La economía comienza a dar señales de haber tocado su piso en materia de actividad y techo en inflación, y empiezan a manifestarse en puntos de giro en los índices de confianza de las familias y en el Gobierno, sin embargo aún no están claras en la evolución del empleo, los salarios y las ganancias de las empresas.
De ahí que si bien la economía no estuvo presente en la mayor parte de la campaña para las PASO, en los últimos días surgió un incipiente debate mediático sobre si el camino es seguir con las políticas "duras" que se pusieron en práctica desde el acuerdo II con el FMI, en octubre de 2018, o se requieren cambios drásticos para recrear la cultura del ahorro, la inversión, el empleo y el consumo.
Alejandro Rodríguez, director de la Licenciatura en Economía de la Universidad del CEMA, dio su visión en una entrevista con Infobae, y resaltó que una de las causas de las políticas pendulares que caracteriza a la economía argentina desde hace varias décadas es la grieta que se ha instalado desde entonces, por la incapacidad de la dirigencia para ponerse de acuerdo en 4 o 5 puntos fundamentales.
– Un año atrás usted le decía a Infobae: "Todos queremos un cambio pero nadie quiere hacer el esfuerzo" ¿Estamos en la misma situación o, a partir de octubre de 2018, con el ajuste que forzó un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario, se está haciendo el esfuerzo conjunto para estabilizar la macroeconomía?
– Siendo justos, los problemas se están enfrentando y el equipo de Nicolás Dujovne está dispuesto a hacer ese esfuerzo fiscal, aunque está bastante limitado, y no es porque no sabía o no entendía los problemas fiscales y hoy nos despertamos. A mediados del año pasado el Gobierno tuvo que cambiar. Y es la primera vez en muchos años que hay alguien que le importa la parte fiscal.
– Pero a la dirigencia política pareciera que la importancia de recuperar la solvencia fiscal y externa no está en su agenda, apenas se coló en la campaña de las PASO en los últimos días…
– Al político la gusta aumentar los gastos casi que por naturaleza y sobre todo si está en campaña. La última vez que tuvimos superávit fiscal fue con Néstor Kirchner. Si bien fue un superávit heredado producto de la devaluación y el default de los años anteriores lo cierto es que él no se lo dilapidó. Lamentablemente no se sostuvo ese criterio con Cristina Kirchner y ahí, bueno, se empezó a comer lo ahorrado, hasta llegar a buscar plata por cualquier lado, porque no tenían acceso al mercado de capitales. Ahora se está haciendo un esfuerzo en lo fiscal. Pero la duda que nos queda siempre es si es sostenible, porque apenas el mercado nos saque un poco el torniquete está el riesgo de volver a aflojar. Me encantaría poder decirle que aprendimos la lección.
Al político la gusta aumentar los gastos casi que por naturaleza y sobre todo si está en campaña. La última vez que tuvimos superávit fiscal fue con Néstor Kirchner. Si bien fue un superávit heredado producto de la devaluación y el default de los años anteriores
– ¿Y en el frente monetario? Porque Alberto Fernández volvió a instalar el problema de la famosa bola de nieve que está generando las Leliq, como en el pasado la Lebac ¿Cuál es su posición, tiene el Banco Central grados de libertad para hacer otra cosa?
– Creo que hay notables diferencias entre las Leliq y las Lebac, porque estas crecían porque el Banco Central tenía que financiar al Tesoro, ahora eso quedó vedado desde el Acuerdo II con Fondo; también teníamos el tema de los dólares que ingresaban y el Tesoro le vendía directamente al Banco Central en vez de venderlos en el mercado, porque eso generaba otra inyección de pesos que a su vez también debía ser absorbida con las Lebac; y además estaba la carga de los intereses sobre esas Letras, tres factores que hacían aumentar el stock. Hoy en día no tenemos más los dos primeros motores de expansión de ese instrumento, sólo está el efecto de los intereses, que son mucho más altos que en la época de las Lebac.
Se vuelve a pagar más de 60% anual a 7 días, y también en la colocación de Letras del Tesoro en pesos con vencimiento en 2020 se están pagando tasas de 60 a 70%, pese a que las expectativas de inflación, por lo menos lo que puso el FMI en su cuarta revisión, es del 32%. Eso generaría un crecimiento real muy importante del stock de pasivos remunerados del BCRA, los cuales se ubicarían hacia fines de 2020 en niveles similares a los que tuvimos al principio desde 2018 como porcentaje de la base monetaria, aunque relativamente menos como porcentaje de las reservas.
– ¿La suba de las tasas de la última semana no tiene un alto componente de incertidumbre política por las PASO?
– Sí. Si las cosas van bien para las aspiraciones de reelección del Gobierno cabe esperar que bajen; pero también existe la posibilidad, pongámosle 50 a 50 de que gane la fórmula Fernández – Fernández y en ese caso aumentará la expectativa de devaluación y entonces se produciría una renta real negativa. Cuando se hace el promedio de lo que se ganaría si triunfa Macri y lo que se perdería si gana la fórmula Fernández – Fernández, surge una renta real positiva más razonable.
