En una semana signada por la debilidad de la política económica y financiera, porque nuevamente, como un año antes, se desató un salto del tipo de cambio, como consecuencia del temor de los inversores a que el próximo gobierno tenga el signo del populismo, basado en encuestas de opinión, pero también por la incapacidad de la administración Cambiemos de defender las políticas monetaria y fiscal, y apelar a débiles medidas de asistencialismo y acuerdos de precios en los que el mercado observa que no cree, Infobae entrevistó al l actual secretario de Hacienda del Municipio de La Matanza, Roberto Feletti, que tuvo un rol destacado en la política fiscal del gobierno anterior; como secretario del área de las finanzas públicas en la Ciudad de Buenos Aires y en la Nación, y también como presidente de la comisión de Presupuesto de la Cámara de Diputados de la Nación, y viceministro de Economía en la segunda mitad del primer gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.
El economista marcó lo que considera son los principales desaciertos de la política del Gobierno de Cambiemos, como que "nunca logró recuperar la confianza del empresariado, porque tiene un sesgo antiindustrial", al tiempo que reivindicó, aun con los errores del segundo mandato la gestión de Cristina Fernández de Kirchner: "tan mal no debe haber hecho las cosas, porque no puede ser a la vez historia y futuro".
– ¿Cómo ve la coyuntura económica?
– La veo muy mal, como casi todos los economistas, porque los desequilibrios macroeconómicos se han agudizado, y que cuando un equipo económico, para no ponerlo en cabeza del Presidente, se le escapa la tasa de interés, el dólar, y los precios al mismo tiempo, algo mal hay, y algo tienen que hacer. Ahora han ensayado esta idea, a contramano de lo que siempre ellos pensaron, de lograr una canasta básica, un congelamiento de tarifas y un anclaje del dólar, que creo tratan de relacionar con el cierre paritario de mayo-junio; y el medio aguinaldo, que julio es un mes con plata en la calle y con cierta contención de precios, mejorar el clima para las elecciones primarias de agosto. Eso es lo que me parece está pasando.
Normalmente julio es un mes de mucha actividad. En general el segundo semestre suele de ser de mayor actividad que el primero porque el trabajador llega marzo con el sueldo viejo, se gastó la plata en vacaciones y la canasta escolar; entonces empieza un proceso que en mayo-junio se recompone, llega el medio aguinaldo, y en julio con las vacaciones de invierno ya levanta. Entonces el Gobierno enfoca este plan pensando que en agosto se vota, y por eso dice: "quiero llegar con una inflación controlada, anclada con el tipo de cambio, anclada con esta canasta básica; y con el congelamiento de tarifas, para que la recomposición salarial tenga el mayor rédito posible. Y, obviamente, termina en no rédito electoral. Creo que es una cuestión muy precaria.
– ¿Cuál es su expectativa sobre la respuesta de los empresarios, cree que van a responder con más ventas y aumento de la producción, o lo van a aprovechar para recomponer los precios contenidos por la recesión del último año?
– En la medida en que el Gobierno no tiene políticas claras de recuperación de la demanda efectiva, nadie se va a largar a producir más allá de la capacidad ociosa. Creo que el problema que tiene hoy un empresario son dos cuestiones, que son bien de corto plazo: 1) si vendo stock, a qué precio repongo, porque hay incertidumbre sobre la lista de precios; y 2) y si al revés, aguanto el stock, cómo lo financio. Pensemos que las empresas, inclusive las medianas que son unas 120.000 empresas que para mí son el pulso de la economía; hay otras 450 mil pymes; que en muchos casos están pagando a 30 días y cobrando a 120, o a 90 días; alguién financia esos 60 o 90 días; o los proveedores, o los bancos. Si uno va a cambiar un cheque o pedir un adelanto en cuenta corriente lo matan. Los proveedores aguantan también porque hay incertidumbre de precios. Entonces, con tasas de interés altas con incertidumbre de precios, los empresarios están jugando a mantener su empresa, vendo-compro, no puede hacer una gran apuesta.
