Wall Street comienza a preguntarse si Argentina podrá evitar el default

Los expertos financieros analizan los distintos escenarios posibles para la economía argentina después del shock cambiario

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Argentina sufrió un shock cambiario
Argentina sufrió un shock cambiario tras las elecciones.

Después de las elecciones primarias, que arrojaron un contundente respaldo a la fórmula presidencial del opositor Frente de Todos, encabezada por Alberto Fernández y Cristina Kirchner, la economía de Argentina padeció una escalada del tipo de cambio y del Riesgo País, una expectativa de creciente inflación y el desplome de los valores bursátiles.

Los analistas financieros trazan sus proyecciones y hacen balances en los que asumen los "daños" de esta nueva coyuntura.

La deuda total de Argentina (doméstica y externa) medida en dólares registró una leve baja, por la licuación del valor peso de los pasivos en pesos, de USD 341.000 millones en julio a  USD 325.400 millones después de las PASO.

Sucede que en solo tres jornadas cambiarias el dólar saltó 30%, de 45 a 59 pesos en el mercado mayorista.

Pero la devaluación de la moneda local también ejerce un efecto de depreciación sobre la capacidad de producir del país, que realiza sus transacciones en pesos. Por eso el Producto Bruto Interno (PBI) de Argentina cae medido en dólares, de USD 484.5000 millones, según calculó la Secretaría de Finanzas en julio, a USD 384.000 millones con la referencia de un dólar más caro en agosto.

"Es decir, el desplome del peso destruyó valor por USD 100.000 millones de PBI. Así, el ratio de Deuda sobre PBI, medido en dólares, pasó del 70% al 84% en cuestión de días", explicó un analista a Infobae.

Es decir que un dólar más caro reduce en el corto plazo los costos de producir en la Argentina, aunque da inicio a un proceso de mayor inflación en los próximos meses, que consume este efecto con el paso del tiempo.

A la vez, reduce el PBI medido en dólares y aumenta el peso de la deuda pública, fundamentalmente emitida en moneda extranjera, lo que complica la capacidad de repago. Esto se refleja en un Riesgo País que supera los 1.900 puntos por primera vez en una década, pues los agentes del mercado anticipan que Argentina deberá reestructurar su deuda en estas condiciones financieras.

¿LA DEUDA ES PAGABLE A TASAS ACTUALES?

El Estado nacional debe unos USD 325.00 millones tras la devaluación. Si bien es cierto que durante la gestión de Mauricio Macri la deuda aumentó -alcanzaba unos USD 240.665 millones en diciembre de 2015, sin contar el Cupón PBI-, se mantiene estabilizada respecto de los USD 320.935 millones en que cerró el 2017 y los USD 332.192 millones de 2018.

Aquí hay que distinguir condiciones financieras ventajosas del préstamo otorgado por el FMI, unos USD 57.000 millones cuyo costo ronda entre 4 y 5 por ciento anual en dólares, es decir, unos USD 2.500 millones anuales en concepto de intereses. De ese total se giraron hasta ahora unos USD 44.500 millones, mientras que el resto se completará hasta 2020.

Pero el resto de la deuda, unos USD 268.000 millones, se financia en su mayoría en el mercado voluntario.

Las actuales tasas impiden el cumplimiento de deuda en los próximos años; una baja del Riesgo País podría revertirlo

El INDEC valoró la deuda externa total -pública más privada- en USD 275.828 millones en marzo. Sin el préstamo del FMI, restan USD 218.000 millones de deuda externa a financiar en mercado a tasas del 12% anual en dólares. Las nuevas tasas de mercado son del 20% -con un Riesgo País por encima de 1.900 puntos básicos-, pero la duración es de unos 5 años, así que estos pasivos se irán refinanciando gradualmente a tasas más elevadas.

Por lo tanto la Argentina deberá afrontar un pago de capital e intereses por su deuda en moneda extranjera -pública y privada- del orden de los USD 26.000 millones en 2020. Si se suman los pasivos asumidos en moneda doméstica y los vencimientos con organismos internacionales, el pago total por intereses de deuda pública y privada asciende a USD 58.500 millones anuales, un 15,2% del PBI, en 384.000 millones de dólares.

Los analistas privados consideran que con un déficit primario que puede estar con un nuevo gobierno peronista entre el 1 y 2 por ciento del PBI, Argentina debe crecer en términos nominales en dólares en torno al  17,2% para que la espiral de deuda se estabilice.

