Ya entrado en el segundo trimestre, la actividad económica está lejos de marcar un punto de quiebre de la recesión que iniciara en ese período de 2018, cuando comenzó una larga corrida cambiaria, provocada por una muy anticipada redolarización de carteras.
Las expectativas de los empresarios, que contrastan fuertemente con las que tienen los economistas en el Ministerio de Hacienda y en el Banco Central, indican que en el período abril a junio tanto la construcción como la producción del conjunto de las manufacturas volverá a caer para la mayoría de las empresas, aunque el resultado final es incierto, porque el relevamiento del Indec no discrimina entre cantidad de firmas y magnitud de las subas y bajas de los indicadores de actividad.
Frente a esa realidad, algunos economistas, como Julio Piekarz, ex gerente general del BCRA, académico y consultor de empresas locales y del exterior, principalmente, dijo en una entrevista con Infobae: "el Gobierno quiere que no suba el dólar y baje la inflación", porque de eso depende la reelección.
– Hace exactamente un año, cuando lo entrevisté decía: "Veo una falta de profesionalismo en el equipo económico, que explica 4 modificaciones en la política cambiaria, y refleja la falta de un plan económico". ¿Hoy, con el Acuerdo con el FMI, también con varias correcciones, porque primero se ajustaron las metas y el monto; luego se autorizó el uso de giros al Tesoro para vender dólares en el mercado de cambio; después se relajó la meta de gasto por la extensión de la recesión y últimamente la cuarta con la virtual extinción de la zona de no intervención, piensa lo mismo?
– Hoy todo el escenario está dominado por el corto plazo, por el escenario electoral y por las expectativas que genera. El plan que tiene la Argentina, que es el que se acordó con el Fondo Monetario Internacional, en lo que se podría llamar, como bien dice usted, el Stand-by IV, siempre fue un plan de corto plazo. Y como tal sigue siendo un plan que además se va a ajustando con el pragmatismo de llegar a las elecciones con la menor desestabilización nominal posible, por un lado, y con las mejores perspectivas para ganarlas, por el otro.
Siempre hubo un plan de corto plazo. Y como tal sigue siendo un plan que además se va a ajustando con el pragmatismo de llegar a las elecciones con la menor desestabilización nominal posible, por un lado, y con las mejores perspectivas para ganarlas, por el otro
Por tanto, este último cambio en el acuerdo con el FMI de poder intervenir en lo que era la zona de no intervención lo que busca es estabilizar, sobre todo en el mercado cambiario, porque de alguna manera los votos, así como en la época de Carlos Menem, era el "voto cuota", ahora el voto es "voto dólar". Este es un plan que no incluye ningún tipo de transformación estructural. Es más, diría que las transformaciones estructurales, algunas que había imaginado al comienzo de su gestión el macrismo, porque también se quedó un poco corto en todo eso, ha sido suspendido, por las razones que fuere, aunque tiene mucho que ver la gestión económica de Mauricio Macri.
Lamentablemente, siempre digo, voy a votar a Cambiemos porque no quiero que venga el populismo recargado, por lo menos, si el Gobierno gana la reelección vamos a evitar que se profundice ese populismo recargado, pero nadie puede negar que la gestión económica fracasó.
– En ese escenario en el que por temor a que vuelva un populismo recargado, como dice, porque realmente la oposición aparece como mezquina en presentar sus propuestas de Gobierno, entonces más vale malo y conocido que bueno por conocer, ¿cómo ve el día después de un posible triunfo de Cambiemos? ¿cree que se llegará bien al próximo 10 de diciembre; se llegaría con lo justo, con lo que inmediatamente volvería a caer la imagen del Presidente y su gestión para los próximos 4 años?
– Creo que si gana Mauricio Macri el Índice de Riesgo País va a caer entre 200 y 300 puntos básicos, es la crema que tiene actualmente, por el temor a que ganen propuestas como la del kirchnerismo, que pueden poner en juego valores democráticos y racionalidad económica, más allá de lo que se diga. De todos modos, aunque gane Macri, después de las elecciones también se va a enfrentar una situación muy compleja, que existe hoy; se va a profundizar y va a seguir.