En la medida en que el Gobierno no tiene políticas claras de recuperación de la demanda efectiva, nadie se va a largar a producir más allá de la capacidad ociosa
Uno de los grandes problemas que tuvo el Gobierno de Mauricio Macri, se lo digo en forma objetiva, es que no pudo recomponer la confianza empresaria, pero no ahora, a lo largo de su Gobierno. La falta de oferta privada dólares que nunca la pudo recomponer, ahora menos, incluso antes de la crisis, incluso después de ganar la elección de medio término en octubre de 2017, y ni siquiera que reinviertan las utilidades. Si uno ve los balances cambiarios del Banco Central, la salida de fondos por giro de divisas al exterior de las empresas extranjeras; y ve salida de capitales para formación de activos en el exterior, alcanzó un promedio de USD 25.000 millones por año; un año fue USD 31.000 millones, otro fue USD 20.000 millones; en 2018 volvió a acercarse a los USD 30.000 millones.
– ¿No cree que eso es parte de la historia argentina en la que peso que sobra se destina a la compra de dólares, como reserva de valor; y que en lo que respecta al pago de dividendo fue la consecuencia de 4 años con cepo cambiario?
– Lo hubiera entendido el primer año. Efectivamente, les decía a las fuerzas políticas, vamos a ver en el balance Banco Central de 2016 una salida de capitales, pero ya en 2017 me parece que, incluso habiendo recompuesto precios y ganancias en sectores como la energía, el agro, y con una economía que crece; y con una perspectiva electoral razonable, uno pensaba que no iba a pasar, y pasó. Una cosa es la discusión del atesoramiento, del ahorro, pero por el otro es el flujo de divisas habitual.
El Gobierno diseña un esquema de decir: "voy a tener una cuenta corriente de divisas deficitaria y la voy a sostener con una cuenta de capital superavitaria". Pero cuando se analiza el balance cambiario se observa que de los dólares que entraron al país hubo un 20% para inversión y 80% por deuda. Eso se puede sostener un año o dos, pero no puede haber un modelo que funciona permanentemente con un déficit de cuenta corriente, y una cuenta de capital superavitaria apoyada solamente en endeudamiento. Cualquier cambio internacional la deja la Argentina muy vulnerable.
Además, el Gobierno leyó muy mal al mundo y un problema estructural, que fue que no logró recomponer la oferta privada de dólares, por lo menos para hacer sustentable un esquema del sector externo; y el segundo, yendo ya al componente de cuenta de inversión que estamos en un momento donde la guerra comercial entre las dos principales economías del mundo, donde las medidas proteccionistas están a la orden del día; donde está cuestionada la Organización Mundial de Comercio y el multilateralismo, el Gobierno abre la economía livianamente; se desarma del Mercosur como bloque, pensemos que Brasil es muy importante para la Argentina, es un mercado interno ampliado de nuestro país, funciona así.
No se puede decir "yo me abro, voy a ser la góndola del mundo" y de golpe tengo una avalancha de importaciones en un mundo que está estancado, que su comercio internacional no crece y que además hay guerra comercial. Volver al mundo no es hacer una apertura indiscriminada. Esos son dos errores fuertes del Gobierno.
– ¿Usted ve que hay avalancha de importaciones?, los datos del intercambio comercial muestran que, por el contrario hay varios meses con caída…
– En el primer trimestre se registró superávit de la balanza comercial por la recesión que afectó a las importaciones de insumos básicos para el proceso productivo, y el presidente del Banco Central, Guido Sandleris, le presentó al Presidente un informe en el que preveía que se iba a tener un superávit de USD 1.000 millones promedio por mes, se está teniendo menos de la mitad. Y el otro tema es que durante los dos primeros años se registró un desequilibrio muy grande de la cuenta corriente de divisas, de 5,7% del PBI, hoy es de 4,8% del PBI, que era el doble que el de México; y tres veces más que el de Brasil, justo cuando cuando la Reserva Federal de los EEUU comienza a subir la tasa interés. Eso la hace tremendamente vulnerable a la Argentina de shocks externos.
– ¿No cree que parte de esos desequilibrios son la consecuencia de efectos inerciales de los desajustes que se produjeron en los últimos años del gobierno anterior, con el cepo cambiario, el control de importaciones, la prohibición al pago de dividendos al exterior, el default parcial de la deuda que no se había logrado cerrar? ¿Había otra forma de normalizar el sector externo?
