el marco de un balance de la gestión económica de los cuatro años de gobierno del presidente Mauricio Macri durante un encuentro con periodistas llevado a cabo en el Palacio de Hacienda, del que participaron los secretarios del área y otros funcionarios del equipo económico.
“Tuvimos mala suerte con la sequía de 2018, que le quitó USD 8.000 millones al mercado cambiario y también existió una asincronía entre la política monetaria y la fiscal”, señaló. Sobre ese punto, Lacunza destacó que “en los dos primeros años de la gestión la política monetaria fue más exigente que la fiscal” y los resultados fiscales, por la inercia que se había recibido o por condicionamientos de tipo político, “una imposición de la realidad”, se desarrollaron a una velocidad menor. “La tasa de interés no puede hacer todo el trabajo”, explicó.
En una extensa presentación en la que hubo señales de autocrítica y, también, cuestionamientos hacia el modo en que muchos actores económicos utilizan ciertas estadísticas, Lacunza repasó la mayoría de los indicadores económicos, aun los que son netamente desfavorables.
“No pretendemos exagerar ni las luces ni las sombras, es poco conducente. La cosecha indica que en materia de bienestar los resultados fueron inferiores a los esperados pero hubo una siembra para el futuro. Y en la economía, la siembra y la cosecha nunca son simultáneas, a veces deben medirse en períodos plurianuales”, expresó.
En relación con el incremento de la pobreza durante la gestión de Mauricio Macri, señaló que “desde la recuperación de la democracia el promedio es del 36%. No es un consuelo, pero es la realidad”. Destacó el rol de la Asignación Universal por Hijo, que “pese a ser una política relativamente reciente puede considerarse una política de estado. En el futuro, para cualquier gobierno, la parte más vulnerable de la sociedad deberá considerarse una prioridad.
No pretendemos exagerar ni las luces ni las sombras, es poco conducente. La cosecha indica que en materia de bienestar los resultados fueron inferiores a los esperados pero hubo una siembra para el futuro
Contra las afirmaciones de muchos consultores y sectores políticos, Lacunza afirmó que durante el período macrista no hubo destrucción neta de puestos de trabajo, aunque sí admitió que hubo un deterioro en la calidad del empleo por la incorporación de mucho cuentapropismo y empleo no registrado al mercado laboral. Estimó que durante la administración Cambiemos se crearon 1,25 millón de puestos de trabajo que resultaron insuficientes por el ingreso de 1,8 nuevos trabajadores.
Sobre este último punto, resaltó que las cifras de 2014 y 2015 tienen “un valle inexplicable” surgido de una “subestimación artificial” de la oferta de trabajo, con la que se reducía artificialmente el desempleo. A la vez, Lacunza admitió que “en el último año y medio hubo un deterioro del salario real de casi 10 puntos porcentuales, por lo que el mercado laboral ajustó por precio, no por cantidad”.
También reafirmó que el déficit primario en 2019 se ajustará al 0,5% del PBI, según lo establecido en el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
En materia de deuda, Lacunza consideró que es “el gran desafío para el corto plazo, para poder recuperar la credibilidad de los mercados y volver a tener crédito”. En cuanto a las alarmas encendidas por el ratio deuda/PBI, también contradijo a consultores y a dirigentes políticos por la forma de medirlo. Explicó que si se toman los promedios anuales, el ratio actual se ubica en el 71%, lo que se reduce al 44% si se descuenta la deuda intra sector público, que no se considera exigible. Negó además que los desembolsos ingresados por el acuerdo con el FMI hayan sido para “fugar” capitales, sino que se usaron para cubrir el déficit y pagar vencimientos de deuda.
Otro aspecto que el ministro de Hacienda consideró una “siembra” para los próximos años fue la reducción de los subsidios para los servicios públicos y la “menor presión impositiva” ejecutada a través de las subas del mínimo no imponible para Ganancias, la reducción de impuestos al trabajo, de las alícuotas de Bienes Personales, de las retenciones a la exportación y de impuestos provinciales. “Hoy las provincias reciben el 49,5% de los recursos nacionales en forma automática. En 2015, recibían el 40%. Esto significa mayor certeza para los gobiernos provinciales, porque no van a depender de la disponibilidad del gobierno de turno”, señaló Lacunza.
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