Un consorcio integrado por fondos de inversión que tienen sus casas centrales en Nueva York se acaba de conformar para renegociar la deuda con la Argentina. En las próximas horas se terminará de definir quiénes serán formalmente los que representarán a este grupo, que procura aceitar todo lo posible las conversaciones y acelerar los pasos del proceso. La rapidez, consideran, es una parte fundamental para el éxito de la transacción.
En el “steering committee”, tal la denominación en inglés de este tipo de comités, participan algunos fondos que poseen una importante cantidad de bonos argentinos, como Greylock Capital, Fidelity, T Rowe Price, Amundi y, probablemente, Blackrock. Pero es posible que con el correr de los días se vayan sumando más integrantes. El objetivo es llegar a una renegociación lo más “amigable” posible, es decir minimizar la quita de capital e intereses en los futuros bonos que se entreguen.
Su conformación se empezó a organizar después de la reunión anual del FMI organizada en Washington. Allí se vieron las caras varios de los fondos afectados por la la caída de los bonos argentinos y coincidieron en avanzar con esta estrategia. Según pudo averiguar Infobae, ya fueron contactados algunos economistas argentinos y también internacionales para que actúen como asesores de la futura operación. En todos los casos se trata de profesionales con experiencia en procesos de renegociación de deudas.
Tanto los acreedores como el gobierno actual argentino y la futura administración de Alberto Fernández, presidente electo el último domingo, coinciden en que hay que avanzar lo más rápido posible. Si las negociaciones demoran mucho tiempo, aumenta el riesgo de que la Argentina vuelva a caer en un default total, algo que no le conviene a nadie. Si ocurriera, sólo ganarían los fondos “buitre”, que aprovecharían para comprar los títulos a precios aún más bajos que los actuales.
Los fondos de inversión que tienen muchos bonos argentinos buscan estar organizados para acelerar las negociaciones con el futuro gobierno argentino. Los acreedores buscan que las quitas sean lo menor posible, aunque no parece fácil lograrlo
Los bonos con legislación internacional tienen ahora Cláusulas de Acción Colectiva (CAC), que permiten avanzar en una renegociación de los bonos con dos tercios de la aprobación de los acreedores. Eso haría mucho más sencillo el proceso de renegociación, ya que no se necesitan mayorías tan amplias. Esto marca una diferencia sustancial con el canje del 2005, ya que los tenedores que no aceptaban los términos de la reestructuración comenzaban automáticamente a litigar. Los “holdouts” terminaron cobrando el 100% de sus acreencias, es decir tuvieron premio por no aceptar la renegociación.
A principios de esta semana el ministro de Hacienda, Hernán Lacunza, manifestó que la Argentina debía comenzar el proceso de renegociación de la deuda lo más rápido posible. Y los asesores económicos del presidente electo coinciden en que también habrá que avanzar rápido.
El gran escollo en estos momentos es el FMI, ya que se supone que será casi imposible renegociar la deuda sin el paraguas del organismo internacional. El problema es que llegar a otro acuerdo con el Fondo podría demorar mucho más tiempo que el necesario para avanzar con un canje de deuda.
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