Creo que si gana Mauricio Macri el Índice de Riesgo País va a caer entre 200 y 300 puntos básicos, es la crema que tiene actualmente, por el temor a que ganen propuestas como la del kirchnerismo
Hoy no sabemos cuáles son los planes económicos de la oposición, tampoco de Cambiemos. Además, la coalición gobernante está en un proceso, presionado por la crisis económica, y con vistas a las elecciones, de transformación de su composición, con versiones de nuevas conversaciones entre el PRO y el radicalismo; más versiones de posible ampliación, que se traduce en el programa de 10 puntos que son muy generales, pero que a su vez están abiertos a negociaciones que no sabemos en qué van a terminar. Entonces, no veo un plan económico de mediano plazo de estabilización, transformaciones; y crecimiento. No ha dicho nada la oposición, no ha dicho nada el Gobierno, aunque está cambiando algo, quizás marginalmente su composición; no dice si va a hacer algo nuevo de acá a las elecciones; y tampoco después. Como han dicho muchos periodistas, estas son unas elecciones sin discusión de ideas, y el macrismo va con decisiones que pueden ser válidas pero sin expresar un plan económico con bases sólidas.
– ¿En el supuesto de que Cambiemos logre con lo justo la reelección, baje 200 a 300 puntos básicos el índice de riesgo país, y consecuentemente la tasa de interés, qué escenario imagina a partir del 10 de diciembre próximo? ¿espera que se explicite un plan económico?
– El corto plazo va tener que seguir siendo administrado con las herramientas que haya a mano. Creo que en los 90, por ejemplo, la estabilización que se logró con la convertibilidad estuvo muy ayudada por todo el período previo, donde hubo una fuerte desestabilización, por el programa simultáneo de reformas estructurales, porque ancló mucho las expectativas de la gente, de los principales operadores del exterior, y de la economía en general. Hoy no tenemos eso.
De ahí que me parece que habrá que anunciar un programa de reformas estructurales con el mayor consenso político posible. Pero como bien dijo en este punto el presidente Macri, que aparentemente maduró con la crisis, cuando hace un mes dijo en la 16° Cena Anual del Cippec, en el Predio de la Rural: "hay que convencer y sino hacer igual". De hecho, la deuda con el Fondo Monetario Internacional que hoy está en un stand-by, y que empieza a vencer en el 2021, pero la mayor exigencia estará en 2022 y 2023 va a tender que desembocar en un Acuerdo de Facilidades Extendidas que tiene plazos más largos, entre 4 y medio y 10 años y es a cambio de reformas estructurales. De modo que van a coincidir las necesidades de extender el acuerdo con el FMI con la de encarar un plan de reformas estructurales, el cuál ya se tendría que estar preparando. Pero no veo que sea así, sino que hoy, primariamente, veo todos los esfuerzos en ganar las elecciones.
Me parece que habrá que anunciar un programa de reformas estructurales con el mayor consenso político posible. Pero como bien dijo en este punto el presidente Macri, que aparentemente maduró con la crisis, cuando hace un mes dijo en la 16° Cena Anual del Cippec: ‘hay que convencer y sino hacer igual’
– ¿No cree que hacia 2020 se ingrese con las finanzas públicas más ordenadas y menor déficit fiscal que redunde en un alivio de las necesidades financieras?
– La cobertura del financiamiento necesario para 2020 y 2021 no será sencilla. Es complicada porque primero vence bastante deuda; segundo el roll over (renovación) no está garantizado, ni mucho menos, por algo hubo que acudir a la asistencia del FMI; tercero porque harán falta fondos frescos para pagar los intereses que representan entre 3% y 4% del PBI, mientras el Gobierno proyecta un superávit primario de 1% del PBI, pese a que hoy no sabemos si se podrá alcanzar el déficit cero; y nadie explicó cómo se obtendría el superávit de 1% que aún así sería insuficiente. Y lo único que han sido capaces de imaginar fue aumentos de impuestos, como ocurrió en esta semana.
– ¿Percibe una baja genuina del lado del gasto primario?
– La disminución que se observa, dejando del lado la baja de los subsidios a través de más tarifas que pagan los usuarios, y también apartando la reducción del gasto de capital (inversión pública) que de por sí no es buena, se ha sustentado en la licuación por la aceleración de la inflación. El Gobierno va a terminar estos 4 años con una suba de los Precios al Consumidor de 270%, y con un tipo de cambio que es 4 veces y medio más alto.
– ¿Semejante tasa de inflación acumulada, y el récord anual de este año en casi 3 décadas, factores internos y externos mediante, cree que es consecuencia a errores de diagnóstico y de gestión, o también de la magnitud de los desequilibrios heredados?