– Podemos discutir mucho si la herencia recibida es o no es. Acá le contesto con la política: Primero gobernamos durante 3 períodos constitucionales, es decir recibimos respaldo popular durante 12 años y la elección que se pierde en 2015 fue por muy poco, no hubo un colapso electoral. Nosotros no hicimos todo muy mal. Hicimos cosas mal, el cepo cambiario fue un error como se implementó; nos quedamos sin dólares, es cierto; hubo un desbalance de divisas que hubo que resolver. Eso es cierto. Ahora, lo que no es menos cierto es que si hubiéramos hecho todo mal Cristina Kirchner no podría ni figurar en las encuestas. El Gobierno también tiene que aceptar que hizo muchas cosas mal. Entonces, o no hicimos las cosas tan mal, o Cambiemos lo hizo peor que nosotros, porque si no Cristina no puede ser historia y a la vez futuro.
Si hubiéramos hecho todo mal Cristina Kirchner no podría ni figurar en las encuestas. El Gobierno también tiene que aceptar que hizo muchas cosas mal. Entonces, o no hicimos las cosas tan mal, o Cambiemos lo hizo peor que nosotros, porque si no Cristina no puede ser historia y a la vez futuro
Nosotros cometimos errores, pero dejamos un país con un muy bajo nivel de endeudamiento, sobre todo le diría que desde el año 52, con Juan Domingo Perón en la presidencia de la Nación, no hubo un nivel de deuda con el exterior tan bajo, un 21% del PBI con tenedores del sector privado, que es la que condiciona todos los movimientos. Segundo, efectivamente estaba el problema de los holdouts, los buitres, que quedaban 7,4% por resolver. El Gobierno lo resolvió pagando, algún día se discutirá mucho, pero ahora no quiero abrir discusiones de ese tipo. Ahora, la recomposición de ganancias y de tasa de ganancia que hace el Gobierno lo hace, primero, con un sesgo antiindustrial, porque recompone en agro; en energía y minería; y altera drásticamente las ecuaciones de costo de las empresas manufactureras, con lo cual lesiona el mercado interno. Se da cuenta en 2017, año de elecciones, y corrige con obra pública, para contener la recesión, pero luego se queda sin resto. Y el otro punto, que también es importante, es que un país no puede funcionar con la magnitud desequilibrios de la cuenta corriente financiada sólo con deuda, porque en algún momento termina mal.
Creo que el gobierno de Macri se creyó que estaba en 1990, es decir, cuando el gobierno de Carlos Menem, del cual fui muy crítico, genera políticas de apertura al mundo y de desregulación, lo hace en un mundo en que el comercio internacional crecía, había un nuevo paradigma científico-tecnológico, había que abordar la industria electrónica, se hizo de un modo subordinado, logró un flujo importante de inversiones con el proceso de privatizaciones en su primer gobierno y la economía creció. El gobierno de Macri no logró nada.
– ¿Por qué?
– Primero, porque leyó mal al mundo. Segundo, porque no logró saber cuál era el modelo con el cual quería funcionar, porque hizo la gran apuesta a la energía, con fuertes tarifazos, integración en dólares del precio en boca de pozo del gas, concesiones. Es un sector que representa sólo 3% del PBI, y que además tiene un impacto de difusión sobre el resto de los costos muy grande. Entonces, internacionalizar el valor de la energía como se hizo, no fue bueno, más allá que había que recomponer las tarifas, había que recomponer la rentabilidad, pero lo que se hizo produce un efecto sobre el resto del componente económico y productivo muy grande.
Internacionalizar el valor de la energía como se hizo, no fue bueno, más allá que había que recomponer las tarifas, había que recomponer la rentabilidad, pero lo que se hizo produce un efecto sobre el resto del componente económico y productivo muy grande
– ¿No ve que se esté produciendo un cambio en el saldo deficitario de la cuenta corriente de divisas; sea por el lado comercial, por el turismo; un tipo de cambio real mejorado, y el efecto de la recuperación de las cosechas?
– Sí, pero sobre la base de un deterioro muy grande del nivel de actividad. El proceso de reversión se logra, pero nunca sirvieron, la historia me avala lo que estoy diciendo, los planes de estabilización en donde se mata al mercado interno para cerrar la brecha externa nunca funcionaron. Se intentó el Plan Austral (1985); el Primavera (1988); el déficit cero de Ricardo López Murphy (2001), el Investment Grade (1999); ahora con el doble cero: fiscal y monetario, se está mejorando la cuenta corriente a costa de un parate muy grande del nivel de actividad. Y esta suerte de veranito reactivador que se plantea, valga la contraposición en invierno, ofrece dudas al empresariado. Por eso digo que estos planes de estabilización sirven si se tiene una fricción transitoria, mientras llega un flujo de inversiones. Pero así como está no.
