Martín Guzmán, uno de los asesores “fetiche” del nuevo gobierno en materia de deuda pública, goza del respeto de buena parte de la comunidad académica local, aunque todavía no tiene experiencia en políticas públicas.
Alumno de la carrera de Economía en la Universidad de La Plata, no sólo tiene como referente al premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz, sino también al prestigioso economista argentino Daniel Heymann.
Heymann, uno de los arquitectos del Plan Austral, fue profesor de Guzman y lo incorporó al del Instituto de Investigaciones de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA.
Hincha del Lobo
Como destacó Infobae esta mañana, Guzmán, fanático del club Gimnasia y Esgrima de La Plata, presentó ayer ante la ONU una propuesta sobre la deuda local que incluye no realizar pago alguno por dos años, no pedir nuevos desembolsos del FMI para el pago de deuda a inversores privados, negociar de buena fe con los acreedores y alinear el plan con la necesidad de recuperar la sustentabilidad de la deuda.
Su presentación ante la ONU está en línea con la importancia que el kirchnerismo le otorgó al sistema de Naciones Unidas en relación a la cuestión de la deuda, pese a su nulo peso específico en esta materia
El joven economista pasa la mitad del año en la Universidad de Columbia, en Nueva York, y el resto entre Buenos Aires, donde dicta un curso intensivo en la UBA sobre Macroeconomía y Deuda, y en otros países dispuestos a escuchar sus consejos teóricos sobre la reestructuración de pasivos soberanos.
Quienes lo conocen aseguran que, aunque está muy cómodo en su rol académico en la bella universidad del norte de Manhattan, las políticas públicas lo entusiasman y estaría dispuesto a mudarse por un tiempo para formar parte del gobierno de Alberto Fernández.
Heterodoxo y ambicioso, Guzmán tiene en Matías Kulfas a su nexo más sólido en el círculo del presidente electo, más allá del buen vínculo previo entre Cristina Kirchner y el propio Stiglitz. Su vínculo con Stiglitz comenzó en 2012, cuando fue convocado por la Asociación Internacional de Economía para comentar una investigación del ex jefe de asesores del presidente Bill Clinton y ex economista jefe del Banco Mundial nacido en Indiana en 1943.
Actualmente es miembro del Institute for New Economic Thinking Taskforce on Macroeconomic Efficiency and Stability, presidido por Stiglitz.
Su presentación ante la ONU está en línea con la importancia que el kirchnerismo le otorgó al sistema de Naciones Unidas en relación a la cuestión de la deuda, pese a su nulo peso específico en esta materia. De hecho, cuando el gobierno de Cristina Kirchner cayó en el default soberano en 2014 por falta de acuerdo con los acreedores del sector privado, el entonces ministro de Economía, Axel Kicillof, impulsó una resolución que establece nueve principios básicos para guiar la reestructuración de deudas soberanas.
Su efecto práctico era nulo, dado que el juicio ya se había perdido y porque las cortes bajo las cuales se dirimían los conflictos no reconocían a las Naciones Unidas como una instancia de revisión.
Previamente, el gobierno de Néstor Kirchner había rechazado la propuesta de un tribunal para las deudas soberanas que impulsaba en aquel entonces el Fondo Monetario Internacional (FMI), ya que el equipo económico liderado por el ministro Roberto Lavagna consideraba que así negociaría desde una posición de mayor fortaleza con los bonistas en default.
Stiglitz Corazón
Más allá de su propio background, Guzmán ganó puntos dentro del kirchnerismo por la gran relación entre Cristina Kirchner y Stiglitz, uno de los pocos economistas extranjeros que elogió su política económica durante varios años y a quien se recibía con todos los honores cada vez que aterrizaba en Buenos Aires. Tal vez uno de los momentos más sublimes que vivió fue cuando los militantes de La Cámpora le cantaron, en un restaurante de La Recoleta: “Stiglitz, Stiglitz, Stiglitz corazón, acá te saludamos los soldados de Perón”. Si resuelve el complejo panorama de la deuda su discípulo argentino podría gozar de las mismas plegarias.
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