El Indec dio a conocer el último jueves el dato de inflación correspondiente al mes de mayo, resultando una variación del 3,1% intermensual, lo cual pareciera consolidar la tendencia a la baja comenzada luego del pico de febrero (4,7%). A diferencia del mes pasado, en el que los analistas estimaban una inflación mayor a la posteriormente observada, en esta oportunidad no hubo sorpresa alguna dado que las expectativas confluyeron con el dato publicado por el Instituto. A pesar de la baja intermensual, en los últimos doce meses la inflación se ubicó en 57,3%, marcando un nuevo pico en la serie de precios.
Luego del cimbronazo de febrero, el desempeño de los precios minoristas en los últimos tres meses hace pensar que la desaceleración puede convertirse en el escenario base para los próximos meses
En cuanto a los capítulos que componen el índice, se destacan con mayores subas Salud con un 5,1% y Vivienda, agua, electricidad y otros combustibles con 4%. En el primer caso se registraron aumentos importantes en aranceles de prepagas (7,5%) y medicamentos (5,2%), mientras que en el segundo sobresalen incrementos en alquileres de la vivienda y gastos conexos (4,8%).
Párrafo aparte merece el capítulo de Alimentos y bebidas no alcohólicas (con mayor peso relativo dentro del IPC), que arrojó la segunda menor tasa de variación de los últimos doce meses, al incrementarse un 2,4%. No obstante, no deja de llamar la atención la evolución de dos variedades que forman parte del capítulo bajo análisis: aceites, grasas y manteca, con una marcada tendencia al alza desde febrero (alcanzando su pico en mayo con un 8,9%), y leche, productos lácteos y huevos, los cuales vienen creciendo en torno al 7% mensual desde marzo.
Por su parte, carnes y derivados mostró un "abrupto parate" en sus variaciones alcistas de febrero y marzo, donde el rubro aumentó el 10,3% y el 9,2% respectivamente, alcanzando variaciones del 1,7% en abril y -0,4% en mayo.
Pasando a los factores que subyacen a la desaceleración de mayo se encuentran algunos puntos de importancia tales como:
1 – Tipo de cambio. La escasa volatilidad de la cotización del dólar durante el mes de mayo como consecuencia de la autorización por parte del FMI para intervenir de forma directa en el mercado de cambios. Esta decisión le otorgó poder discrecional al Banco Central y resultó fundamental para contener la divisa y eliminar todo tipo de presión sobre los precios por la vía cambiaria.
2- Tasa. La estabilidad de la tasa de política monetaria (en torno al 70%), que continúa actuando como un dique de contención de la demanda de instrumentos nominados en moneda local. De esta forma, existe un efecto desaliento que retrasa la dolarización de los agentes económicos, impidiendo el traspaso a precios resultante de eventos de volatilidad cambiaria.
3 – Suspensión de ajustes tarifarios. Luego de un año con frecuentes incrementos tarifarios (electricidad, gas, agua, transporte, peajes) se pospusieron nuevos aumentos que le quitan presión al índice de precios. Tal es el caso de la electricidad, cuyo incremento del 4% de mayo fue absorbido por el Estado. Lo mismo sucede con el transporte público, que se mantendrá estable en lo que resta del año.
En cuanto a las expectativas a futuro, se espera que el índice de junio continúe la tendencia a la baja para converger a tasas cercanas al 2,5% mensual. De esta forma y con los ajustes salariales resultantes de los acuerdos paritarios, se lograría recuperar terreno en términos reales. Bajo este escenario, donde la dinámica de precios de los bienes alimentarios se muestra a la baja en los últimos dos meses, se estaría en condiciones de sentar las bases para reactivar el aletargado consumo de las familias, apalancados por:
– Precios esenciales,
– Precios cuidados,
– Plan Ahora 12 y
– Medio aguinaldo, entre otros.
En síntesis, luego del cimbronazo de febrero, el desempeño de los precios minoristas en los últimos tres meses hace pensar que la desaceleración puede convertirse en el escenario base para los próximos meses, siempre y cuando se mantenga controlado el tipo de cambio. Sumado a esto, se requiere de sintonía fina en la política de tasas de interés para no volver a cometer el error de febrero, cuando se recortó sustancialmente la misma reavivando la volatilidad cambiaria.
Si bien es cierto que las tasas de inflación registradas a lo largo del año aún son aún muy elevadas y distan de los guarismos que debe tener un país con aspiraciones de crecimiento y desarrollo económico, el camino próximo a recorrer debe continuar por este sendero decreciente.
El autor es Economista Jefe del Centro Regional del Estudios Económicos de Bahía Blanca (CREEBBA), Fundación Bolsa de Comercio de Bahía Blanca (@creebba)
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