El economista Esteban Domecq analizó la herencia que deja Mauricio Macri y dio su receta para superar la estanflación

En una entrevista con Infobae, el presidente de Invecq Consultora, resaltó el rol de avanzar hacia la eliminación del déficit fiscal para poder crecer de modo sustentable

"Ya se ingresó en la fase 2, superada la incertidumbre que era despejar quién va a gobernar la Argentina. Ahora quedan dos incógnitas: qué quiere hacer Alberto Fernández con la economía y cómo lo va a hacer"

A dos semanas de las elecciones que permitieron despejar una de las grandes incógnitas que tenían los economistas para definir los escenarios para el próximo año, aún persisten dos no menos relevantes: quiénes integrarán la mesa chica del gabinete económico del presidente electo; y cuáles serán las prioridades de política, para intentar revertir un ciclo de 8 años en estanflación, estancamiento e incluso recesión moderada, pero sostenida, con alto ritmo de aumento de los precios.

Más aún, porque a esos 8 años se le suman otros 80, en los cuales predominaron los ciclos recesivos sobre los expansivos, un caso inédito en la historia mundial, y según comenzó a hacer foco Esteban Domecq en sus trabajos de consultoría, a través de Invecq, de la que es presidente y fundador desde 2012; y de la docencia en la cátedra de Macroeconomía y doctorado de la Ucema, y en sus trabajos como director general del Congreso Económico Argentino y de la Exposición Argentina de Economía, Finanzas e Inversiones.

- Tras haber analizado en varios trabajos el largo ciclo de decadencia de la economía argentina ¿cómo ve los primeros pasos del presidente electo, y sus referentes económicos más cercanos, los ve compenetrados de esta realidad, o están más orientados a revertir la coyuntura?

- Es difícil saberlo, porque obviamente hasta hace pocos días estaban comprometidos con la campaña electoral. Pero claramente, ya se ingresó en la fase 2, superada la incertidumbre que era despejar quién va a gobernar la Argentina. Ahora quedan dos incógnitas: qué es lo que quiere hacer Alberto Fernández con la economía y cómo lo va a hacer. Me parece que hasta el 10 de diciembre vamos a estar con mucha especulación sobre eso. Hasta el momento lo que estamos escuchando son frases desarticuladas de distintos referentes económicos, pero todavía fuera de un marco integral o general de política económica. Espero, sin subestimar a los funcionarios que presuntamente van a ocupar los cargos, que comprenden la gravedad de la situación económica, sobre todo desde el punto de vista de lo estructural.

Creo que la Argentina tiene una agenda coyuntural, que es la que se disparó en el segundo trimestre de 2018 cuando la economía comenzó a quedarse sin dólares, y donde comienza a jugar el Fondo Monetario Internacional, que arrastra un escenario recesivo para 2018 y 2019, muy condicionado por el ciclo político que golpea con desconfianza y eso afecta el frente financiero, las reservas internacionales y el tipo de cambio. Y este ciclo coyuntural está dentro de un fenómeno estructural que hace que desde 2011 no podemos crecer. Por eso será clave en el punto de partida acertar el diagnóstico.

- Por lo que trascendió y por los referentes económicos que tiene Alberto Fernández ¿cree que están embebidos por esa complejidad de la economía, o los ve muy concentrados en que la situación actual es un mero fenómeno coyuntural, y hacia el largo plazo en que se focalizarán en volver a cerrar la economía, elegir sectores a los que se va a apoyar, negociar con pocos países; más controles de cambios y de precios …?

- En estas dos semanas desde el 27 de octubre, observo señales mixtas. Por un lado, los veo haciendo foco en que, por ejemplo, la economía necesita generar dólares genuinos, con más exportaciones, lo cual es muy acertado; pero por el otro, se ponen mucho focos en impulsar el consumo interno, a través de apuntalar la recomposición salarial; y también están hablando de tipo de cambio competitivo, un esquema a lo que tenía acostumbrado Néstor Kirchner en su presidencia. Por tanto, creo que todavía es muy prematuro para poder capturar realmente las señales de fondo del eventual nuevo equipo económico.

