No es común que el presidente del Banco Central hable de la tasa de inflación del mes en curso, pero esta mañana Guido Sandleris se salió de libreto y arriesgó la tendencia para octubre: “En la medida en que la inflación vaya bajando, creo que eso ocurrirá en octubre respecto de septiembre, las tasas de interés comenzarán a bajar”.
Claramente, la autoridad monetaria quedó muy influida por el último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) que dio cuenta más de 3 semanas atrás cuando el grado de incertidumbre era notablemente menor al de la última semana que a la inflación de 5,9% en el último mes le podría seguir una desaceleración a 4,4% en el siguiente.
De algún modo, esa lógica replica el comportamiento de un año antes, cuando también en un escenario de creciente incertidumbre en el que se renegociaba la revisión del acuerdo con el FMI de junio, la estampida de la demanda de dólares y consecuente alza del tipo de cambio, redundó en una aceleración de la inflación a 6,5%, y luego se atenuó a 5,4% en octubre.
Un año antes, cuando también en un escenario de creciente incertidumbre en el que se renegociaba la revisión del acuerdo con el FMI de junio, la estampida de la demanda de dólares y consecuente alza del tipo de cambio, redundó en una aceleración de la inflación a 6,5%, y luego se atenuó a 5,4% en octubre
Pero hoy el escenario es bien diferente al de un año antes, porque no sólo el tipo de cambio siguió en ascenso a ritmo muy elevado: 10,2% para el segmento de los pequeños ahorristas bancarizados; 4,2% en el mayorista y entre 26% y 29% en los mercados alternativos para fuga del país a través de operaciones permitidas en la plaza bursátil; sino también porque la creciente incertidumbre llevó a remarcaciones de precios en los últimos días. Es lo que los economistas denominan pass through, traslado a precios de la suba de la cotización del dólar.
Y si bien la autoridad monetaria aspira a que con la agudización del control de cambios se busca proteger las reservas y de ese modo comenzar a construir consensos con el equipo económico de Alberto Fernández, “para crear un marco adecuado para la coordinación de estas políticas”, también remarcó en la conferencia de prensa de esta mañana: “Los argentinos no hemos sabido construir estos consensos básicos que nos protejan contra la incertidumbre que puede generar un cambio de gobierno”, y eso se traduce inmediatamente en suba del dólar, aceleración de la inflación y baja de la actividad.
De ahí que a menos de 4 días para terminar octubre parece muy poco probable que una medida de política económica aislada, como la agudización del control de cambios y la voluntad de profundizar el diálogo con los economistas de la oposición, más aún porque ha cambiado la relación de fuerzas para imponer nuevas medidas, es muy poco probable que se logre cambiar la tendencia inmediata de los precios en los mercados de bienes y servicios, aun en un escenario de mayor recesión.
Sobre todo porque las reservas de libre disponibilidad para regular el mercado de cambios han caído a niveles mínimos, y muy difícilmente comience el ciclo de recuperación de las autoridades electas no consensúan un acuerdo básico para destrabar el desembolso pendiente del FMI por USD 5.400 millones y habilitar el séptimo en diciembre, por unos USD 1.000 millones. La directora gerente del organismo, Kristalina Georgieva, felicitó al presidente electo y se manifestó por tuiter a favor de “colaborar con su gobierno”.
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