COMO ESTAMOS, VAMOS AL DEFAULT

El PBI nominal medido en dólares es afectado por muchas variables: inflación, crecimiento real, depreciación, entre otros factores. Aquí se traza un escenario base:

Si se asume una inflación promedio en los próximos tres años del 20%, empuja al alza del PBI nominal en un 20 por ciento. Al considerar una devaluación anual del 10-15% -un promedio del 12,5% anual-, esta arrastra al PBI hacia abajo en dólares.

Cabe destacar que el reciente avance del dólar deja un tipo de cambio real a un nivel muy competitivo, que hace probable proyectar un crecimiento anual del PBI de 2% en promedio para los próximos tres años, lo que resulta en una expansión acumulada de 9,5% en dólares hasta 2022.

Conclusión: la deuda argentina no es sostenible con las actuales tasas de mercado y sin ayudas adicionales del FMI, se encamina al default.

¿QUÉ HARÍA FALTA PARA EVITAR EL DEFAULT?

Si se diera continuidad a las políticas desplegadas en los últimos ocho meses (ortodoxia monetaria y fiscal), el costo de financiamiento podría reducirse hasta un Riesgo País de 500 puntos básicos (la brecha de tasas o spread entre los bonos locales y los del Tesoro de EEUU), sería suficiente para evitar el default.  ¿Por qué?

A) El pago por intereses de la deuda privada externa ya venía cayendo con fuerza y se aproximaba a esos deseables 500 puntos básicos de spread. A ese nivel el costo de la deuda externa podría reducirse a unos USD 15.000 millones, mucho menos que los USD 26.000 millones del cálculo inicial.

B) El pago de la deuda en moneda doméstica también se reduciría pues las tasas (con la referencia de política monetaria de Leliq) venían recortando a buen ritmo, a la par de la inflación, que desaceleró del 4,7% mensual en marzo al 2,4% de junio.

Esto permite pensar que las tasas de Leliq podrían reducirse a la mitad, en un rango de 30% a 40% en poco tiempo, como sucedió en el primer trimestre de 2019, para llevar el costo de esa deuda doméstica al equivalente a USD 17.000 millones, muy por debajo de los USD 30.000 millones (en pesos equivalentes) del cálculo previo.

C) El pago por intereses al FMI quedaría estable en USD 2.500 millones anuales.

Con todo, el servicio de la deuda total de Argentina -pública y privada- se situaría fácilmente en los USD 34.500 millones (un 9% del PBI), con la continuidad de las políticas de austeridad posteriores al stand by con el Fondo.

Esta cifra del 9% del PBI para los servicios de la deuda coincide con la estimación de moderada expansión del PBI nominal de Argentina en los próximos tres años, lo que implica que la deuda de la Argentina podría ser sostenible en estas condiciones, sin necesidad de reestructurar o caer en default. Pero los expertos advierten que "sería necesario seguir con las mismas políticas que venían desplegando esta dinámica, y Alberto Fernández ya ha dicho que deben cambiarse estas políticas".

¿QUÉ PLANTEA ALBERTO FERNÁNDEZ?

Los analistas subrayan que las escasas expresiones que realizó Alberto Fernandez en materia económica se enfocan en impulsar primero un crecimiento real del PBI antes de abordar otros desequilibrios. Es decir, crecer y hacerlo a partir de la iniciativa pública.

"No creo en el Estado como el maná de riqueza. La historia me ha enseñado que no hay efecto multiplicador marginal positivo de la acción de Gobierno y que, en el mejor de los casos, ese es un juego de suma cero: si inflo el PBI con déficit -por aumento de gasto-, no hay mejora de ratio de deuda/PBI; todo lo contrario, los nuevos intereses deterioran el ratio y se produce un efecto de 'bola de nieve'. Así que, sería una lástima tirar por la borda el trabajo realizado y abandonar la continuidad de las políticas. Un trabajo que Macri hizo tarde y, por lo tanto, mal", explicó un economista a Infobae.

De todos modos, los analistas ponen en duda que la llegada de Alberto Fernandez a la Presidencia pueda significar una continuidad del ajuste fiscal que encaró Macri a partir del acuerdo con el FMI. "Ojalá coincida en algunos puntos, aunque lo dudo, porque esto no va de economía, sino de política", puntualizó uno de ellos.

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