El estrés financiero que se potenció después de las elecciones primarias exigió medidas del Banco Central para anular la volatilidad cambiaria y a la vez atenuar la salida de dólares del sistema financiero.
Controlar precio y cantidad a la vez obliga a establecer restricciones, y es lo que sucede con el dólar. La experiencia argentina es que éstas tienden a profundizarse con el correr de los meses y se resuelven con una devaluación más amplia que la que precedió a las prohibiciones.
Pero el calendario electoral, que determinará quién será el Presidente de la Argentina a partir del 10 de diciembre, impide tomar medidas con un objetivo que trascienda el corto plazo. El estado de emergencia tiene sus costos, pues un “cepo” cambiario, a la larga, bloquea más el ingreso que el egreso de divisas.
Los depósitos en dólares del sector privado cayeron a su nivel más bajo en casi tres años
Ocurrió con el control de cambios del segundo Gobierno de Cristina Kirchner, durante el cual las reservas del Banco Central cayeron a la mitad, con un precio del dólar que se mantuvo atrasado a fuerza de reducir la demanda a la mínima expresión.
Hoy, el dólar “a sesenta” representa un tipo de cambio alto en la comparación histórica. Con importaciones que se desplomaron por la recesión y el mayor costo de los productos extranjeros -al medirlos en pesos-, está garantizado un superávit comercial por encima de los USD 10.000 millones anuales o USD 1.000 millones mensuales.
Aún así, la balanza se vuelve deficitaria al restarle un déficit de unos USD 5.000 millones por servicios –fundamentado por turismo y consumo de argentinos en el exterior– y los pagos de deuda, ahora sin la compensación de ingresos de magnitud por crédito e inversión externos.
Como parte del control cambiario, el BCRA fijó el tope máximo de compra de dólares para atesoramiento en USD 10.000 por mes, pero no puede impedir la salida de divisas por los vencimientos de los títulos no comprendidos por el “reperfilamiento” y goteo de depósitos.
Este último se desaceleró en las últimas semanas, pero persiste día a día. Los depósitos en dólares del sector privado en efectivo cayeron en unos USD 11.469 millones en los últimos dos meses y su stock es el más bajo en casi tres años, desde el récord de USD 32.499 millones del 9 de agosto de 2019.
Según datos del Banco Central, los depósitos en dólares del sector privado –ahorristas y empresas– a la vista y a plazo sumaron USD 21.030 millones el 8 de octubre último, último dato disponible en la base de datos de la autoridad monetaria. Así, los depósitos en moneda dura se ubican en el nivel más bajo desde el 5 de diciembre de 2016 cuando se habían ubicado en los 21.010 millones de dólares.
“Esperamos que el goteo se mantenga, pero la preocupación será que tan rápido o despacio lo hace. Para ello, y en un Gobierno dispuesto a contener –aún con el cepo- cualquier presión por fuera de lo deseado en el tipo de cambio, se estará sobre lo que se vaya por intervención. Ya esto determinará si se le da una vuelta más al control de capitales, algo que claramente impactará sobre la brecha (con el dólar bursátil). Mantenerla en estos niveles será toda una prueba importante en las próximas semanas”, expresó Matías Roig, director de Portfolio Personal Inversiones.
A la larga un “cepo” cambiario bloquea más el ingreso que el egreso de divisas
La fuerte baja de estos depósitos se dio a partir del 12 de agosto, día posterior a las elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias, cuando también se registró un salto del dólar mayorista, de 45,25 a 58 pesos.
“Toda vez que en un mercado la cantidad demandada excede a la ofrecida debe entrar en funcionamiento algún mecanismo que permita igualar una con la otra. Normalmente, tal mecanismo es el precio. Pero cuando no se quiere utilizarlo como mecanismo de racionamiento, la alternativa es operar directamente sobre las cantidades demandadas y ofrecidas. En tal caso, se restringe el acceso al bien en cuestión por parte de la demanda y se fuerza a los oferentes a desprenderse del mismo”, detalló el economista Víctor Beker, director del CENE de la Universidad de Belgrano.