Tiendo a creer, de vuelta sin subestimarlos, que entienden que acá hay una economía que tiene muchas restricciones presupuestarias, sobre todo en el frente fiscal. El programa económico debiera tener un primer pilar que asegure, por un lado, la convergencia de las finanzas públicas, esto es equilibrar ingresos con gasto público; y la segunda pata del frente fiscal tendría que ver con la regularización de la deuda pública, que incluya la renegociación con el sector privado y con el Fondo Monetario Internacional.

Los veo haciendo foco en que la economía necesita generar dólares genuinos, con más exportaciones, lo cual es muy acertado; pero por el otro, se ponen muchos focos en impulsar el consumo interno, a través de apuntalar la recomposición salarial; y también hablan de tipo de cambio competitivo

Luego, despejado el horizonte, la tercer pata del plan tiene que tener, sí o sí, eje en el frente monetario, donde por un lado hay un problema que tiene que ver con el exceso de emisión de Leliq, que es un exceso de monetización que la economía no ha podido absorber; y hay un proceso inflacionario que fue ganando fuerza en los últimos años, cada vez está corriendo más rápido, por ende, ya no tiene la economía mucho más capacidad para absorber ese exceso de pesos, y por lo tanto el riesgo es mucho mayor. Y además hay un serio problema con el stock de reservas internacionales que ha venido cayendo desde que se desató la crisis cambiaria.

- Justamente, a partir de esas 3 grandes distorsiones o problemas, ¿cree que hay margen para esperar hasta el 10 de diciembre, o, sin pretender co-gobernar, debiera acelerar los tiempos de la transición para destrabar la renegociación de la deuda y el acuerdo con el FMI que es hoy es el único prestamista de última instancia que tiene la Argentina en forma inmediata?

- Con el control de cambios, que es casi total, eso de alguna manera frena mucho, casi absolutamente, el drenaje de divisas, y le hace ganar tiempo al próximo gobierno para empezar a implementar el nuevo programa. Es muy importante lo que usted plantea porque al contener la pérdida de reservas permiten oxigenar el frente financiero del primer trimestre, o de los dos primeros del año que viene. Pero además se requiere, indefectiblemente que en sus primeros meses se resuelva el reperfilamiento de la deuda con el sector privado y el FMI. Creo que ya se debería estar trabajando en eso, debiera ser el tema de la agenda de noviembre y de diciembre por parte del gobierno electo, y eso sí se podría hacer justamente con las autoridades actuales.

"Se requiere, indefectiblemente que en sus primeros meses se resuelva el reperfilamiento de la deuda con el sector privado y el FMI. Creo que ya se debería estar trabajando en eso, debiera ser el tema de la agenda de noviembre y de diciembre por parte del gobierno electo"

- ¿Demorar la negociación de la deuda podría llevar a perpetuar a la Argentina en la recesión, la cual lejos de estabilizarse puede incluso acentuarse, como prevé el REM del BCRA que mostró que en el cuarto trimestre la actividad caerá más que en el tercero?

- Lo que veo en el sector real es que se está viendo el coletazo de la crisis cambiaria, producto del shock político que provocó el resultado de las PASO. Se venía con un nivel de actividad que desde noviembre de 2018 venía transitando piso, a pesar del tropiezo de marzo cuando se aceleró la tasa de inflación; ahora estamos ante un nuevo cimbronazo en agosto y septiembre derivado del resultado electoral. Y por tanto la economía, en términos reales, entra golpeada hacia fin de año.

Ahora se sabe que cambiará el conductor en este barco, por eso se requieren señales. La dinámica de la economía real no la va a cambiar la transición y eventuales noticias, ni medidas. Si se quiere, como positivo, así como el enorme tamaño del Estado es el que nos impide poder crecer; por el otro lado contiene que la economía no se siga rompiendo más, al estilo de fines de 2001 y comienzos de 2002. Es muy importante esperar las primeras medidas para poder ver el qué y el cómo, y esto implica conocer cuál va a ser el rumbo, el equipo y las medidas.