– ¿Qué grados de libertad ve para poder hacer otra cosa, sin que se dispare la inflación; sin que desacomoden de nuevo los precios relativos de la economía?
– Primero hay que tener un plan de estabilización, con la convergencia de las tres variables fundamentales que son la inflación, tasa de interés y tipo de cambio, serio, que diga ¿van a flutuar? sí, pero cuánto; cuánto es la tasa devaluación esperada; cuánto es la tasa inflación esperada; cuál es la tasa de interés, porque tiene que converger. Segundo tiene que haber un plan de restablecimiento de los equilibrios macroeconómicos distinto a este, porque el Gobierno dice yo tuve superávit comercial, pero por poco tiempo, porque al matar la actividad comenzará a caer la recaudación en términos reales. Y en el sector externo hay que pensarlo en términos de lo que está pasando en el mundo. No se puede tener una situación de equilibrio precario conseguido con la recesión. Hay que lograr ordenar el sector externo de un modo distinto.
Hay que tener un plan de estabilización, con la convergencia de las tres variables fundamentales que son la inflación, tasa de interés y tipo de cambio, serio
– ¿Cree que la recesión la provoca el Gobierno o el mercado? Cuando el Gobierno dice "tengo que atacar a un déficit fiscal que es enorme; hay un exceso de moneda que en lugar de volcarse al consumo se destina a la compra de dólares? ¿Cómo estabiliza la economía en ese escenario?
– No hay demanda de pesos porque no se tiene actividad. Si la opción es o me valorizo financieramente, o me voy al dólar, es porque alguien razonablemente puede decir, yo saco mi plazo fijo del banco y me compro un auto; o genero un emprendimiento. Quiero decir, veo una dominancia de la especulación entre correr la tasa de interés y la tasa de devaluación y por el otro lado la inflación que hay que ordenarlo. Y para ordenar eso no se puede hacer con políticas de ajuste; sino con políticas expansivas. Por supuesto que si levanta mucho la actividad genera demanda de insumos importados. En ese caso habrá que administrar el comercio y ver.
– ¿Hoy encarar una política expansiva no cree que iría a precios más que a actividad?
– Hay una enorme capacidad ociosa, por eso hay que convencerlos sobre la base de una política de recuperación de la demanda efectiva consistente. En ese caso no tendría que ir a precio, porque hoy hay una elevada capacidad ociosa. Pero antes habrá que discutir con el Fondo Monetario Internacional un esquema distinto al que estamos llevando adelante. Y que el propio FMI dijo "acá me pidieron un plan de estabilización". Pero el tema que me preocupa es que hay que se usen las reservas para pagarle vencimientos al Banco Central, y no se pague la deuda privada.
Acá hay que usar las reservas, como dijo el Fondo, para pagar la deuda privada y no ir al default, pero si acordar un esquema que permita contar con ciertos grados de libertad de inyección en el mercado interno; sobre todo una política de precios distinta, en alimentos y en energía. Si no logra que los ingresos populares tengan acceso para eso, no le quedará resto para poder comprar un pullover; y no se genera un horizonte cierto del lado de la demanda, no se podrá esperar que se produzca más.
Acá hay que usar las reservas, como dijo el Fondo, para pagar la deuda privada y no ir al default, pero si acordar un esquema que permita contar con ciertos grados de libertad de inyección en el mercado interno; sobre todo una política de precios distinta, en alimentos y en energía
– ¿Cree en el control de precios?, porque está demostrado desde hace 4000 años que tienen patas cortas…
– No, los acuerdos de precios sirven en el corto plazo y en forma transitoria, es lo mismo que las regulaciones, sirven en el corto plazo para lograr un despegue de la economía. Después tienen que haber equilibrios más consistentes. Son el puente para un planteo más consistente de la economía, con una serie de acuerdos. Y a partir de ahí empieza a tener equilibrio más serios que permitirá la reactivación, y alcanzar un equilibrio externo y fiscal más serio, y cierta previsibilidad, para hacer converger las variables más importantes. Nosotros, entre 2003 y casi 2011, hubo una serie de cosas que nos permitieron cierto horizonte. Primero, teníamos equilibrio externo y fiscal; segundo teníamos una política del Banco Central que buscaba que la tasa de interés y el tipo de cambio fueran convergentes; tercero un ordenamiento del sector externo.
