La escena ocurrió el martes, en medio de una serie de preguntas y respuestas entre Horacio Rodríguez Larreta, y los empresarios convocados por el Cycip. Ante una pregunta sobre cómo se imaginaba una futura convivencia con un eventual gobierno kirchnerista a partir del 10 de diciembre, el jefe de Gobierno porteño contestó con reflejos: "Cristina no nos atendía el teléfono antes, pero igual estoy seguro que los argentinos no vamos a volver al pasado". Inmediatamente sonó una catarata de aplausos y se escuchó hasta alguna ovación.
Los hombres de negocios ya votaron a favor de la continuidad del actual Gobierno, aún cuando a la mayoría les fue peor que con el kirchnerismo. Son conscientes, sin embargo, que el regreso de Cristina Kirchner -aún cuando vaya segunda en la fórmula presidencial- será muy difícil de digerir para los mercados. Y esto provocaría serios problemas para la gobernabilidad y también para la difícil tarea de reactivar la economía, que ya arrastra ocho años de estancamiento.
La figura de Alberto Fernández como precandidato a presidente aún resulta extraña para los hombres de negocios. Básicamente le desconfían, aunque la mayoría haya tenido trato con él de su época de funcionario de Néstor Kirchner. En estas tres semanas desde su postulación no generó una sola señal dirigida al sector empresario. Quizás éstas ocurran un poco más adelante, cuando se hayan cerrado las listas y se acerquen las elecciones.
Alberto Fernández es percibido como un candidato más moderado, pero por ahora no dio una sola señal dirigida a los empresarios ni a los mercados. Ni siquiera aclaró qué quiso decir sobre negociar “un compás de espera” para los bonistas
El ex jefe de Gabinete visitó Santa Cruz y el mausoleo del ex presidente, se sacó una foto con el ex presidente uruguayo José Mujica y habló de un "compás de espera" para los bonistas, algo que no rectificó ni aclaró posteriormente. Entrevistado por Adrián Puente para CNN Radio tras la salida de su internación, indicó que "a nadie le conviene un default".
Los mercados siguen inquietos, pese a la estabilidad del dólar. No sólo la cotización se mantiene hace un mes y medio en niveles parecidos, sino que además bajó sustancialmente la volatilidad. Las altas tasas de interés y la capacidad de intervención del Central permitieron que casi mágicamente se dejara de hablar de la cotización de la divisa. El último informe a clientes de Consultatio lo definió a la vieja usanza: "No news, good news".
Los bonos argentinos tuvieron muy leves mejoras, pero no llegan a reflejar esta tranquilidad cambiaria. Se nota que sigue la incertidumbre por el resultado electoral. Aflojó el riesgo país, pero sigue altísimo en niveles de 950 puntos. Y los bonos más cortos rinden 18% anual en dólares. Nadie se la juega, porque no está claro si realmente la Argentina podrá pagar su deuda el año que viene. Para eso, será necesario que se reabran los mercados financieros, algo que no parece claro por ahora.
El economista Gabriel Rubinstein indicó que la calma cambiaria tiene buenas chances de perdurar más o menos como hasta ahora por lo menos hasta fin de julio. Después empieza otro partido, influenciado directamente por las encuestas y el resultado de las PASO.
Hace un mes y medio que se mantiene la estabilidad cambiaria, además con bajísima volatilidad del dólar. Los economistas creen que se podría mantener hasta fin de julio. Después el resultado de las PASO será el que marque el humor
El apoyo empresario a Macri se explica hoy más por un rechazo a un regreso kirchnerista que por convencimiento sobre las bondades de un nuevo gobierno de Cambiemos. Es más, por lo bajo tienen una fuerte desconfianza sobre lo que realmente estará o no dispuesto a hacer el Presidente si es reelecto.
¿Una victoria oficialista no generaría la sensación de que las cosas están bien, y por lo tanto es preferible no tocar nada? El economista Juan Carlos de Pablo lo explicaba en una nota publicada ayer por Infobae con su particular estilo: "No conozco a nadie que se ponga a hacer una dieta si no siente que le aprieta el cinturón. Y muchos arrancan y consiguen resultados, pero después se olvidan por qué se pusieron a dieta y vuelven a engordar".
Aunque nadie tiene una certeza, está claro que el margen de maniobra que tendrá un nuevo gobierno de Cambiemos será muy acotado. Nada que ver al 2015, cuando consiguió financiamiento por casi USD 100.000 millones a lo largo de dos años y medio para financiar el agujero fiscal.
Si Macri gana, es posible que se abre una pequeña ventanilla para poder refinanciar algunas dudas, pero durará muy poco y será por montos mucho menores, con suerte. Los mercados exigirán rápidas y contundentes respuestas para entender si el Gobierno seguirá igual que ahora o avanzará a fondo con los problemas que durante tantos años aquejan a la Argentina.
Obviamente también los empresarios tienen una preocupación similar. ¿Què quiere hacer Macri si gana? ¿Realmente quiere hacer algo? Son las preguntas que se escuchan en las reuniones del Grupo de los 6 y en los distintos encuentros empresarios.
Aunque apoyan, los empresarios quieren saber qué piensa hacer el Gobierno si consigue la reelección. Lo peor será confiarse porque quedó atrás el “cuco” del kirchnerismo. Pero por ahora Macri no dio una sola señal sobre sus planes futuros
En el establishment hablan de un "muro". Una gran pared que llega hasta el 10 de diciembre, pero que impide ver más allá. Con semejante panorama, nadie estará dispuesto a tomar decisiones de inversión y eso complica el ritmo de recuperación económica.
El convencimiento de los mercados y de los empresarios es que el Gobierno, si sigue, tendrá que dar señales de cambio desde el primer minuto. Encarar ahora sí un gran acuerdo político y social, algo que se intentó a las apuradas con el "acuerdo de 10 puntos", pero que quedó diluído por las urgencias electorales.
"La sociedad tiene que ponerse de acuerdo sobre algunos rumbos básicos a los que todos nos tenemos que comprometer", explica el presidente del banco Santander Río, Enrique Cristofani, director de ABA (cámara de bancos extranjeros), pero que también participa de la mesa chica del Foro de Convergencia.
Detrás de esto, entienden en el establishment, está la necesidad de atacar de manera urgente temas como la maraña de impuestos distorsivos, el peso de las cargas laborales e introducir cambios en el sistema previsional, como lo están intentando hacer la mayoría de los países de la región. Es sólo una primera enumeración que aparece en cualquier charla. También la necesidad de avanzar en un nuevo acuerdo, de más largo plazo con el FMI, algo que seguramente el organismo estará dispuesto a discutir.
Las encuestas recientes que por primera vez miden la fórmula Fernández-Fernández mostraron que el Gobierno tiene margen para soñar. La presencia de Alberto no restó pero tampoco parece haber sumado mucho al kirchnerismo. Y la estabilidad del dólar, junto con una incipiente recomposición salarial aportaron a mejorar la imagen e intención de voto de Macri. Pero todavía quedan muchos rounds hasta la pelea de fondo.
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