Recién ahí podremos ver, en un escenario favorable y si todo sale bien, que en el segundo o tercer trimestre del año que viene la economía comience a dar la vuelta. Ahora, lo que hay que evitar es que la economía se siga rompiendo. Y para eso sí o sí hay que blindar el frente financiero, que es lo que queda una vez implementado el control cambiario y despejar la renegociación de la deuda. No tropezar con un default, una cesación de pagos violenta que después lleve muchos años renegociar esa deuda, porque eso puede ser el disparador de una crisis que se va a empezar a agudizar.

Así como el enorme tamaño del Estado es el que nos impide poder crecer; por el otro lado contiene que la economía no se siga rompiendo más, al estilo de fines de 2001 y comienzos de 2002

- ¿Cómo ve la renegociación de la deuda, cómo cree que debería ser ese proceso para qué, como menciona, la economía no se siga rompiendo? ¿Qué es lo posible y qué es lo más deseable?

- Desde lo deseable pienso en el sector privado y que esta economía necesita recibir muchas inversiones para explotar sectores capital-intensivo en los próximos años, como Vaca Muerta, el litio, la minería en general, el turismo; creo que lo mejor es que cuánto menos se acuerde en términos de quita de capital y de extensión de plazos va a ser más beneficioso para la Argentina en el corto y mediano plazo.

Ahora, desde el punto de vista del desequilibrio fiscal, con 2019 que termina con un déficit primario del orden 1% del PBI y con arrastrare para el año que viene de casi 2% del PBI, y a eso se agrega un poco más de 3% del PBI del pago de intereses, si Alberto Fernández y su equipo no tienen la capacidad de reabrir los mercados, el frente financiero va a seguir complicando mucho el frente fiscal.

Y hoy la economía no tiene los dólares para pagar todos los vencimientos en moneda extranjera, y como todavía no está resuelto el tema de las Leliq y no hay posibilidad de pagar esos intereses emitiendo dinero, a veces lo más perjudicial en el corto plazo termina siendo lo más beneficios en el largo plazo. De ahí que probablemente amerite una quita de capital y también intereses, y un período de gracia de 2 años, más aún cuando el costo político se lo puede atribuir a la gestión de Mauricio Macri, de modo de despejar el horizonte lo máximo posible. Pensemos que en 2021 ya serán las elecciones de medio término.

- ¿Cree que pese a las tensiones que genera el alto stock de Leliq y por tanto el desequilibrio monetario, al ser la consecuencia de la drástica caída de la demanda de dinero, si el nuevo gobierno lograse recuperar la confianza, reaparecerá la demanda de crédito, automáticamente el mercado puede corregir esos excesos?

- Sí, pero para eso ocurra tiene que estar asociado a un programa de convergencia fiscal. Si ese no es el punto de partida del nuevo gobierno, que lo vamos a ver en el primer mes o segundo, se puede entrar en un problema de divergencia con consecuencias muy negativas para la economía, porque hay un problema de stock de Leliq, contenido con altas tasas de interés real positiva; y parte del desarme que vimos en los últimos meses tuvo que ver con la caída de las reservas del Banco Central, las cuales tenderán a cero hacia fin de año, por los vencimientos de deuda. Y en el primer trimestre de 2020 habrá que enfrentar nuevos vencimientos en dólares.

Desde el lado del stock de pesos, habrá que hacer frente a la renta mensual de las Leliq con tasas de 50% o 60% anual, más el financiamiento del déficit fiscal primario, porque estarán los mercados cerrados. Eso proyecta un exceso de pesos. Y si bien la posible recuperación de la actividad puede llegar a absorber algo de esos pesos, frente a la magnitud del problema monetario estimo que sería ínfimo.

