A pesar de la tendencia de los últimos meses, la Argentina registra la tercera inflación más alta del mundo

Con un acumulado anual de 57,3% en mayo, el aumento de precios minoristas sólo es superado por Venezuela y Zimbabue

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Hace 14 años que Argentina
Hace 14 años que Argentina padece una inflación de dos dígitos.

La mayoría de los países del mundo erradicó la inflación, uno de los flagelos para la economía. Pero Argentina vuelve a ser una excepción, con una tasa de inflación en los dos dígitos desde hace más de una década.

Según los últimos registros, el país cuenta con la tercera inflación más elevada del mundo en 2019, solo superado por Venezuela y Zimbabue. Hace un año, Argentina ocupaba el séptimo puesto en el escalafón.

La inflación de Argentina acumuló en doce meses un 57,3% el pasado mayo: fue la inflación más alta desde enero de 1992, cuando registró 76% interanual, en el tramo final de la hiperinflación y cuando la política económica se adentraba en la Convertibilidad entre el peso y el dólar.

Según datos de Trading Economics, la inflación anual de Venezuela es la más alta del mundo, con un 1.304.499% anual en abril, seguida por la de Zimbabue, en el sur del continente africano, con un 97,85% anual en mayo de 2019.

Siguen en el "top ten" de inflación global Sudán del Sur (56,1% anual a marzo de 2019), Irán (52,1% en mayo), Sudán (44,6% en abril), Liberia (23,3% en abril), Turquía (18,71% en mayo), Haití (17,7% en abril) y Sierra Leona (17,46% en marzo).

Fuera de la comparación queda Siria, envuelta en una guerra entre facciones, cuyos registros de inflación no se hacen públicos desde diciembre de 2017.

"La tasa de inflación en Argentina promedió 197,29% desde 1944 hasta 2019. Alcanzó un máximo histórico de 2.0262,8% en marzo de 1990 y un mínimo histórico de -7% en febrero de 1954″, puntualizó Trading Economics.

En los últimos 75 años la tasa de inflación de Argentina promedió 197,29% anual

Sobre Venezuela, Trading Economics destacó que la tasa de inflación anual "cayó a 1,3 millones por ciento en abril de 2019, desde 1,62 millones por ciento en marzo, según estimaciones del congreso venezolano liderado por la oposición. Es la tasa de inflación anual más baja desde noviembre pasado".

Agregó que "la tasa de inflación en Venezuela promedió 23.664,95% desde 1973 hasta 2019, y alcanzó un máximo histórico de 2.688.670% en enero de 2019 y un mínimo histórico de 3,22% en febrero de 1973″.

En cuanto a Zimbabue, el 97,85% de mayo "fue la tasa de inflación más alta desde que comenzaron las series en diciembre de 2009, debido a un aumento general de los precios, en particular de los combustibles, que aumentaron cerca del 50% durante el mes".

En el país africano, "la inflación general ha estado en una tendencia al alza desde octubre pasado, ya que los zimbabuenses enfrentan una escasez de alimentos, combustible y divisas", indicó Trading Economics. La tasa de inflación en Zimbabue promedió 4,99% desde 2009 hasta 2019, con un máximo histórico de 97,85% en mayo de 2019 y un mínimo histórico de -7,5% en diciembre de 2009.

El fenómeno inflacionario de Argentina

El economista Aldo Abram, director Ejecutivo de Libertad y Progreso, explicó a Infobae que "la gran mayoría de los economistas y políticos piensan que el Banco Central está para licuar los problemas que ellos generan en otras áreas del Estado, como es el excesivo gasto público".

Abram describió un proceso inflacionario con intensa emisión monetaria por el cual "el Central destina pesos a financiar el Estado, que 'chupa' todo el crédito. Entonces, el BCRA debe debe subir la tasa y emitir más para financiar el crédito".

La prioridad del BCRA no es mantener el valor del peso: no se prioriza una moneda que le sirva a la gente (Aldo Abram)

Recordó que la "compra de dólares" efectuada por el BCRA hasta comienzos de 2018, para absorber las divisas ingresadas por endeudamiento externo, también generó una enorme emisión monetaria que trajo como consecuencia que "el año pasado el país tuviera una fuga de capitales espectacular".

"Si se emite para todo eso, obviamente la prioridad del BCRA no es mantener el valor del peso. No se prioriza tener una moneda que le sirva a la gente. Si cae la demanda de pesos, cae su precio y la inflación es el reflejo de eso. Con la devaluación, lo que se puede exportar sube de precio y también lo que se importa", puntualizó el director de Libertad y Progreso.

"Las tasas de interés son altas porque cae la demanda de pesos. Y si hubiera una baja de las tasas muy pronunciada, pasaríamos de una crisis financiera como la observada en 2018 a una crisis económica peor que la de 2002", afirmó Abram.

Tendencia a desacelerar

La desaceleración de la inflación es un fenómeno internacional. En este caso, un dato de apreciable valor para la Argentina es que en la comparación mensual la tasa empezó a reducirse y para diciembre podría aproximarse al 40% acumulado en los doce meses de 2019, con la contribución de una estabilización cambiaria y el freno al aumento de tarifas.

El economista Martín Tetaz señaló que "el dato auspicioso es que en adelante, de no haber sorpresas, la inflación interanual comenzará a bajar de manera sistemática, porque empiezan a salir del computo los meses de inflación más alta del 2018".

"Por ejemplo, en junio del año pasado la inflación fue 3,7% y para junio de este año esperamos que dé entre 2,5 y 2,7%. Lo mismo ocurre con julio pasado, que arrojó 3,1%, mientras que agosto había sido 3,9%, y septiembre, el fatídico 6,5%", describió.

"Mis cálculos son que para julio -dato que se conocerá el 15 de agosto- tendremos una inflación interanual del 54,8%, mientras que para septiembre -dato publicado el 16 de octubre- será del 45,8%. Si es que hay balotaje, la elección de noviembre será en un contexto de inflación interanual del 41,1%", puntualizó Tetaz.

Un informe del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF) consideró que "el hecho que la inflación haya bajado respecto al mes previo por segunda vez consecutiva es una señal claramente positiva que abre la posibilidad de que la inflación efectivamente comience a descender".

"Mientras los efectos de la devaluación se disipan, será clave el poder de fuego del BCRA para ir anclando las distintas variables económicas para que el sendero de inflación comience a someterse a la contractiva política monetaria. Este contexto necesita del apoyo de la parte fiscal del Gobierno, que debe sostener su política de búsqueda de resultado primario equilibrado, y no forzar al BCRA a financiar sus desequilibrios", agregó el IARAF.

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