– Pero Alberto Fernández dijo que lo primero que haría si es elegido presidente es "dejar de pagar 10 días de intereses de la Leliq para aumentar 20% las jubilaciones" ¿No es una forma de default?
– Creo que hay que tomarlo con pinzas, como promesas de campaña, que está demostrado que no siempre se cumplen. Además, no hace falta dejar de cumplir con el pago de las Leliq, simplemente de ofrecer una tasa menor en la siguiente licitación y al que no le gusta que que se lleve los pesos a otro lado. Obviamente, en ese escenario terminamos en una escapada del dólar y los precios. En ese caso un aumento de 20% de las jubilaciones se va a quedar corto.
– En una de sus columnas periodísticas escribió: "la economía está un poco atada con alambre" ¿A qué se refería?
– Hay indicadores que parecerían mostrar que hay una leve recuperación, pero no me gusta confiarme tanto en los índices de alta frecuencia porque muchas de esas mediciones tienen mucho ruido. Más allá de su precisión, lo cierto es que ya no están cayendo, pero necesito que pasen a signo positivo. Y si bien hay recuperación en los índices de confianza de los agentes económicos, aún están en niveles bajos, pero parecería indicar que la recesión se va superando pero no va a haber crecimiento significativo.
Creo que las perspectivas de crecimiento son mejores si el Gobierno es reelecto. Sin embargo seguiremos complicados por el lado fiscal, y el gobierno va tener que continuar con los ajustes del gasto, para lograr superávit primario y reducir el déficit financiero. Por otro lado está la necesidad de volver a ganar el acceso a los mercados de capitales internacionales de deuda. Por último está el tema de las Leliq que también necesita resolverse. Obviamente esos tres problemas son más fáciles de abordar sin la incertidumbre de las elecciones y por ahora están pegados en la puerta de la heladera en la lista de cosas pendientes por hacer.
Si bien hay recuperación en los índices de confianza de los agentes económicos, aún están en niveles bajos, pero parecería indicar que la recesión se va superando pero no va a haber crecimiento significativo
– ¿En el caso de que las elecciones las gane la fórmula Fernández – Fernández, qué escenario se imagina?
– Será muy importante ver qué sucederá en la economía en los próximos 5 meses. Si en las PASO los dos candidatos terminan parejos es una cosa; pero si pierde el oficialismo por mucho que haga pensar que en octubre en pierde en primera vuelta, entonces veo la posibilidad de una corrida cambiaria que hará gran parte del "trabajo sucio", y le va a facilitar la tarea a Alberto Fernández. Ahora si gana Mauricio Macri, pero en forma ajustada, y no hay un "incendio en la Macro", y el FMI acepta poner la plata que haga falta para cubrir las necesidades financieras, entonces recibiría una economía que no hizo el ajuste por las malas y seguiría teniendo los problemas fiscales y problemas monetarios actuales. Ahí los quiero ver. ¿Van a jugar a ser Rodríguez Saá o van a ser el Tsipras argentino al continuar con el plan del FMI?
– ¿Le preocupa el nivel de la deuda pública, y su relación con el PBI?
– No es que se ha desbordado la deuda de la Argentina, porque es relativamente baja en una comparación internacional, pero hay que preguntarse ¿por qué tenemos este nivel de deuda? Porque ya nadie le quiere prestar nada a un país que se resiste a pagar y que viene de un largo default. Los japoneses tienen 300% de deuda sobre el PBI y tiene un muy bajo índice de riesgo. Pero nuestro país tiene un alto riesgo por la calidad de deudor que somos, por eso al inversor le inquieta el futuro.
La incertidumbre es lo que genera muchos costos y gran parte viene por la grieta que tenemos en la Argentina, no de ahora, tiene que ver con poco con lo que hablamos en la entrevista de un año atrás, tenemos una grieta histórica porque los argentinos y los partidos políticos no hemos podido ponernos de acuerdo en 5 puntos fundamentales. Esa es la verdad. Si no cerramos esa grieta cualquier reforma que logre pasar el Poder Ejecutivo no va a ser percibida como permanente. No sé si se va a lograr con el acercamiento que tuvo Mauricio Macri con Miguel Ángel Pichetto, o será sólo un truco electoral de campaña; o realmente muestra la intención de incluir al peronismo dentro de la alianza de Gobierno y en una de esas lograr achicar la grieta.
Tenemos una grieta histórica porque los argentinos y los partidos políticos no hemos podido ponernos de acuerdo en 5 puntos fundamentales. Esa es la verdad. Si no cerramos esa grieta cualquier reforma que logre pasar el Poder Ejecutivo no va a ser percibida como permanente
– Ese escenario es el que estaría viendo el Fondo, cuando esta semana, a través de su vocero dijo: "la Argentina va hacia un plan de reformas pendientes en lo laboral, fiscal, y previsional"…
– ¿Qué va a decir el FMI, "los argentinos son incorregibles y tiramos 57.000 millones a la basura"? Ya están jugados y por eso no nos pueden dejar caer como en el 2001.
Fotos: Nicolás Aboaf