Por eso creo que el gran desafío para Alberto Fernández, si es que anuncia la continuidad de la corrección macroeconómica, será revertir los déficit gemelos, fiscal y de divisas, el punto 2 de su programa será blindar el frente monetario. Habrá que ver cómo lo hace, si con más tipo de cambio más alto, por las malas; o con más control de cambios y lo paga con mayor brecha con los tipos de cambio alternativos. Es decir, pienso que en este período, antes de las elecciones de medio término, debería tomar las peores medidas de los próximos 4 años, sobre todo porque tendría que aprovechar que ya estamos hablando de la herencia de la herencia, y gran parte de ese costo político intentará trasladarlo a Mauricio Macri.

"Se requiere un programa de convergencia fiscal. Si ese no es el punto de partida del nuevo gobierno, que lo vamos a ver en el primer mes o segundo, se puede entrar en un problema de divergencia con consecuencias muy negativas para la economía"

- ¿Sí, pero cómo ve en el interior del Frente de Todos, porque en campaña se les prometió aumento de 20% de las jubilaciones, mejora del salario y baja de las tasas de interés para las pymes, y de su análisis surge que no tendrá el presidente electo grados de libertad económica para cumplir con esas expectativas?

- En los últimos días se ha visto que parte de la dirigencia sindical comenzó a ceder sus demandas de mejoras sociales, y renunció al pedido de un bono de fin de año. Axel Kicillof está diciendo lo mismo en la provincia de Buenos Aires. Y creo que una de las ventajas que tiene Alberto Fernández es que puede consensuar con muchos dirigentes del espacio que los primeros meses no sean de tanto reclamo para comenzar a ordenar la macroeconomía. Está claro que hay sectores más radicalizados, pero también le concederán una “luna de miel” de un nuevo gobierno. Y a diferencia de Cristina Fernández de Kirchner en 2015, Mauricio Macri deja dos años en recesión, aumento inflacionario y mayor pobreza, si su primer mensaje es de prudencia y de austeridad, creo que va a tener tiempo para cumplir con sus promesas.

- Sin embargo, así como Mauricio Macri a fines de 2015 no recibió una economía en crisis terminal como la de fines de 2001, ahora, con lo mal que están muchos indicadores, tampoco pareciera que Alberto Fernández vaya a recibir el 10 de diciembre una economía en situación extrema. ¿Cree que la sociedad tiene conciencia de la gravedad de la situación, sobre todo del riesgo de caer en un escenario peor, si no se toman las medidas adecuadas, le va a dar al nuevo presidente un margen de 100 días?

- Si creo que Alberto Fernández va a contar con esa “luna de miel". Es muy importante lo que usted plantea, una cosa es realmente cómo está el organismo y cómo están los órganos; y otra cosa es como lo ven los familiares, si con fiebre, exceso de peso, etc. Y cuando se analizan los números se concluye que no se está ni al 20% de la magnitud de la crisis de 2001-2002. Está claro que hay muchos síntomas, porque subió el desempleo de 8% a 10%; se acumularon 2 años con contracción de la actividad económica, y acumula 6% de caída; inflación acelerando; pérdida del poder adquisitivo, baja el consumo, la inversión. Es una recesión que se siente, pero al lado del 23% desempleo y más de 60% de pobreza del 2001-2002, no estamos ni cerca. Creo que Alberto Fernández tiene una posibilidad de jugar con los resultados que son bastante negativos. Sin embargo, del lado de los “fundamentals de la economía", que es cómo se analiza la situación, se observan importantes mejoras.

Le muestro en el frente fiscal cómo se ha reducido el gasto público, quitándole presión a la economía; el déficit de las finanzas públicas en reversión; el tipo de cambio real, una variable clave para equilibrar el sector externo, la necesidad de dólares del país, Axel Kicillof lo dejó en un nivel de 74, hoy está en 115 puntos. Por lo tanto, veo el frente fiscal, el frente monetario, el patrimonio neto del Banco Central, mejoras notables en todos los indicadores, pero nadie va a votar por eso. Porque la sociedad mira cuánto crecimos, cuánto fue el desempleo, la inflación y la pobreza.

