La Secretaría de Finanzas, a cargo de Santiago Bausili, informó que el total de la deuda pública, externa e interna, disminuyó en octubre a USD 310.479 millones, desde un monto extremo de USD 341.958 millones anotado en julio, previo a la crisis cambiaria que provocó el resultado de las PASO, adverso al Gobierno, y luego ratificado en las elecciones generales de octubre.
Respecto del nivel estimado para septiembre significó un recorte de USD 773 millones, el cual se explicó principalmente por pagos netos a los acreedores al cerrarse los mercados para acceder a la renovación de préstamos a más plazo por USD 1.064 millones y el efecto de la devaluación sobre las acreencias en pesos y en monedas diferentes al dólar por el equivalente a USD 323 millones.
Por el contrario, mantuvieron la senda ascendente en su conversión en moneda extranjera los compromisos en pesos ajustados por inflación, sumaron USD 266 millones; y la capitalización de Bonos del Canje, Préstamos Garantizados, Pagaré Banco Nación, Bocones y otros, por USD 326 millones, principalmente.
Mantuvieron la senda ascendente en su conversión en moneda extranjera los compromisos en pesos ajustados por inflación, sumaron USD 266 millones; y la capitalización de Bonos del Canje, Préstamos Garantizados, Pagaré Banco Nación, Bocones y otros, por USD 326 millones
De este modo, en el trimestre agosto a octubre el Gobierno nacional logró, impuesto por las condiciones de mercado, la reducción del total de los compromisos del sector público en en más de USD 31.000 millones, en ese caso principalmente por efecto de la depreciación del peso que pasó a cotizar de $45 a más de $60 por dólar que provocó la “licuación” de casi USD 18.500 millones; mientras que otros USD 13.343 millones se recortaron por pagos netos a acreedores, principalmente un conjunto de bancos que solicitaron la cancelación anticipada de crédito contra garantía de títulos públicos que perdieron aceptación en la plaza.
Estructura de los compromisos de la Administración Central
La Secretaría de Finanzas también informó que al 31 de octubre la situación de la deuda en situación de pago normal estaba nominada en un 80% en moneda extranjera y 20% en pesos.
Del total de las obligaciones en divisas, casi en una proporción de 4 a 1 corresponde a dólares, mientras que cerca de un cuarto se concentra en Derechos Especiales de Giro, que es la moneda técnica que usa el Fondo Monetario, determinado por la proporcionalidad de los países miembros de mayor peso en el directorio de la entidad; y un 9% en la moneda de la Comunidad Europea.
En términos de tasa de interés, la estructura está concentrada en poco más de la mitad fija; 39% variable y 10% cero cargo.
Mientras que por tipo de instrumento, pese al rol activo que en el último año tuvieron los desembolsos del Fondo Monetario, la mayor parte estaba concentrada en títulos públicos; con poco más de 70% cuando se agregan las Letras del Tesoro y adelantos transitorios del Banco Central; 22% organismos internacionales y el resto se reparte en organismos oficiales 2%; y saldo pendiente de reestructuración y otros por el 2% restante.
Los economistas del Banco Central esperan “para el cierre de 2019 e inicio de 2020 -dada la evolución reciente de las principales variables financieras y del sector real de la economía- un escenario operativo desafiante para el sistema financiero. En términos de riesgos exógenos, los factores de incertidumbre local podrían llevar a configurar nuevos períodos de tensión sobre los mercados y en el nivel de actividad agregado, con eventual efecto sobre el proceso de intermediación del sistema bancario”.
Sin embargo, en su Informe de Estabilidad Financiera la autoridad monetaria resalta: “los factores de fortaleza relativa que actualmente muestra el sistema financiero argentino”, de ahí que considera: “deberían registrarse episodios muy extremos de materialización de riesgos para que las condiciones de estabilidad financiera local se vean afectadas de forma significativa”.
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