El Banco Central está en el centro de la escena por estas horas. Todo en medio de un contexto electoral volátil e incierto en muchos aspectos en el que la autoridad monetaria busca contener el dólar interviniendo en el mercado de futuros. Se guarda, por ahora, la opción de hacerlo de manera directa, algo a lo que lo habilitó el Fondo Monetario Internacional.
El dólar, las Leliq y la inflación son cuestiones que pasan hoy por las pantallas y las estrategias de Guido Sandleris, al frente de la autoridad monetaria desde septiembre del año pasado, luego de la abrupta salida de Luis Caputo, en medio de la corrida cambiaria y las devaluaciones del año pasado.
El debate de esta semana por las declaraciones del candidato presidencial Alberto Fernández, sobre pagar o no pagar los intereses de las Leliq –las famosas letras de referencia que emite el Central para los bancos locales–, revivió algunas certezas. Es que el equipo monetario no convalidaría nunca alternativas como las que propuso Fernández esta semana, ni mucho menos. Descartan una plena victoria de Mauricio Macri en las presidenciales –también confían en su propia capacidad y pericia para contener el dólar luego de las PASO, si llegara a ser necesario–, pero si las cosas no salen como piensan, se irían. Así de claro y descarnado.
Desde el BCRA tampoco quisieron hacer comentarios sobre esta nota. "Trabajamos con cuestiones muy sensibles y cualquier cosa que se diga y no sea bien interpretada puede provocar movimientos. Es por prudencia y profesionalismo", explican siempre los voceros de Sandleris.
A Sandleris lo secundan Gustavo Cañonero, como vicepresidente, y Verónica Eva Rappoport, como vicepresidente segunda. Los directores son Marcelo Castro, Francisco Gismondi, Horacio Liendo, Enrique Szewach y Fabián Zampone.
Los objetivos del BCRA son ‘promover, en la medida de sus facultades y en el marco de las políticas establecidas por el gobierno nacional, la estabilidad monetaria, la estabilidad financiera, el empleo y el desarrollo económico con equidad social’
Todos están designados en "en comisión". O sea, sus pliegos de postulación, que propone el Ejecutivo, no pasaron aún por el Congreso. Ocupan sus cargos por el mandato de Federico Sturzenegger, hasta 2022, pero su salida ante un eventual nuevo Gobierno sería casi directa. Además, hasta el momento, ninguna de las dos partes estaría de acuerdo con la continuidad del actual equipo.
Entidad autárquica
En medio de todo vuelve la cuestión de fondo: la tan mentada y poco real independencia del Banco Central.
Sólo dos ejemplos recientes: la pelea de Martín Redrado, que fue presidente de la entidad desde 2004 hasta 2010, que renunció cuando se creó el Fondo del Bicentenario (con el que se iban a pagar obras con reservas), mientras el Congreso analizaba el decreto por el que lo habían removido; y la muy hablada salida de Alejandro Vanoli, el último hombre de Cristina en la entidad, quién en principio había declarado que se iba a quedar en el cargo cuando asumiera Macri, pero que finalmente le dejó su lugar a Sturzenegger en tiempo y forma.
La Carta Orgánica define al BCRA como una "entidad autárquica del Estado nacional" cuyos objetivos son "promover, en la medida de sus facultades y en el marco de las políticas establecidas por el gobierno nacional, la estabilidad monetaria, la estabilidad financiera, el empleo y el desarrollo económico con equidad social".
Muchos analistas señalan la conferencia de prensa del 28 de diciembre de 2017, en la que se anunció la modificación de las metas de inflación, como el comienzo de la crisis. Estuvieron Marcos Peña, Federico Sturzenegger, Nicolás Dujovne y Caputo, por entonces ministro de Finanzas. Fue el ahora reconocido como "28D", otro día en el que el Central no fue lo independiente que tendría que haber sido.
Ahora el macrismo busca darle más poder a la entidad. En marzo –y a instancias del FMI– enviaron al Congreso un proyecto de ley de reforma de la Carta Orgánica. El objetivo es reforzar la independencia del Banco Central y prohibir financiar con reservas al Tesoro. Lo que podría hacer otra vez el kirchnerismo, lo que dice que no harán jamás los actuales funcionarios.
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