Hernán Lacunza, realizó ayer un rally de reuniones en una Nueva York intransitable por los cortes de calle debido a la presencia de presidentes de todo el mundo que llegaron a esta ciudad para participar de la reunión anual de la ONU. El ministro de Hacienda sorteó estos inconvenientes caminando, la única manera de recorrer los distintos edificios que visitó en Manhattan. Y en todos los encuentros procuró bajar la ansiedad de aquellos que poseen bonos argentinos y acumulan millonarias pérdidas desde que empezó la crisis en abril de 2018.
Lacunza estuvo acompañado en algunos encuentros por el presidente del Central, Guido Sandleris, y en otros por el secretario de Finanzas, Santiago Bausili. La bajada de línea transmitida por los funcionarios podría resumirse así: la Argentina tiene sólo un 33% del PBI de su deuda en manos de inversores privados, por lo que sólo precisa tiempo para recuperar el acceso a los mercados.
El ministro insistió en que no es necesario aplicar quitas de capital o intereses, pero sí conseguir un alargamiento de plazos para pagar. “La Argentina no tiene realmente un problema de solvencia, pero sin acceso a los mercados es imposible pagar la deuda en 2020”, les explicó, reiterando conceptos que ya había señalado cuando presentó el proyecto para cambiar las claúsulas de emisión de la deuda local la semana pasada ante el Congreso. “El cálculo de deuda versus PBI (que hoy está por encima del 80%) está muy inflado y lleva a interpretaciones erróneas. Además un 20% está en manos de organismos multilaterales y otro 30% es deuda intra sector público”.
Reperfilamiento de la deuda
El hecho de que prácticamente todos los vencimientos del año que viene sean de bonos bajo legislación local (Bonar 2020 y 2024) debería facilitar el proceso de reestructuración. Sin embargo, aún es prematuro pronosticar cómo se terminará negociando, ya que está todo atado al resultado de las elecciones presidenciales.
En Wall Street ya descuentan que la Argentina se encamina directo hacia una reestructuración de la deuda, pero todavía tienen la esperanza que no se trate de un proceso demasiado agresivo. Esto le permitiría a los bonistas recuperar parte del valor perdido. Un bono de corto plazo como el BONAR 2020 que venía de USD 93 antes de las PASO actualmente cotiza a USD 40. Si se va hacia un canje de deuda “razonable” podría volver a niveles de USD 75 u 80 por cada lámina de 100. Pero aún falta mucho camino por recorrer para llegar a esa instancia.
Por otra parte, se escucharon algunas quejas de algunos fondos de inversión extranjeros porque todavía no consiguen un interlocutor en Frente de Todos. Sí hay charlas con Guillermo Nielsen y otros economistas del espacio, pero ninguno termina de confirmar qué rol ocupará si finalmente Alberto Fernández gana la elección.
Estos encuentros fueron los primeros que el equipo económico mantuvo cara a cara con inversores en Nueva York luego del “reperfilamiento”. Y más allá de que ya habían recibido algunas delegaciones en Buenos Aires, en el equipo económico pudieron comprobar la ansiedad por avanzar en alguna propuesta de renegociación de la deuda lo antes posible. Todos manifiestan la intención de evitar un default como el del 2001. Al menos en esta instancia no se ven fondos “buitre” comprando deuda y apostando por una cesación de pagos total.
Los tres funcionarios aprovecharán la reunión anual de la ONU que comienza hoy para entrevistarse con el número uno interino del FMI, David Lipton, hasta que a mediados de octubre asuma la nueva directora gerente del organismo. Será el primer encuentro cara a cara de Hernán Lacunza con el funcionario, más allá de que ya dialogaron telefónicamente en un par de oportunidades. En ese encuentro comenzarán a mostrar las cartas desde ambos lados.
Sin embargo, la posibilidad de que el FMI desembolse los USD 5.400 millones antes de las elecciones del 27 de octubre es prácticamente imposible a esta altura, por lo que la negociación quedaría para el equipo de quien resulte electo el 27 de octubre, o muy eventualmente el 24 de noviembre.
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