El indicador del Indec de utilización de la capacidad instalada en el conjunto de la industria manufacturera volvió a contraerse en marzo, tras un leve repunte en febrero, pero se ubicó por cuarto mes consecutivo entre los más bajos para ese mes en más de 17 años.
Para el promedio de la industria el índice general dio cuenta de un grado de utilización de la capacidad máxima técnica de producción por debajo del 60%, apenas 57,7%, al cual cayó en diciembre 2018, cuando muchas empresas optaron por las paradas habituales de mantenimiento anual de las plantas, y luego continuaron en enero y febrero con el recorte de la jornada laboral por vacaciones.
Pero ya desde marzo, al sostenerse la retracción de la demanda, principalmente la interna, mientras que la de exportación no alcanzó para neutralizar ese efecto, en particular en la relevante rama automotriz, varias empresas se vieron forzadas a programar suspensiones de personal.
Desde marzo, al sostenerse la retracción de la demanda, principalmente la interna, mientras que la de exportación no alcanzó para neutralizar ese efecto, muchas empresas comenzaron a implementar un plan de suspensiones de personal en plantas
El relevamiento del Indec dio cuenta de que los sectores con mayor grado de subutilización de los establecimientos fueron las terminales y complejos automotriz con una media del 65%; metalmecánica 57%; caucho y plástico 51%; textil 50%; y de alimentos y bebidas 44 por ciento.
Pérdida de competitividad
De los 12 grandes sectores del indicador oficial, en 2 se registraron en marzo último los índices más bajos de uso de la capacidad instalada en poco más de 17 años: la productora de alimentos y bebidas; y las manufacturas de tabaco.
Las ramas productoras de alimentos y bebidas; y las manufacturas de tabaco, registraron en marzo el mayor grado de capacidad ociosa en más de 17 años
La encuesta de expectativas de los empresarios para el segundo trimestre respecto de igual tramo del año anterior arrojó un saldo de respuesta claramente negativo, con un promedio de utilización esperada de los establecimientos en torno al 60%, o, lo que es lo mismo, un grado de capacidad ociosa del 40 por ciento.
Una de las consecuencias de semejante desaprovechamiento del potencial fabril es el creciente peso relativo de los costos fijos de producción respecto del total, con el consecuente efecto negativo sobre la competitividad de las empresas y deterioro hasta el extremo de la rentabilidad del negocio.
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