Veo el frente fiscal, el frente monetario, el patrimonio neto del Banco Central, mejoras notables en todos los indicadores, pero nadie va a votar por eso

De ahí que, si analizo la economía como están los órganos, los fundamentals, hoy Alberto Fernández tiene una gran posibilidad de terminar de corregir la macroeconomía con poco esfuerzo. Aunque veo un solo agravante con respecto a la herencia que recibió Mauricio Macri, un problema de confianza y que ya no tiene la posibilidad de conseguir dólares. Eso es muy importante, porque ni bien bajaron los precios de las materias primas, esta economía quedó sobre expandida, con mucha incapacidad de ajustar el salario real; la actividad; el empleo y el nivel de ingresos acorde a una soja que baja de USD 600 a USD 350 la tonelada. En el segundo gobierno de Cristina Kirchner se pudo mantener con las reservas del Banco Central y monetizando la economía; en el gobierno de Mauricio Macri con deuda externa. Pero el próximo gobierno no tiene ninguna de las dos alternativas, entonces sí o si va a tener que terminar de hacer un ajuste macroeconómico, el famoso “vivir con lo nuestro” de Aldo Ferrer.

Lo interesante es que gran parte de esa corrección la absorbió el gobierno de Cambiemos, por las buenas y por las malas, porque hubo ajustes que los hizo el mercado, sobre todo cuando se mira el tipo de cambio. Ahora, cuando veo el tipo de cambio real, con una balanza que en septiembre registró un superávit de USD 1.700 millones, y que el año próximo va a aportar más de USD 15.000 millones; uno de los problemas que existían con una balanza comercial deficitaria en más de USD 10.000 millones, se empieza a corregir.

Entonces, ahí vemos que el nuevo gobierno va a tener un problema de que no va a tener financiamiento, de hecho tendrá que salir renegociar la deuda, pero tiene una ventaja que con un poco más de corrección, si es que quiere continuar con esta normalización macroeconómica inconclusa que deja Mauricio Macri, con consensos políticos puede en el primer semestre, o en los primeros 8 a 10 meses terminar de corregir y empezar a crecer; y de vuelta, de esto nos enteraremos en el mes uno cuando diga “este es mi plan económico” y la medida uno sea ir a la convergencia fiscal, gastos igual a ingresos.

"Alberto Fernández tiene una ventaja, que con un poco más de corrección, si es que quiere continuar con esta normalización macroeconómica inconclusa que deja Mauricio Macri, con consensos políticos puede en el primer semestre, o en los primeros 8 a 10 meses terminar de corregir y empezar a crecer; y de vuelta, de esto nos enteraremos en el mes uno"

- ¿Si no es así?

- Si la medida uno es aumentos a los jubilados, y retrasar tarifas, la Argentina puede entrar en una divergencia fiscal muy peligrosa.

Alberto Fernández va a tener dos alternativas: 1) hace un giro a la ortodoxia, similar a la que hizo Carlos Menem, y anuncia, en acuerdo con el FMI, la continuidad de la política económica, con el actual tipo de cambio real; con este resultado la balanza externa; con algún buen programa en el frente monetario; y con un shock de confianza, la economía puede transitar piso y empezar a recuperar; 2) si por el contrario, quiere volver a la medidas más de corte intervencionistas, populistas, de ponerle plata a la gente en los bolsillos, y demás; va a estar en riesgo de caer en divergencia fiscal; se va a financiar todo el déficit con emisión de pesos, porque los mercados están cerrados; la economía puede entrar en una etapa de “híper estanflación”; es decir profundizar el escenario de más recesión y más inflación que deja el Gobierno de Mauricio Macri.

- ¿La herencia que deja Cambiemos al Frente de Todos es igual, mejor o peor de la que recibió del segundo gobierno de Cristina Fernández de Kirchner?

