En una situación compleja de recesión combinada con alta inflación, caída del poder adquisitivo de los salarios y las jubilaciones, y de negociación con los acreedores, la discusión sobre cómo financiar el déficit fiscal vuelve al centro de la escena. En este marco, empiezan a surgir diversas ideas sobre cómo cerrar el agujero fiscal.
Según un informe del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), de los últimos 59 de historia, 52 cerraron con déficit. “En 2019 estamos con un desequilibrio primario que es del orden del 1% del PBI. Y si se toma un sendero razonable de recaudación y de gasto público ajustable por movilidad para 2020, es esperable un déficit primario de al menos 2% del PBI el año que viene. Esto hace muy difícil pensar en tener superávit primario, lo que en principio sería lo más lógico para demostrarle a los acreedores una capacidad de pago razonable de la deuda”, explicó el informe.
En lo primero que se piensa es en una política fiscal contractiva. Pero pocas veces se piensa en una baja del gasto público como política fiscal también contractiva
La propuesta de los especialistas del instituto es bajar los impuestos en lugar de subir los que ya existen o crear otros nuevos, que suelen ser las propuestas más habituales para cerrar el agujero fiscal. “En lo primero que se piensa es en una política fiscal contractiva. Pero pocas veces se piensa en una baja del gasto público como política fiscal también contractiva. Parece que en Argentina siempre hay espacio para cobrar más impuestos de manera transitoria mientras la economía arranca”, aseguraron.
“Habrá que ver si se vuelve a optar por el camino habitual de subir impuestos y esperar que eso derive en un mejor funcionamiento de la economía, o si se intenta trabajar por el lado de la baja de impuestos y la creación de incentivos tributarios transitorios que reactiven determinadas actividades y sectores”, dijeron.
Según detallaron, esta política habitual de incrementar impuestos provocó que existan hoy 163 tributos en la Argentina, entre los niveles nacional, provincial y municipal mientras el déficit fiscal continúa en niveles relativamente elevados. “No hay conciencia de la carga tributaria total que recae sobre un asalariado o sobre una empresa formal en nuestro país. Dado esto, las situaciones de emergencia permiten la creación de marcos legales que brindan la garantía para avanzar con diversos cambios, siempre transitorios. La vía de transformar esos cambios en permanentes ha sido la renovación permanente de las leyes de emergencia. Y, de este modo, la emergencia ha terminado siendo la regla”, señalaron.
El Iaraf mide la carga tributaria argentina desde 2011 hasta la actualidad. Entre los años 2011 y 2015 la carga tributaria fue creciente pasando del 49% en 2011 al 53,2% en 2015. A partir de 2015 se inició un descenso y este año llegó al 49%. “La conclusión que surge de este indicador es que este año la carga tributaria, luego de haber crecido durante cuatro años y bajado durante otros cuatro años, es igual a la de 2011, que ya tenía un nivel elevado”, señalaron.
Si se toma un sendero razonable de recaudación y de gasto público ajustable por movilidad para 2020, es esperable un déficit primario de al menos 2% del PBI el año que viene
El indicador de carga tributaria incluye a casi todos los principales tributos de Argentina: IVA; Ganancias, aportes y contribuciones a la seguridad social, impuesto a los Bienes Personales, impuesto a la renta financiera, impuestos internos, impuesto provincial a los Ingresos Brutos y tasas municipales, entre otros. “Cuando se está en la formalidad, la carga tributaria está en el orden del 50% del ingreso”, detallaron.
Para el próximo Gobierno, según el documento del Iaraf, una opción posible es que junto a la reestructuración de la deuda y la definición de la política de gasto público, se discuta y defina una reforma del sistema tributario. “Habría que evitar caer como casi siempre en decisiones tributarias urgentes bajo un contexto de emergencia. Porque la evidencia es contundente: los impuestos transitorios nunca dejan de existir en el tiempo y por ende consolidan las distorsiones”, afirmaron.
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