Los sectores industriales sensibles esperan la salida a flote: qué piden y qué les prometió el próximo gobierno

Los reclamos de las áreas textil, indumentaria, calzado, juguetes y marroquinería coinciden con el plan del nuevo gobierno: mercado interno, financiamiento barato y más control de las importaciones

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La industria textil fue una de las más perjudicadas por las políticas adoptadas por el actual gobierno
La industria textil fue una de las más perjudicadas por las políticas adoptadas por el actual gobierno

La crisis económica afectó, en mayor o menor medida, a todos los sectores industriales. La actividad manufacturera se derrumbó en 2018 un 5% y acumula, a septiembre, una contracción del 7,8% respecto del mismo período del año anterior. Sin embargo, los sectores considerados “sensibles” fueron los más golpeados, producto de la fuerte dependencia de un mercado interno desplomado y de la competencia de los productos importados que, aseguran a coro sus representantes, les quitaron participación en los últimos años.

Son actividades intensivas en mano de obra, están conformadas mayormente por pequeñas y medianas empresas, y tienen menos anticuerpos para afrontar períodos desfavorables en materia de competitividad. Los más representativos son los rubros textil, indumentaria; calzado; juguetes y marroquinería, aunque otros sectores como el autopartismo y el metalúrgico también padecen la invasión de las importaciones y la contracción del mercado doméstico. Según el Indice de Producción Manufacturero (IPI) del Indec, la producción de prendas de vestir, cuero y calzado cayó en septiembre 18,2% en términos interanuales y acumula una baja del 12,5% en los primeros nueve meses del año.

La llegada del nuevo gobierno encendió una luz de esperanza en los referentes de todos estos sectores, que fueron ampliamente defendidos durante los doce años de kirchnerismo y que ahora apuestan a recuperar, aunque sea un camino lento, lo perdido con la gestión de Mauricio Macri. Ya tomaron contacto con los principales “interlocutores” que definió Alberto Fernández en materia económica y están convencidos de que volverán los controles a las importaciones, el estímulo fuerte a la demanda y las bajas tasas de interés para fomentar la producción.

Las reuniones fueron con Matías Kulfas, quien tiene todas las fichas puestas para ser el futuro ministro de Producción; los economistas Ariel Schale (sector textil) y Guillermo Merediz (de la Universidad de San Martín, experto en la temática pyme); el futuro jefe de Gabinete, Santiago Cafiero; y hasta el propio presidente electo, con quien algunos industriales se han encontrado directamente. Todos les llevaron, en distintas oportunidades, sus propuestas, que esta vez coinciden con los lineamientos generales de política económica que quiere llevar adelante el Frente de Todos. De hecho, como gesto político, el empresario textil Teddy Karagozián anunció recientemente, junto a Fernández y varios referentes de este espacio político, la reapertura de una planta que había cerrado en La Rioja producto de la crisis.

El empresario textil Teddy Karagozián anunció recientemente la reapertura de una planta en La Rioja, como un gesto político de cara a lo que viene
El empresario textil Teddy Karagozián anunció recientemente la reapertura de una planta en La Rioja, como un gesto político de cara a lo que viene

“El gobierno que está por iniciar habla de las industrias del país, un discurso ausente en estos últimos cuatro años. A las industrias en general y a los textiles en particular, no sólo se nos ignoró, sino que se nos denostó no comprendiendo la capacidad que tiene el país para la industria textil”, dijo el empresario durante su discurso. El sector perdió 28.000 empleos formales y otros 20.000 informales, calculan en la industria.

En cuanto a las propuestas del sector textil para la nueva gestión, fueron la Fundación Pro Tejer y la Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria (CIAI) las encargadas de presentárselas a los interlocutores del nuevo gobierno. Según afirmó a Infobae el secretario de la fundación, Luciano Galfione, “el problema de la Argentina es que no hay dólares, por lo que hay que priorizar la fabricación nacional. Y ya con eso a los sectores sensibles rápidamente les permite reactivar”. El directivo remarcó que todavía hoy hay una porción de la sociedad que sigue consumiendo, por lo que si esa gente comienza a consumir productos nacionales en lugar de importados, beneficiará a las industrias locales, que claramente deberán “aflojar con los precios”.

Algunas de las sugerencias planteadas por Pro Tejer fueron las siguientes:

-Implementar un acuerdo económico y social, de manera de dar previsibilidad a variables críticas que contengan la inflación con un techo razonable. “Estas variables deben ser esencialmente alimentos de primera necesidad, tarifas de servicios públicos y salarios, sabiendo que sin salario no hay consumo, pero sin rentabilidad no hay empresas, ergo no hay salario”, remarcó Galfione.