– Tienen un porcentaje muy alto por la situación heredada, pero también una parte importante por la mala gestión económica. La situación financiera global local no puede jamás hacerse responsable de la inflación acumulada en este período. Argentina llegó a 2018 con un estado de gran vulnerabilidad, déficit gemelos enormes (fiscal y externo), frente a los cuales no hubo reacción anticipada, ni medidas, y de dependencia con el Banco Central que tiene una historia que ya conocemos.
– Con lo que se denominó el Stand-by 4, que permitió terminar con la zona de no intervención dentro de las bandas de flotación, surge un nivel de Reservas Internacionales Netas (RIN), el cual sumado a los USD 9.600 millones que ya comenzó a vender el Tesoro, tras la flexibilidad concedida por el FMI, surge una disponibilidad de divisas suficiente para estabilizar el mercado, si los titulares de colocaciones a plazo fijo en pesos desearan redolarizarse ¿Cree que eso es suficiente, o falta alguna medida para también estabilizar el mercado de bonos, que se traduce en alta volatilidad del Índice de Riesgo País?
– Al mercado de bonos no hay otra forma de atacarlo que no sea creando confianza y bajando el riesgo país, haciendo que los mercados quieran comprar deuda argentina a estos precios tan depreciados. Todas las propuestas de recomprar deuda son inviables porque no hay fondos para eso; más allá de algunos recursos de la Anses que no sé si es el mejor destino; en parte porque es limitado su capacidad de compra y no genera contagio en los mercados. Y cualquier decisión del Tesoro de recomprar deuda, sería desfinanciar lo que resta de este año, o lo que hay, que es muy poco, para 2020.
Cualquier decisión del Tesoro de recomprar deuda, sería desfinanciar lo que resta de este año, o lo que hay, que es muy poco, para 2020
En cuanto a las reservas, las RIN, a fin de marzo, que es el último número cierto, era de USD 22.000 millones. Y cualquier dólar que tenga que vender el Gobierno para estabilizar alguna significación del proceso de redolarización va a hacer bajar ese indicador que mira el FMI, y afecta la confianza internacional en la medida en que sea un monto importante. Si se usaran hasta USD 3.000 millones no generaría un daño significativo. Para los que razonan que de los USD 22.000 millones se pueden usar USD 10.000 millones, les digo que eso generaría un cambio importante en la confianza de los mercados, que ya es delicada.
– ¿Eso no sería un fenómeno transitorio por el escenario electoral en el que no sólo no se discuten ideas ni aparecen propuestas de política, sino que se pasó de una posibilidad a una alta probabilidad de regreso de un "populismo recargado", como lo definió, y si eso ocurre, a partir de octubre o antes, podrían recuperarse esas reservas, para evitar una indeseada apreciación del peso por parte de los sectores exportadores?
– Si luego de las elecciones que, supuestamente, ganara Cambiemos, y hay un plan económico muy serio, de corto, mediano y largo plazo, como dijimos de estabilización, transformaciones y crecimiento, diseñado y llevado a cabo por personas creíbles, sí, eso va a suceder. Pero hoy no hay nada claro, y por tanto ni firme, respecto de eso.
– ¿Los cambios de política fiscal, cambiaria y monetaria instrumentados desde octubre último no le generan confianza?
– Dejando de lado por un instante a las personas, lo que hoy ofrece el Gobierno en economía, no alcanza para eso. Por otro lado, también tiene socios que le siguen pidiendo aumentos de impuestos y aumentos de gastos; cuando hay 4 reformas fundamentales para hacer: la previsional, la impositiva, la laboral y la del Estado, que implica una baja importante del gasto público en serio. Las 4 están paradas, y hasta ahora cuando se habla de reformas, de las únicas que se hablan son las laboral, impositiva, y sobre todo previsional; nadie plantea una reforma del Estado. Y en los 10 puntos que presentó el presidente Macri para consensuar con la oposición tampoco se habla de baja del gasto público.
La Argentina, con el esquema de política económica que se ha venido manejando en los 12 años previos al actual Gobierno, y en los últimos 4 años también, le va a resultar muy difícil tener un crecimiento sostenido de la actividad económica. Sabemos que el gasto público sigue en niveles récord; que la presión tributaria bate récords; y que el impuesto inflacionario que los funcionarios no miden, ha sido enorme, por más que ahora con la expansión de base monetaria cero no lo pueden recaudar; aunque hay impuesto inflacionario por todos lados. Desarticular esto requiere de una reforma de escala enorme, por parte de un gobierno que genere coaliciones que lo apoyen, pero también que tenga la claridad de ver que eso es necesario.
