Los futuros de los mercados de Europa en alza, la leve caída de las acciones de las bolsas chinas y la de Hong Kong y el feriado de Estados Unidos, auguraban otro día de cautela para el mundo y para la Argentina.
Con este escenario, los mercados asiáticos operaban al principio de la rueda con bajas moderadas de hasta 0,60%, mientras los de Europa abrían en alza. Wall Street que abre el martes, tenía todos sus indicadores en terreno levemente negativo, un dato que no da ninguna pista sobre lo que puede suceder el martes cuando vuelva a operar.
Para el Gobierno lo mejor que puede suceder es tener una semana como la anterior donde el dólar subió 0,55% pero sin volatilidad. Cada día sus movimientos al alza o a la baja eran de 20 centavos promedio. Ese desenvolvimiento es mejor al de fuertes bajas o fuertes subas que tuvo casi todo el año. Aun con el dólar en baja, la volatilidad hace daño porque les quita previsibilidad a los exportadores y da lugar a especulaciones que obligan al Banco Central a subir tasas o a intervenciones no convencionales.
Si bien la estabilidad no se logró sola, sino con la intervención del Banco Central apostando en los mercados de futuro a los plazos más cortos y con la venta de dólares de la banca oficial sobre los finales de cada rueda, fue una semana positiva.
El detalle, que no es menor, fue que se redujo el monto de negocios de cada rueda porque si bien los exportadores estuvieron presentes, fue con posturas más modestas porque la situación internacional los afecta. La soja, por caso, aunque subió 1% el viernes a USD 304 dólares, sigue en niveles muy bajos y solo los compensa la suba del dólar contra el peso. Pero también provoca que los exportadores regulen sus liquidaciones a la espera de mejores valores.
Lo paradójico es que acá se encuentran los dos fuegos que atraviesan a la Argentina. La situación política y la guerra comercial entre Estados Unidos y China y el dólar se comportó con una estabilidad que no se vio a lo largo del año. Esto es en cuanto a la volatilidad de las negociaciones diarias. En ninguna de las ruedas hubo subas y bajas bruscas.
La calma es más llamativa porque la política aumentó las dudas del mercado, pero solo se reflejó en el riesgo país; no en el precio del dólar. Que un bono en dólares que vence en 2020 rinda 17%, es un indicador elocuente de que su paridad es exageradamente baja y señala que hay un gran riesgo a partir del Gobierno que venga.
En este riesgo influye que, con el cambio de fórmulas, el kirchnerismo sigue encabezando todas las encuestas, aunque su discurso aparece más moderado respecto a lo que harán con la deuda externa y la negociación con el FMI. Pero esas palabras para los inversores son inocuas y no alejan el peligro de un default o del cepo cambiario.
En el exterior, la situación de China y Estados Unidos está golpeando directamente a todos los mercados del mundo y revalorizando al dólar porque sube el precio de los bonos del Tesoro norteamericano y del oro, mientras caen los valores de las materias primas y las acciones.
En otro momento, en un escenario así el dólar habría volado en la Argentina, pero no lo hizo porque el Central mantuvo la plaza seca de dinero, las tasas elevadas, emitió nuevos bonos y los exportadores liquidaron sus divisas regularmente. A esto hay que sumarle la venta diaria de USD 60 millones por parte del Tesoro Nacional y la amenaza del Banco Central de intervenir directamente en cualquier momento.
El problema es que el Banco Central inicia la semana con las reservas en baja y se devoró íntegramente la última entrega de divisas que le hizo el FMI. Solo en la semana pasada, las reservas perdieron USD 1.863 millones.
De todas maneras, lo que suceda el lunes será irrelevante porque ni Wall Street ni el mercado de Chicago operarán por el feriado que conmemora el Día de los Caídos. Para el Gobierno es un día en el que no tendrán que perder tiempo mirando en las pantallas de los celulares cómo evolucionan el dólar, la bolsa y el riesgo país.