Los bonos vivieron una verdadera montaña rusa el día después del anuncio de canje de deuda que realizó el ministro de Hacienda, Hernán Lacunza. Después de fuertes subas y bajas, al final la mayoría terminó para abajo y el riesgo país superó los 2.250 puntos. En un primer análisis surge que los mercados descuentan que sucederá el "reperfilamiento" de la deuda, pero que no será en las condiciones favorables anunciadas por el Gobierno.
Un canje de deuda sin quita de capital, manteniendo los cupones de intereses pero con un alargamiento de plazos (aún no explicitado) debería haber provocado un muy fuerte repunte en la cotización de los bonos. Los más beneficiados tendrían que haber sido los del tramo más corto de la curva, que vencen entre 2020 y 2023 bajo ley local, que fueron los específicamente mencionados. Para los bonos de deuda más largos se abrió una rueda de consulta con bancos internacionales para analizar los pasos a seguir.
Para los bancos internacionales, un canje de deuda sin quita de capital ni modificaciones en los cupones es inviable. Y además ven por delante un fuerte agravamiento de las condiciones financieras que haría aún más difícil la operación
Aunque podría resultar prematuro sacar conclusiones por un solo día de negociación tras el anuncio del canje, es posible resumir cuáles son las condiciones que hacen que los mercados desconfíen del anuncio realizado por el Gobierno. Algunos de los motivos son los siguientes:
Escaso apoyo político: el miércoles próximo Lacunza deberá ir al Congreso para explicar el proyecto y luego tendrá que conseguir apoyo parlamentario en un tiempo récord. Pero nadie en la oposición aún se manifestó a favor de la propuesta, que en teoría pretende despejar el camino a la próxima administración, al menos en relación a los vencimientos de deuda. Sin ese apoyo opositor, esta propuesta no podría avanzar.
En las condiciones propuestas, el peso de la deuda seguirá siendo alto: al no realizar quita alguna, la deuda seguirá representando más del 100% del PBI, algo que ayer enfatizaron varios bancos de inversión. Pero además al mantenerse los cupones de todos los bonos, el próximo gobierno deberá salir a buscar al menos 3,5% del PBI en nueva deuda para el pago de intereses. Si el año próximo hubiera déficit primario, algo muy factible en medio de semejante crisis económica, también habría que salir a financiarlo. Por lo tanto, el problema persiste.
La crisis financiera podría agravarse y complicar más las condiciones para un canje de deuda: un informe divulgado ayer por BNP Paribas estimó que la creciente demanda por dolarización podría costarle USD 16.000 millones al Banco Central hasta fin de año, que perdería casi todas sus reservas de libre disponibilidad. Ante una situación tan endeble que quedaría al próximo gobierno, la percepción de riesgo será todavía más alta y resultaría imposible para el nuevo gobierno recuperar rápido el acceso a los mercados. Además, el Central tuvo problemas ayer para renovar los vencimientos de Leliq, lo que estaría evidenciando una aceleración de la salida de depósitos en pesos que también correrían al dólar.
El FMI se mostró cauteloso ante la nueva propuesta: sin el apoyo explícito del organismo sería muy difícil avanzar con el canje. Es muy probable que el Fondo demore el próximo desembolso de USD 5.400 millones, que originalmente debería llegar antes de fin de septiembre y esto también aumentaría la duda de los inversores. Además, en el comunicado divulgado el miércoles a la noche tampoco se pronuncian sobre la propuesta de canje, que "será analizada".
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