La ausencia de rumores de nombres que van a integrar el gabinete de Alberto Fernández, la falta de versiones dispares sobre los primeros pasos en la economía, la recomposición subterránea de las relaciones comerciales con Brasil y otras señales menores, le dieron algo de tranquilidad a los inversores.
Y el dato más sobresaliente, no fue, precisamente, la tercera baja consecutiva del riesgo país, que esta vez cedió 2,2% (37 unidades) a 2.225 puntos básicos.
Esta baja se produjo porque el mercado está sobrecubierto y decidió apostar a bonos que haya o no default son proveedores de ganancias a futuro por lo ínfimo de su precio. ¿O acaso puede alguien pensar que el Bonar 2020 que tiene una tasa de retorno superior a 230% puede subir en tres días más de 10%? Cuando un bono tiene una paridad tan reducida está en default no declarado porque el nivel de sus precios en dólares más bajo no puede ser. Además, es el bono de más riesgo porque es el primero en vencer en su totalidad el año que viene. Por supuesto, puede ser el primero que caiga en default o el primero de los que vencen que entre en el canje o reprogramación de la deuda. Esa es la cuestión.
También subieron más de 1% los bonos más largos que vencen en 2033 y tienen la mayor ponderación en el Embi, el indicador que confecciona JP Morgan.
Pero no es casualidad que, mientras se hay un pequeño verano entre los bonos, la calificadora de riesgo Moody’s advirtió que los países emergentes van a tener una caída en sus economías, pero no los ven en recesión salvo a la Argentina que tuvo los comentarios más adversos del informe que lo ubicó entre los pocos países que van a tener “una larga sombra” política y económica.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) empeoró sus pronósticos para este año. Señala que la Argentina va a caer 3% y ese número es un fuerte peso para el próximo año porque el arrastre puede hacer que la caída del PBI en 2020 pueda ser mayor a la imaginada que está en alrededor de 2,1%.
Pero el dato que muestra que se están perdiendo temores, lo que no significa dejar de lado la cautela, es que el viernes pasado los depósitos en dólares crecieron USD 149 millones, algo que no sucedía desde el 19 de octubre pasado cuando mejoraron 49 millones.
Este dato, muestra que hubo sobre reacciones en la dolarización y en el precio de bonos y acciones y los tenedores de dólares están saliendo del colchón o por lo menos ya no se los llevan de los bancos.
Los apostadores a los riesgos de máxima imaginaban que peligraba hasta la integridad de sus depósitos en dólares y que el enfrentamiento que podría haber con Donald Trump iba a impedir una salida al problema de la deuda. En ese cóctel se incluía una fuerte recesión y riesgos de hiperinflación. Ahora, las perspectivas siguen siendo pesimistas, pero no llegan a aquellos extremos.
Pero esto no indica que el riesgo país vaya a seguir bajando, que renacerá la Bolsa y se podrá levantar el cepo. El movimiento es una reubicación del riesgo en un lugar más cómodo.
Por caso, la Bolsa, interrumpió tres ruedas consecutivas de alza. El S&P Merval, el índice de las acciones líderes, cedió 0,52% con escasos negocios por $452 millones.
Las empresas de energía fueron las más castigadas. Pero lo curioso es que YPF a pesar de la fuerte suba del petróleo en el mundo (+2,6%) por segundo día consecutivo, haya perdido 1,54%. La otra petrolera, Ternium, alentada por la noticia, subió 1,25%.
Lo que es lógico es que las empresas de electricidad y de gas se vean afectadas porque la noticia de la suba del crudo implica que van a tener que aumentar las tarifas para que no les pegue de forma negativa en sus balances, algo que no pasa por la mente de los responsables de la economía en la próxima gestión. Por esto Transportadora de Gas del Norte bajó 3,91%; Pampa Energía, 2,09% y Edenor y Transportara de Gas del Sur, 2,08%.
En Wall Street los ADR’s argentinos –certificados de tenencias de acciones que cotizan en dólares– padecieron una rueda negativa. Las pérdidas no fueron grandes. El papel más afectado fue Loma Negra con 1,96%, seguido de BBVA con 1,85%. Entre los ganadores, sorprendieron IRSA con un alza de 4,50% y Despegar con 3,98 por ciento.
El dólar tuvo un día de pocos negocios. En bancos y casas de cambio la divisa subió 1 centavo a $62,91. En la plaza mayorista con pocas operaciones (apenas USD 217 millones) el Banco Central fue nuevamente comprador de alrededor de 100 millones y el dólar subió 6 centavos a 59,81 pesos.
La Bolsa interrumpió tres ruedas consecutivas de alza. El S&P Merval, el índice de las acciones líderes, cedió 0,52% con escasos negocios por $452 millones
El contado con liquidación perdió 97 centavos por la suba de los bonos con que se triangula la salida de capitales, y cerró a 74,72 pesos. El dólar Bolsa o MEP, padeció la misma situación y bajó 48 centavos a 71,47 pesos. El dólar libre quedó sin cambios en 66,75 pesos.
Las reservas continuaron en alza. Esta vez aumentaron 39 millones a USD 43.536 millones. Las compras del banco Central en la plaza mayorista fueron decisivas, porque la baja del euro y del oro las afectó al igual que los pagos a organismos internacionales.
Para la última rueda de la semana se espera que sigan los reacomodos porque, a pesar del mejor humor, el mercado continúa volando a ciegas y con pocos instrumentos confiables.
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