-Acceso a crédito para inversión productiva y capital de trabajo a tasas preferenciales y medidas de incentivo al consumo, como mantener los planes Ahora 3, 6 y 12 pero con tasas preferenciales.

-Refinanciación de deudas fiscales para reactivar a las pymes paralizadas y suspensión de embargos por el término de al menos 180 días.

-Tarifas de servicios públicos esenciales para la industria (básicamente luz y gas) que no sigan la lógica del ajuste del tipo de cambio para no incentivar la inflación.

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-Promoción de las exportaciones: eliminación de todos los derechos a todos los productos de origen industrial (MOI) y aumento de reintegros que compensen la incidencia de los impuestos internos.

-Administración inteligente del comercio exterior para favorecer al sector productivo, facilitando el acceso a los insumos no producidos y dar previsibilidad para la sustitución de importaciones. “En estos últimos años quedó demostrado que sólo por importar productos terminados los precios no bajan y sólo generan desempleo, porque debemos entender que el problema argentino no está en la producción, sino en la falta de competitividad sistémica”, aseguró Galfione.

El sector de calzado le mandó sus propuestas al presidente electo a través de Cafiero y mantiene, como el resto, fluidos contactos con el futuro gobierno. En los últimos cuatro años, la actividad perdió más de 10.000 empleos formales y un total de 30.000 si se suma a los informales, y unas 200 fábricas cerraron sus puertas. “El gobierno que viene debería hacer foco en los sectores más golpeados y más castigados; muchas pymes quedaron muy heridas”, afirmó el secretario de la Cámara de Calzado, Horacio Moschetto.

Según remarcó, ante la consulta de este medio, el punto de partida debería ser la recuperación del mercado interno. “Después tenemos un plan para generar puestos de trabajo con un scoring, que implica que si creás más empleo, pagás menos impuestos. Lo mismo si invertís o si exportás”, aseguró el dirigente. En cuanto a la administración del comercio, en el sector creen que debe ser “equilibrada y justa”; no pretenden cerrar completamente las fronteras, pero sí controlar mucho más que ahora lo que entra y cómo ingresa al país. “Queremos volver a usar las herramientas de control permitidas por la OMC, que se han dejado de lado, como es el caso de las licencias no automáticas, por ejemplo”, señaló Moschetto, quien además considerar fundamental desarrollar el mercado externo, con la recuperación del doméstico como plataforma.

(NA)
(NA)

Por su parte, los empresarios de la industria del juguete se reunieron con los economistas Kulfas y Cecilia Todesca y además de transmitirle la caída de producción y del empleo en el sector, les pidieron trabajar en un plan de beneficios tanto para impulsar la fabricación, como también las ventas. Como el Día del Niño, en agosto, la Navidad en diciembre es una de las fechas clave en el negocio juguetero. La mala noticia para la industria es que, en plena transición, no hay con quién negociar beneficios financieros para traccionar la demanda. Preparan igualmente descuentos y cuotas, pero por esfuerzo de los propios empresarios, confirmó el titular de la Cámara del Juguete (CAIJ), Emmanuel Poletto.

El directivo enfatizó que “hay que ponerle plata en el bolsillo de la gente”. Más allá de que no todas las fábricas están en condiciones actualmente, creen que es favorable en la medida en que crezca el consumo. El sector del juguete también sufrió la caída de las ventas no sólo por la contracción del mercado en general, sino también por el aumento de las importaciones, que crecieron en volumen 80% durante la gestión de Macri. Poletto aseguró que la producción nacional pasó de tener el 50% del mercado al 30% y que de 323 importadores de juguetes que había en 2015, hoy hay 548.

“No estamos en contra de las importaciones, pero hay mucha mercadería que ingresa a los valores de la materia prima internacional. Esos son los llamados de atención. En las góndolas, hay hasta juegos de playa importados de China”, señaló el presidente de la cámara. En este sentido, pidió volver con mayores controles y avanzar con un plan de estímulos que incluye líneas de crédito a tasas bajas para financiar la producción y el consumo. Los empleos perdidos en la actividad suman 4000 formales.

La industria marroquinería, a su vez, perdió 3.500 empleos y más de 130 fábricas. La caída de la producción este año será de 35% versus 2018, que ya había cerrado con una baja del 30%. Las medidas que pide este sector son similares a las que reclama el resto: financiamiento barato, una mayor administración del comercio, congelamiento de tarifas, combustibles y peajes que afectan los costos de logística y un esquema de moratoria de la AFIP para que algunas pymes puedan levantarse y volver a caminar, aseguró Ariel Aguilar, de la Cámara Industrial de las Manufacturas del Cuero (CIMA).

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