La búlgara Kristalina Georgieva asume las riendas del Fondo Monetario Internacional (FMI), que celebra esta semana su asamblea anual, con las crecientes dudas acerca de una potencial recesión en el horizonte avivada por las tensiones comerciales desencadenadas por el proteccionismo de EEUU.
En su primer discurso apenas unos días después de asumir el cargo a principios de octubre en reemplazo de la francesa Christine Lagarde, Georgieva evitó la complacencia e hizo sonar las alarmas.
“En 2019, esperamos un crecimiento más lento en casi el 90 por ciento del mundo. La economía global se encuentra ahora en una desaceleración sincronizada”, dijo en la sede de la institución en Washington.
Las palabras de Georgieva coinciden con las crecientes advertencias de un buen número de economistas acerca de que la próxima recesión se encuentra a la vuelta de la esquina. Y, en consecuencia, ante el consenso de que el Fondo, que presentará sus nuevas proyecciones de crecimiento económico global, vuelva a rebajar sus estimaciones esta semana.
Argentina y Ecuador, en crisis económica, son países que mantienen vigentes acuerdos con el FMI
Entre ellos, el ex secretario del Tesoro estadounidense, Larry Summers, situó las posibilidades de una recesión antes de 2021 en el 50%, a la vez que aseguró en una reciente entrevista en Wall Street Journal que no había estado “tan preocupado desde la crisis financiera de 2009” ya que la economía se encuentra en una especie de “agujero negro” lastrada por las bajas tasas de interés y el débil crecimiento.
“Si esperamos a la próxima crisis, será tarde. Debemos actuar ahora. Y tenemos que actuar juntos”, insistió la nueva jefa del Fondo y ex consejera delegada del Banco Mundial.
Georgieva, que se crió en la Bulgaria comunista, encabezará esta semana la gran reunión anual de la institución financiera global, la referencia del capitalismo económico, en un momento en el que se acumulan los desafíos: la guerra comercial entre EEUU y China, desencadenada por el proteccionismo del presidente Donald Trump; y la debilidad en Europa, con el “brexit” de fondo.
“Hemos hablado en el pasado sobre los peligros de las disputas comerciales. Ahora, vemos que en realidad están pasando factura”, sentenció.
Curiosamente, la asamblea del Fondo tiene lugar a apenas medio kilómetro de la Casa Blanca, donde las delegaciones de Trump y del presidente chino Xi Jinping sostuvieron la semana pasada un nuevo encuentro de alto nivel para tratar de rebajar las tensiones entra las dos grandes potencias económicas.
Con Argentina el FMI aprobó en 2018 el mayor rescate de su historia, por USD 57.000 millones
EEUU y China alcanzaron el viernes un acuerdo parcial “significativo” para dar una tregua a la guerra comercial que libran desde el año pasado, y podrían firmarlo durante la cumbre del APEC que se celebrará en noviembre en Chile, de acuerdo a Trump.
Por otro lado, Georgieva tendrá que hacer frente a las dudas sobre la credibilidad del Fondo, especialmente dadas las sombrías perspectivas acerca de los recientes programas de la institución en América Latina y que hicieron revivir los fantasmas del pasado.
En Argentina, con la que el Fondo aprobó en 2018 el mayor plan de rescate de su historia, por valor de casi USD 57.000 millones, las situación económica empeoró y las inminentes elecciones presidenciales de finales de mes añaden incertidumbre.
El programa fue negociado con el Gobierno del presidente Mauricio Macri y las encuestas apuntan a que podría perder el poder en las urnas frente a Alberto Fernández, quien ya aseguró que buscará renegociar el acuerdo.
Por su parte, Ecuador vive una ola masiva de protestas tras la aplicación de una serie de reformas que incluyen la retirada de subsidios a los combustibles y recorte del gasto público en el marco del acuerdo alcanzado por el Fondo con el Ejecutivo del presidente Lenín Moreno.
La gravedad de protestas forzaron a Moreno a tomar una medida inusual: trasladar la sede de Gobierno de la capital Quito a Guayaquil.
Sin citar esos dos países explícitamente, Georgieva se refirió a su predecesora.
“Lo que me gustaría hacer en los países con programas es lo que Christine Lagarde definió en su salida del FMI: una billetera, un cerebro, pero sobre todo un corazón que late”, sostuvo.
Conjugar ambos elementos, sin embargo, será uno de los principales retos de Georgieva en el cargo.
La asamblea reunirá a los líderes económicos de los 189 países miembros del FMI y su institución hermana, el Banco Mundial, del 18 al 20 de octubre con conferencias y encuentros para discutir problemas como la desigualdad económica o la automatización de la fuerza laboral.
Fuente: EFE
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