Gustavo Grobocopatel fue uno de los empresarios que salió a celebrar el acuerdo de libre comercio firmado entre el Mercosur y la Unión Europea. El presidente del grupo Los Grobo destacó las oportunidades que se presentan a partir de ahora para la Argentina pero, al mismo tiempo, planteó que el país debe emprender una transformación en su matriz productiva, incluso con sectores que desaparezcan.
"Hay sectores de la Argentina que van a reaccionar rápidamente, otros lentamente y otros que no van a reaccionar. Ahí justamente hay que permitir que haya sectores que desaparezcan, pero el principal problema no es ese. El principal problema que tenemos por delante es hacer que haya muchos sectores nuevos que aparezcan. En ese balance tiene que haber más nuevos que aparezcan que viejos que desaparezcan", señaló el empresario en declaraciones al programa "Dato sobre dato", de FM Milenium.
Si pensamos que vamos a tener que competir con Europa con las dificultades que tenemos ahora, obviamente no somos competitivos
"Si pensamos que vamos a tener que competir con Europa con las dificultades que tenemos ahora, obviamente no somos competitivos. Tenemos el tiempo y las herramientas para hacerlo. Pero si vamos a pretender producir productos de mala calidad, más caros y en una economía cerrada, estamos en el horno", resumió.
Grobocopatel explicó que el acuerdo se debe poner en un contexto más amplio que el económico. "El progreso en el mundo está vinculado con la calidad de los intercambios de conocimiento, bienes y servicios. Entonces en la medida que haya más intercambio o más comercio hay más progreso. Hay evidencia sobre estas cuestiones", dijo.
Con todo, remarcó que estos intercambios facilitados por acuerdos de libre comercio tienen que ser negociados cuidando los intereses propios de cada país. El acuerdo Mercosur-Unión Europea, según su opinión, otorga suficiente tiempo para que los países realicen las adaptaciones y adecuaciones necesarias para que el costo sea lo menor posible.
Según el empresario, agregar valor y diversificar la matriz exportadora y productiva era una utopía antes del acuerdo. "Uno no podía producir valor agregado porque no tenía a quién venderle; Europa estaba blindada a esa posibilidad. Se va a poder industrializar en la Argentina y vender allá. O va a haber más empresa europeas invirtiendo en la Argentina para fabricar sus producto acá", anticipó.
Uno negocia desde la posibilidad y el poder que tiene. En la medida que no tenés ese poder, tenés peores condiciones en la negociación
En la medida que los aranceles disminuyan o desaparezcan habrá mayores oportunidades para productos agroindustriales, no solo agrícolas —como pastas en lugar de harinas o aceites en lata con marca en vez de aceite crudo— pero el empresario advirtió que para lograrlo es necesario ser competitivos. Y puso como ejemplo a la industria láctea y la fabricación de quesos. "Si no produce quesos de la calidad y a menor costo de los europeos (la industria láctea) va a sufrir pero, por otro lado, es un gran desafío mejorar la calidad".
Con todo, admitió que las condiciones de negociación no fueron iguales para los dos bloques. "Uno negocia desde la posibilidad y el poder que tiene. El tema que para tener el poder de Europa, tenemos que converger con Europa. En la medida que no tenés ese poder, tenés peores condiciones en la negociación, con las datos escasos que tenemos hasta ahora (sobre el acuerdo), a uno le gustaría que los cupos sean mayores que sea más rápido", opinó.
"Europa siempre fue el principal mercado de la Argentina, por más que China está creciendo. Es un mercado de 500 millones de habitantes, consumidores sofisticados y de alto poder adquisitivo. Hay muchas inversiones de empresas europeas en la Argentina. Lo más interesante de este acuerdo es que pone el barco en una dirección de transformación del sistema productivo de ambos bloques", detalló Grobocopatel.
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