A diferencia de lo ocurrido con el “corralito” de 2001, hoy los bancos están menos “descalzados”, pues buena parte de los dólares que contabilizan en depósitos están prestados en la misma moneda y a actividades que generan divisas, mientras que la otra parte se conserva líquida.
El Informe sobre Bancos de la autoridad monetaria precisó que “por la normativa vigente, los depósitos en moneda extranjera tienen como contrapartida fundamentalmente liquidez y préstamos en esta denominación” y refirió que “los bancos hicieron frente al retiro de depósitos del sector privado fundamentalmente con los recursos líquidos disponibles. En menor medida, la disminución mensual del crédito al sector privado fue otro origen de recursos en moneda extranjera para los bancos”.
A medida que se extendió la salida de depósitos, los bancos fueron reduciendo su stock de préstamos, aunque a ritmo más lento. La diferencia entre depósitos en dólares en los bancos locales y los préstamos en dólares otorgados por las entidades se cuenta como reservas.
Las reservas del BCRA retrocedieron al nivel más bajo desde agosto de 2017, hace más de dos años
Los préstamos en dólares cedieron a la par que los depósitos, pero en menor proporción, unos USD 3.300 millones, desde los USD 16.247 millones del 9 de agosto a los USD 12.978 millones del 8 de octubre.
Entonces, para el encaje de depósitos que constituyen reservas, la pérdida fue de USD 8.200 millones en los dos meses post-PASO. Estos encajes suman unos USD 8.052 millones, menos de la mitad de los USD 16.252 millones del 9 de agosto, lo que explica el 44% de la caída de los activos del BCRA a partir de las PASO.
Los pagos de deuda y las ventas del BCRA en el mercado de cambios son otros motores de la salida gradual de reservas, que acumuló USD 18.458 millones (-27,8%) desde los USD 66.309 millones del 9 de agosto. Entre el 12 de agosto y el 7 de octubre, el BCRA sacrificó USD 3.845 millones por sus ventas de contado.
Los activos internacionales del Banco Central se ubicaban el jueves en USD 47.851 millones, el nivel más bajo desde el 23 de agosto de 2017, meses antes de la corrida de las Lebac y el acuerdo con el Fondo Monetario, cuando sumaron 47.783 millones de dólares.
Justamente los préstamos del organismo habían elevado a las reservas a un récord histórico de USD 77.481 millones el 9 de abril de 2019. Desde entonces han caído de forma continua, para restar un 38,2%, equivalente a unos 29.630 millones de dólares.
En seis meses las reservas del BCRA retrocedieron casi USD 30.000 millones
“Las condiciones locales siguieron empeorando y en septiembre sufrieron la mayor la caída mensual de la serie histórica, tras la imposición de controles cambiarios, la salida de depósitos en dólares y el reperfilamiento de las letras bajo ley local”, reflejó el Índice de Condiciones Financieras (IFC) elaborado en conjunto por el IAEF y Econviews.
“Esto refleja la crisis cambiaria que comenzó a principios de 2018 y que ahora se ha extendido para convertirse también en una crisis de deuda soberana luego del resultado de las PASO. Hay que retrotraerse a la crisis de 2001 para encontrar niveles de estrés local mayores a los actuales”, agregó el ICF.
La visión de los ahorristas y del mercado financiero en general ya está puesta en lo que pasará con las elecciones del 27 de octubre la Argentina, un eventual ballottage en noviembre y cómo se producirá la transición hacia una nueva gestión que iniciará el 10 de diciembre. Se avecinan cambios drásticos incluso si Mauricio Macri obtiene la reelección, considerado el escenario menos probable, pues es evidente que no se podrá sostener el presente esquema de emergencia, y se deberá paso a políticas consistentes en materia económica, monetaria y cambiaria con vistas a 2023.
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