"Es como si Game of Thrones se hubiera congelado en el anteúltimo capítulo", graficó un estratega de inversiones de un banco neoyorquino. En ese estado de expectativa e incertidumbre se encuentran los analistas de Wall Street que día a día siguen los avatares de la política argentina.
Todos los pronósticos para el capítulo final quedan de momento suspendidos. Todavía falta mucho para la primera vuelta electoral y más aún para la segunda. El escenario sigue abierto y mucho dependerá de la evolución de la economía. Pero pasada la primera sorpresa algunos expertos de Nueva York y Washington coinciden en resaltar un dato de impacto político inmediato: el reconocimiento implícito de debilidad electoral que supuso la decisión de Cristina Kirchner de colocar a Alberto Fernández al frente de la fórmula presidencial.
El mercado lo interpretó ayer bajo esa misma luz, por eso no hubo sobresaltos en Wall Street. Sólo con los votos del kirchnerismo duro, razonan los analistas con algún voluntarismo, no le alcanza a la ex presidenta para derrotar a Mauricio Macri. "Quedó claro que las posturas radicales no pueden ganar en la Argentina", resumió a Infobae Walter Molano, economista jefe para mercados emergentes de BCP Securities, de Nueva York.
Desde ese punto de vista, el centro obtuvo ya un primer triunfo, aún antes de competir. Una derrota simbólica similar sufrió la ex presidenta cuando debió elegir a Daniel Scioli como candidato en 2015, recuerdan. Pero en este caso el revés para Cristina Kirchner es doble, dijo Molano, porque ese centro peronista que pretendió conquistar con Alberto Fernández como abanderado no se unificó detrás de su candidatura.
"Cristina jugó a tomar el control del partido pero no lo logró, y ahora además va como candidata a vice", señaló el experto. A su juicio, el escenario está hoy más o menos donde estaba una semana atrás, con una diferencia que puede modificar el tablero: el gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, asoma como "el gran ganador" porque luego de su triunfo en la provincia quedó posicionado para convertirse en el conductor del peronismo moderado, donde "no hay lugar para la ex presidenta". Su voluntad de liderar ese espacio, si la tiene, empezará a verse con más nitidez en los próximos días.
Benjamin Gedan, responsable del Argentina Project del Woodrow Wilson Center, en Washington, cree que el gesto de Cristina fue "demasiado tímido" como para ser exitoso. "Si se hubiera autoexcluido, quizá hubiera logrado unificar al peronismo y darle así un golpe de gracia a los sueños reeleccionistas de Mauricio Macri", indicó a Infobae.
"Al permanecer en la fórmula, seguirá ahuyentando a los peronistas moderados y a los votantes indecisos, desilusionados con Cambiemos pero traumatizados aún con la corrupción cristinista y con las divisiones políticas como para permitirle siquiera acercarse a la Casa Rosada", completó el experto. La presencia de la ex presidenta en Comodoro Py será hoy un recordatorio para ese electorado que por ahora no tiene dueño, al que todos intentarán seducir.
Así y todo, hay interpretaciones diferentes, que recomiendan mirar con cautela. Para Daniel Kerner, especialista para América latina del Eurasia Group, la unificación de la oferta peronista es todavía una moneda que gira en el aire. "Habrá que esperar para ver si fue exitosa o no", dijo a Infobae sobre la jugada de la ex Presidente. Ese éxito, sostuvo, se va a medir por su capacidad de expandir el espacio kirchnerista, algo que para el experto es una posibilidad cierta, aunque "va a depender de qué tan desordenado quede Altenativa Federal y, sobre todo, de lo que haga (Sergio) Massa".
"También van a ser importantes las señales que dé Alberto Fernández sobre qué va a hacer en el poder si gana, hoy eso es todavía confuso", agregó Kerner. Según el especialista del Eurasia Group, el ex jefe de Gabinete kirchnerista es un "pragmático" que cuando participó de la mesa chica de los Kirchner "fue uno de los defensores de las políticas más racionales, tenía buena relación con el Grupo Clarín y era uno de los operadores políticos más astutos del gobierno".
Esto podría traducirse en "una mayor predisposición a negociar con el FMI, a evitar un default y a resistir las inclinaciones más intervencionistas de Cristina y algunos de sus asesores", indicó Kerner. Pero el gran interrogante es quién de los dos tendría la última palabra. "Ella parece estar dando un paso atrás para asegurar su victoria, no para perder influencia", concluyó.
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