- De nuevo, si la miro del lado de cómo están los órganos de la economía, creo que hay que mirar más como está el organismo, no sólo si tiene más fiebre. Creo que la herencia hoy es en ese sentido mucho mejor, el problema es que el presidente electo, ya con los cartuchos de deuda utilizados en un ciento por ciento por el presidente Mauricio Macri, y por venir acompañado en una fórmula por la expresidente Cristina Fernández de Kirchner, tiene un serio problema de confianza por parte de los mercados. Es decir, lo veo como un médico que le va a costar mucho conseguir los medicamentos para llevar a cabo la operación al paciente. No sólo eso, estoy viendo además que aún no conocemos el cuerpo médico, ni cuál va a ser el tipo de operación.

Ahora, si tengo que elegir cuál es la mejor herencia, sin dudo me inclino por la del 2019 que la del 2015, porque hoy disponemos de estadísticas oficiales, se llega con un déficit fiscal financiero que se reduce de 6,2% del PBI a 3,8% del PBI; tenemos un déficit fiscal primario que de 4,1% del PBI se reduce a casi 1% del PBI; un patrimonio neto del Banco Central que bien medido, limpio de títulos del Tesoro, era negativo en unos USD 80.000 millones y hoy está en menos USD 30.000 millones. Es decir, veo un paciente con una patología que presenta síntomas de que sigue en enfermo, pero la magnitud de la enfermedad es mucho menor.

Si tengo que elegir cuál es la mejor herencia, sin dudo me inclino por la del 2019 que la del 2015, porque hoy disponemos de estadísticas oficiales, se llega con un déficit fiscal financiero que se reduce de 6,2% del PBI a 3,8% del PBI; un patrimonio neto del Banco Central que, bien medido, era negativo en unos USD 80.000 millones y hoy está en menos USD 30.000 millones

- Pero hay otros resultados que son notablemente negativos, más allá de la falta de estadísticas confiables en 2015, y por eso el Gobierno no logró la reelección…

- Claro que del lado de los resultados veo una economía con más estancamiento; con más inflación; con más desempleo; y más pobreza, porque se acumuló más tiempo soportando esas patologías. Pero desde ese punto de vista también se puede decir que la herencia es mejor, porque eso hoy es visible y da la posibilidad de poder empezar a reconstruir la economía. No se podrá levantar la actividad si no se termina con la operación, no se podrá lograr con la salida fácil, con atajos.

Salir por el lado de la demanda, un aumento del gasto público llevará a que la próxima crisis de estancamiento, que ya lleva más de 8 años, sea mucho más severa. Hoy tenemos un problema coyuntural, que es la crisis que se inició a comienzos de 2018, pero forma parte de un fenómeno estructural más complejo.

- ¿Cómo se sale de esto?

- Ese el tema, porque no estoy viendo a nadie, ni desde el equipo de Macri, ni desde los referentes de Alberto Fernández, que estén hablando de cómo salimos de esto. Veo muchas incoherencias para poder resolver esos problemas estructurales: tenemos una presión tributaria superior al 40% del PBI; están todos los indicadores de competitividad por el piso, la Argentina es hoy una de las economías menos competitivas, pero queremos aumentar las exportaciones. La salvación sería que volvamos a tener suerte y que venga un viento de cola, con una soja que vuelva a USD 500 la tonelada, y que nos tome con una soga desde el cuello para que nos arrastre.

"No estoy viendo a nadie, ni desde el equipo de Macri, ni desde los referentes de Alberto Fernández, que estén hablando de cómo salimos de esto. Veo muchas incoherencias para poder resolver esos problemas estructurales"

