“Más allá de estas medidas restrictivas, creemos que los controles van por detrás del verdadero problema de Argentina: nadie quiere pesos. La demanda de dinero es similar a la de fines de la Convertibilidad. Ignorar esta realidad podría ser muy peligroso para la próxima gestión”, detalla la consultora GMA Capital en un reciente informe.
Según GMA Capital, la demanda de dinero es la más baja en 18 años. Para hacer ese cálculo toman los billetes, monedas en circulación y las cuentas a la vista (lo que el Banco Central define como M2) más los plazos fijos y otras inversiones en pesos (como en su momento fueron las LEBAC, pero sin las tenencias de entidades financieras) y se lo compara con el PBI. Si se toma solo el M2, que es más transaccional, da más bajo aún. Eso quiere decir que la economía demanda pesos como si estuviera dolarizada.
Vamos a desdolarizar si hacemos las cosas bien durante muchos años, como Brasil y Chile. Si es forzosa puede ser peor aún. Es una idea del pasado, además: si no hay un cambio de fondo es una expresión de deseos (Persichni)
“Los argentinos demandan pesos como lo hacían en 1999 en tiempos de la convertibilidad. Es decir, el apetito por el peso es tan bajo como cuando la economía era bimonetaria. A la luz de estos datos, hoy Argentina está dolarizada de facto”, detalla el economista Nery Persichini, autor del informe.
Esto es igual a una gran desconfianza en las condiciones generales del país. Así, los pesos giran en las manos de los argentinos cada vez más rápido, algo que puede impactar en el escenario de inflación. “La tasa no tracciona y los argentinos nos sacamos los pesos de encima porque ya sabemos que la inflación será más alta. No hay motivos transaccionales ni de especulación. Se espiralizan las expectativas y eso es grave. Los planes que intentan resolver la situación no tienen un programa real detrás y por eso terminaron siendo veranitos de pocos días”, le explica el economista a Infobae.
En estos días se sumó a la controversia la ex presidente del BCRA durante el gobierno de Cristina Kirchner, Mercedes Marcó del Pont, quien propuso una “estrategia integral de desdolarización de la economía” para poder avanzar en una fase sostenida de “crecimiento y estabilidad”.
Desde la Fundación de Investigaciones para el Desarrollo (FIDE), la economista cercana a Alberto Fernández detalló que esta problemática “debe ser parte de la agenda del acuerdo social impulsado por el gobierno que asumirá funciones a partir de diciembre” y que “el desdoblamiento sin control de cambios no luce como el camino más eficiente para restablecer condiciones de estabilización monetaria y cambiaria”.
Sin embargo, aclaró que “sería ingenuo pensar que este problema tan hondo de nuestro bimonetarismo se arregla simplemente con una medida del BCRA”.
Problema complejo
Persichini cree que es una propuesta para marcar un norte, pero nada más. “Es una expresión de deseos. Ella hizo un documento, pero sin números. Es teoría económica. Me preocupa una pesificación compulsiva; la única forma de que funcione es que sea voluntaria", dice. “Vamos a desdolarizar si hacemos las cosas bien durante muchos años, como Brasil y Chile. Si no, puede ser peor aún”, aseguró.
Sin un plan económico integral que refuerce la credibilidad y restituya la confianza, la demanda de dinero no tiene otro destino que seguir en caída libre (ACM)
Encarar ese proceso implicaría cambios de largo plazo, como bajar la inflación, solidez institucional, estabilidad macro, tasa real positiva y una economía abierta, entre otras variables. “Va más allá de un gráfico. En Brasil, incluso con experiencias más de izquierda, como con Lula y Dilma de presidentes, se mantuvo al banco central independiente y en manos de economistas ortodoxos. Eso da credibilidad a la política monetaria: con caída de actividad mantuvieron la tasa real positiva, incluso con caída de actividad. Los que invertían en reales le ganaban al dólar y por eso en ese país es una moneda extranjera y no una reserva de valor. Les llevó 20 años hacerlo".
El informe finaliza diciendo que sin un plan económico integral que refuerce la credibilidad y restituya la confianza, la demanda de dinero no tiene otro destino que seguir en caída libre. “Este diagnóstico debería estar presente en el equipo de la próxima gestión para evitar que las medidas que se vienen aceleren la brecha cambiaria y la dinámica inflacionaria. Es fundamental que los argentinos no volvamos a tropezar con la misma piedra de siempre”, expresó.
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