Argentina es una pieza casi perdida en el tablero imaginario de las democracias avanzadas, con economías de mercado previsibles, abiertas al mundo e integradas al sistema internacional.
Así, con un dramatismo quizá exagerado, es como ven al país muchos medios norteamericanos, economistas e intelectuales con influencia en la opinión pública estadounidense desde la derrota macrista en las PASO y en medio de la debacle de los indicadores económicos. La decepción no los sorprende. Más bien ratifica la percepción de que en Argentina los milagros no son posibles.
Los analistas estadounidenses se aferran a dos ilusiones: que Mauricio Macri logre en octubre dar vuelta la elección, contra todos los pronósticos, y que Alberto Fernández, si gana, una vez en el poder no siga el libreto kirchnerista
Aunque probable, ese destino todavía no es inexorable. Los analistas estadounidenses se aferran a dos ilusiones: que Mauricio Macri logre en octubre dar vuelta la elección, contra todos los pronósticos, y que Alberto Fernández, si gana, una vez en el poder no siga el libreto kirchnerista, asociado a políticas populistas y escaso apego a la institucionalidad. Las garantías son pocas, en ambos casos.
"La crisis probablemente anuncia el fin del tiempo de Macri en la presidencia, es una humillación para el FMI y un desastre para el país. Una vez más la Argentina se convierte en un paria financiero", señaló The Economist días atrás, en una nota sobre el regreso del control de capitales decidido por el Gobierno en medio de la fuga de divisas. En otra línea contextualiza la información aclarando que "los inversores están habituados a los fiascos financieros en Argentina".
Esa idea, la de un país de Sísifo, aparece por estos días en casi todos los análisis. Los especialistas usan imágenes como "nuevo tropiezo con la misma piedra" o "círculo inevitable" para graficar la recurrencia de las crisis argentinas. Empieza a ser un lugar común. El Wall Street Journal, diario de referencia del sector financiero de Nueva York, observó esta semana que para los inversores la Argentina es un "día de la marmota". Se repite al infinito.
Paul Krugman, el premio Nobel de Economía, apuntó justamente a la reiteración de una historia ya por todos conocida. "Lo que sorprende a aquellos de nosotros que hemos pasado mucho tiempo en estas crisis es que esto es increíblemente cercano al guión de 1998-2001; sin ley de convertibilidad, pero con errores de política similares y una habilitación similar de esos errores por parte del FMI", sostuvo en Twitter.
El Wall Street Journal, diario de referencia del sector financiero de Nueva York, observó esta semana que para los inversores la Argentina es un ‘día de la marmota’. Se repite al infinito
Según el economista, luego de una luna de miel con los mercados y a pesar del "masivo" apoyo del Fondo Monetario Internacional, finalmente todo lo que hizo Macri fue "cavar un pozo más hondo, con un gran aumento de la deuda externa y desacreditando a los reformadores neoliberales".
Esto último es lo que más inquieta a los observadores en la capital norteamericana, porque temen consecuencias de largo plazo si después del verano liberal en el país se impone el consenso de que el intervencionismo y la heterodoxia kirchnerista son el mejor camino. En reserva y con claro pesimismo, un analista de un prestigioso think tank de Washington comentó con Infobae su inquietud ante lo que ve como un "regreso al pasado" que no puede traer nada bueno. "El mundo razonable considera que (la de octubre) es una decisión muy clara entre dos modelos", agregó.
Es una mirada que va más allá de las oscilaciones del mercado y la cotización del dólar asociadas al riesgo argentino en período electoral. Tiene que ver con el sesgo ideológico de un sector mayoritario del kirchnerismo y la experiencia vivida durante los dos mandatos de Cristina Kirchner, con Axel Kicillof al frente de la economía en la etapa final.
El fantasma del chavismo no anda muy lejos. Con la ex presidenta en la fórmula presidencial y accionista mayoritaria del previsible triunfo electoral, en Estados Unidos consideran que las presiones de esos sectores van a dejar poco espacio para la razonabilidad económica que calmaría los temores de Wall Street. "Creer que Alberto Fernández va a manejar el poder y no ella es estúpido", se sinceró otro analista de la capital norteamericana.
Lo que sorprende a aquellos de nosotros que hemos pasado mucho tiempo en estas crisis es que esto es increíblemente cercano al guión de 1998-2001; sin ley de convertibilidad, pero con errores de política similares y una habilitación similar de esos errores por parte del FMI (Krugman)
Esto se complementa con la idea de que el triunfo de Alberto Fernández no respondió a un mandato ideológico de una ciudadanía desencantada con el liberalismo económico y las políticas del consenso de Washington en general.
Aunque los analistas no ignoran el impacto de la crisis, sería un error creer eso, estiman en la capital estadounidense. En medio de la recesión la gente votó principalmente con el bolsillo, resumen. Sólo resta ver si octubre confirma ese resultado.
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