El presidente Mauricio Macri subestimó totalmente la economía. Y como convocó a economistas complacientes que le dijeron sí a todo, que todo era posible, y que sí se puede; y no hubo un enganche, con la experiencia histórica de la Argentina que mostrara que todo ese camino era equivocado. Fue temerario al hacer una inacción fiscal que desembocó en la crisis de 2018.
– ¿Se puede esperar que ahora que terminaron la mayor parte de los ajustes de tarifas, la inflación comience a desacelerar significativamente, o esa suba de precios que "está en todas partes" va a seguir presente en todo el semestre, y por tanto ya no será sólo difícil bajarla del 4% mensual, sino del 3 por ciento?
– Ya sabemos que abril terminó con alrededor de 4%. Creo que puede bajar. La gran prueba es si se logra mantener en una lucha día a día calma relativa en el mercado cambiario, con un mínimo uso de reservas. Bajo esas condiciones, creo que la inflación puede empezar a bajar, aunque manteniéndose aún en niveles altos. El REM del Banco Central, que es sólo una referencia, prevé que en el mes anterior a las elecciones la variación del Índice de Precios al Consumidor va a caer a poco más de 2% mensual. Creo que para Macri si se lograra eso, sería mucho más de lo que puede esperar. No estoy seguro de que se logre, porque, como dije, tiene muchos condicionantes.
Además, no hay que olvidar que en medio de una recesión como la que se está atravesando, según el REM del Banco Central en los trimestres I, II y III la economía va a crecer en promedio un 0,5% respecto de los 3 meses previos, pero de todos modos se trata de niveles muy bajos. Y hay márgenes en las empresas que están comprimidos. Eso quiere decir que hay precios que están rezagados.
Hay márgenes en las empresas que están comprimidos. Eso quiere decir que hay precios que están rezagados
– Y además, están pendientes los efectos de los acuerdos que se cierre en paritarias…
– Exacto, más las paritarias, donde muchas buscarán incorporar ajustes por los desvíos del año que pasó; más lo que reclamen los sindicatos para este año, con expectativas de inflación en aumento. Por eso ni bien comience a reactivarse la economía, la presión sobre los precios se a sentir. Y la percepción de que se llegue a fin de año con atraso cambiario, implica que muchos precios de los bienes transables llegarán muy comprimidos. Por tanto, no va a resultar fácil desactivar la presión inflacionaria que alimenta a nuestra economía. Si Cambiemos gana y no tiene un plan económico absolutamente serio, y con gente absolutamente seria, vamos a terminar con serios problemas.
– ¿Qué plan ve en el Gobierno para que la inflación baje?
– Que se atrase el tipo de cambio, que la paridad suba por debajo del ritmo de inflación mensual. No me cabe ninguna duda, porque necesitan que baje el ritmo de alza de los precios. El problema de eso es que a medida que se atrase el tipo de cambio, a lo que ya se ha venido retrasando desde octubre de 2018; y de la volatilidad de las encuestas, cerca de agosto, septiembre u octubre, cualquiera que a partir del próximo año tenga que administrar el país y la economía, va a encontrar un dólar muy atrasado y la gente puede empezar a redolarizar carteras también en ese momento, es decir dar lugar a una nuevo ola de redolarización.
A medida que se atrase el tipo de cambio, a lo que ya se ha venido retrasando desde octubre de 2018; y de la volatilidad de las encuestas, cerca de agosto, septiembre u octubre, cualquiera que a partir del próximo año tenga que administrar el país y la economía, va a encontrar un dólar muy atrasado y la gente puede empezar a redolarizar carteras también en ese momento
– ¿Por eso es que usted le asigna gran relevancia llegar a octubre con un plan consensuado con gran parte del arco político, para que desde el mismo 10 de diciembre, poder anunciar ese paso y restablecer la confianza?
– Claro, creo que el FMI no va a permitir un Acuerdo de Facilidades Extendidas sin ese plan ni consenso con la oposición que tiene bancas en Diputados y en Senado; y además lo van a llevar adelante éstas personas. Y tengo todo el apoyo internacional, como quedó demostrado que el presidente Donald Trump apoya incondicionalmente al presidente Macri; y que las otras grandes economías también. Eso es lo que está pasando.
– Eso fue clave para que el Gobierno lograra las tres modificaciones del Acuerdo Stand-by de junio en sólo 10 meses…
– Si hay algo que hay que reconocerle al presidente Macri fue la capacidad que tuvo, a través de su diplomacia personal, de convocar un apoyo internacional inédito. Creo que eso lo salvó.
Fotos: Lihue Althabe