Las dos herramientas tradicionales de ahorro para los argentinos se volvieron adversas. El control de cambios permite acceder a solamente USD 200 por mes, mientras que los plazos fijos vieron caer sus tasas más de 10 puntos en el último mes. Las pocas opciones que ofrece el mercado son el dólar paralelo o bien instrumentos financieros con una carga de riesgo elevada, como los bonos reperfilados. Este escenario puede dar una buena bienvenida al gobierno de Alberto Fernández: los analistas prevén que todos los pesos sin destino en los bancos puedan destinarse al consumo de autos o electrodomésticos.
“El ahorrista quedó acorralado por el combo de política monetaria y cambiaria. La tasa real es negativa y es probable que en el tiempo eso se acentúe. El plazo fijo deja de ser tentador, salvo que se inicie una etapa de estabilidad cambiaria que haga que la tasa sea atractiva en dólares. Pero el tipo de cambio actual es competitivo pero alejado de sus máximos históricos”, explicó el analista Gustavo Ber.
Para aquellos que hoy quieren salir del plazo fijo, según Ber, esa encrucijada solo tiene dos salidas: la dolarización o el consumo. Una alternativa para cierto nivel de ahorristas es “entrar en las brechas”, apuntando a las diferencias entre el dólar mayorista y otras cotizaciones. Todavía, las brechas no se ampliaron demasiado, por lo que todavía es momento de ingresar. “El dólar MEP puede sonar razonable y barato para un pequeño ahorrista, con una brecha del 20%. En el caso del ‘contado con liqui’, la brecha crece al 30%, pero requiere de una cuenta en el exterior, un broker y la decisión de sacar los dólares del país, no es para cualquier ahorrista”, apuntó Ber. La diferencia con el dólar paralelo todavía no despega: es menor al 5%.
Las tasas de interés para plazos fijos minoristas promedian el 45%. Por el mismo depósito, hace un mes un banco podía llegara a pagar casi el 60%. El Banco Central estableció un piso de 63% para la tasa de referencia a comienzos de mes, el cual fue alcanzado rápidamente. La tasa real negativa, es decir, que pierde frente a la inflación, desalienta a los ahorristas. “Hay un objetivo de bajar las tasas, en coincidencia con lo que ya pidió Alberto Fernández, por lo que no descartaría que el piso de 63% sea perforado”, señaló Gustavo Neffa, director de Research for Traders, quien pone un ficha en los bonos en dólares. Algunos, como el Discount o el Centenario, pagan su cupón antes de fin de año.
Para Neffa, se viene “una expulsión de pesos” del sistema financiero: “Muchos pequeños inversores van a apuntar a opciones fuera del mercado, como automóviles 0 km. Esto va a ayudar a reactivar gran parte del consumo reprimido en los últimos años. Es el modelo que llevó adelante el kirchnerismo en 2014 y 2015 y es probable que vuelva con el próximo gobierno. Ayuda a reactivar en el corto plazo, pero hacia el largo no es sostenible”-
En el mismo sentido, Ber augura que durante el próximo gobierno la Argentina vaya hacia “un sistema que induce al mayor consumo, tanto de bienes durables como semidurables. Se va a privilegiar el financiamiento productivo, con las tasas subsidiadas, para hacer caer las tasas tanto activas como pasivas. Está claro que la expansión monetaria no es positiva para el control de la inflación. Pero hay que ser justo: en el corto plazo, la mayor emisión no va trasladarse por completo a los precios, porque existe una demanda de dinero surgida de tanto tiempo de depresión económica."
Bajo el argumento de que la inflación, aún siendo alta, no tiene perspectivas de subir, los analistas ven factible que el Banco Central siga impulsando la baja de tasas. “Pueden caer algo más, de manera gradual y escalonada, y el nivel de 63% podría ubicarse en 58 o 60%”, apuntó Ber.
Guillermo Barbero, analista de First Capital Group, coincide en ese diagnóstico de tasas a la baja. Y advierte que todavía hay demasiados interrogantes para el inversor: “No hay alternativas sencillas en el corto plazo. Hay pocas precisiones, aún para las empresas que no quieren perder el valor de sus excedentes. Los bonos, hasta que no se sepa quién va a estar a cargo de la negociación, son una apuesta especulativa de muy alto riesgo”.
Para el ahorrista de a pie, Barbero destaca la posibilidad de hacer plazos fijos por vía electrónica en un banco en el que no se es cliente: “Es sencillo de chequear y ayuda a conseguir una tasa mejor. El ahorrista un poco más sofisticado que quiere mantenerse en pesos puede apuntar a los fideicomisos financieros, que ofrecen una tasa superior al plazo fijo con un nivel de riesgo similar y devuelven el capital y los intereses en 3 o 6 cuotas".
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