- Pareciera que no hay señales de que eso pudiera suceder en lo inmediato…

- Si eso no sucede, la recomendación debería venir por ver de qué manera se destraban los motores de crecimiento. Y creo que del lado de la demanda deben ser indefectiblemente 2: las exportaciones, porque se necesita generar dólares para poder trabajar, la industria necesita dólares, y sin el campo no hay dólares, una sequía nos parte al medio; y por otro lado, la inversión, que es el motor que tiene la capacidad de expandir la economía, es decir el PBI. Para generar dólares se necesita abrir mercados; alianzas comerciales, y obviamente que la economía esté sana. Y del lado de las inversiones, se requieren estímulos y combustible, es decir el ahorro, y eso implica consumir menos. Ahí tenemos un problema, porque el mayor exceso se observa en el gasto público. Y si no hay ahorro se recurre al financiamiento externo, y eso luego dispara una nueva crisis. Y el estímulo es generar rentabilidad, y para eso se requiere hablar de estabilidad macroeconómica; demanda que se expanda; reglas claras; derechos de propiedad; logística; mercado laboral y mercados financieros; porque hoy la Argentina cuenta con los peores indicadores del mundo. Eso requiere pensar en un gran programa económico integral.

"Hoy la Argentina cuenta con los peores indicadores del mundo. Eso requiere pensar en un gran programa económico integral"

- Ese es el diagnóstico, ¿por dónde cree que se debería empezar?

- Creo que hay que empezar por buscar la convergencia fiscal, bajando gasto público en términos del PBI, pero que esa reducción dañe lo menos posible la demanda agregada, y que eso permita comenzar a destrabar al sector privado, vía disminución de la presión tributaria; bajando burocracia; incentivando a sectores claves, como agroalimentos; petróleo y gas; minería; turismo; y servicios asociados al conocimiento que son los que tienen más ventajas comparativas; más ventajas naturales, no artificiales, y que son además grandes sectores con potencialidades de conseguir dólares. Entonces, creo que la madre de todas las batallas es atender a la indisciplina fiscal y su hija la indisciplina monetaria.

Lo primero que hay que hacer es revertir el ciclo 2018-2019. Eso lo puede empezar a hacer Alberto Fernández durante la “luna de miel”, anunciando el equipo y las medidas correctas que posibiliten un shock de confianza. ¿Por qué? La economía que recibirá será de un tipo de cambio real alto; los salarios reales bajos; balanza comercial positiva. De ahí que, con un buen programa fiscal y monetario, la actividad podrá empezar a subir. Después tendrá que resolver la estanflación, eso será mucho más complejo porque implica comenzar a desarticular el tamaño del Estado y sin que la economía se resienta, porque el gasto público es casi la mitad del consumo total.

La economía que recibirá será de un tipo de cambio real alto; los salarios reales bajos; balanza comercial positiva. De ahí que, con un buen programa fiscal y monetario, la actividad podrá empezar a subir

Y, para el largo plazo, hay que entender que el caso argentino es casi único a nivel mundial, porque entre 1880 y hasta el crack de 1929 en Wall Street el PBI por habitante estaba en niveles similares al de Australia, Canadá, Reino Unido y los EEUU. Lo que ocurrió fue que ocurrió un impulso exportador, con un ciclo de precios internacionales de las materias primas muy similar al que tuvo el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. Pero después de 1929 el mundo entró en recesión, y más tarde o más temprano, esos países que lideraban el mundo en términos de generación de riqueza empezaron a acelerar rápidamente, mientras que la Argentina no acompañó esa dinámica, por la sucesión de malas medidas económicas e inestabilidad política que fue común a casi todos los gobiernos, y que se agudizó desde los 80, con inestabilidad macroeconómica en términos de años recesivos, inflación, default, cambios de moneda, devaluaciones. Desaprovechamos los ciclos externos favorables, y cuando se revierten lo pasamos mal con crisis de deuda, inflación y más recesión, lo que nos ha dejado una de las economías mas inestables del mundo.

Fotos: Gastón Taylor

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Este vídeo muestra en 1 minuto, no solo la recesión 2018 y el ciclo de estanflación 2011, sino también como la economía Argentina se fue rezagando respecto a otros países en los últimos 140 años. Pasamos de ser potencia económica a tener el peor desempeño económico del mundo. pic.twitter.com/hbRRw4THgu

— Esteban Domecq (@EODomecq) April 15, 2019

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