Uno de los trabajos que no se le reconocen a nuestro gobierno fueron los dos canjes de deuda, muy importantes; y el arreglo con el Club de París; es decir ir resolviendo problemas del sector externo que generan confianza. Como viceministro estaba en el segundo canje, en mayo de 2010, fuimos a la Asamblea del FMI en Estambul, arreglamos con el Fondo, que en ese momento nos trazó una hoja de ruta: 1) hagan una segunda oferta de canje; 2) la revisión de las cuentas del Artículo IV; y luego 3) arreglar con el Club de París, todo eso se hizo después. Y me acuerdo que nos habían dicho que superáramos el 90% de aceptación; el primero había llegado al 76%. Salimos al segundo canje en mayo de 2010 y se llegó al 92%, y le puedo asegurar que en el segundo semestre de 2010 comenzó a entrar inversión y capitales, es objetivo, está en el Informe Cambiario del Banco Central, porque el mercado había visto una intención exitosa de ordenamiento externo.
Después, a fines de 2012 comenzó otra discusión. Pero quiero decir, en ese sentido, que nos perjudicó mucho la recesión en Brasil. Y si hay que partir desde un ordenamiento de precios, salarios, y tarifas, durante el primer año, tendrá que recomponer el valor de la moneda, porque de lo contrario el peso excedente, el de ahorro, no el transaccional, siempre querrá convertirse a dólar porque el horizonte es que se crea incertidumbre. Ahora, si se pone una tasa de interés levemente positiva respecto de la inflación y del tipo de cambio, los cuales tienen que ir a una convergencia gradual, se puede estabilizar. Eso pasó,entre 2003 y 2010, más o menos funcionó. Sino no nos hubieran votado hasta el 2011, y en el 2015 perdimos por muy poco.
– ¿Ahora no ve que se busca esa convergencia con los objetivos de déficit fiscal cero y compromiso de emisión cero?
– Pero si es a costa de una profunda recesión no. Si usted inicia un plan para adelgazar tomando sólo agua durante 7 días va a bajar de peso, pero al octavo día se va querer comer todo. Esto es lo que no se puede hacer. Los planes de estabilización que se basan en romper el mercado interno para ajustar la brecha externa no funcionan. Acá hay que dialogar con el Fondo para que nos permita un ordenamiento distinto.
– En ese contexto, ¿Cuál cree que sería la respuesta del mercado?
– El mercado no le cree porque el Gobierno hizo todo mal. Es una gestión que creó expectativas entre los empresarios más poderosos y los defraudó. Yo soy de la oposición, y hay gente que la respeto, aunque no comparto lo que piensa, y otra no. Y veo que el Gobierno se desprendió de los economistas más pesados que tenía, como Carlos Melconian, Alfonso Prat Gay, los fue raleando. Y después trae al mejor equipo de los 50 años y hay que leer mucho lo que ha pasado. El Presidente, no importa la gestualidad, dio un discurso de apertura de sesiones legislativas, que es el más importante del año, porque habla de lo que hizo y de lo que va hacer; le habla a la población; a las instituciones de la República, como la Suprema Corte, el Parlamento. Y el primer día hábil después se empiezan a vender los ADR argentinos en Nueva York. Si la principal respuesta al discurso del Presidente en el Congreso es que empieza a crecer el Índice de Riesgo País, por venta de papeles argentinos. Hay que dar cuenta de eso.
El mercado no le cree porque el Gobierno hizo todo mal. Es una gestión que creó expectativas entre los empresarios más poderosos y los defraudó
– ¿Qué cree que le comenzó a preocupar a los mercados?
– A los mercados, en este momento, les preocupa dos cosas. Primero, porque el apoyo del Fondo, que es enorme, ningún gobierno recibió en plata constante y sonante un apoyo internacional tan grande, es que no se use ese dinero para financiar ahora lo que podemos llamar, antes era la bomba de las Lebac, ahora es el de la Leliq. Porque el primer desembolso de USD 15.000 millones se usó, o fue equivalente, a lo que costó salir del problema de las Lebac. Y ahora armaron la bomba de las Leliq, y temen que se dilapiden gran parte de los USD 71.000 millones de reservas en el Banco Central y que quede la deuda privada sin pagar. El segundo punto es este "barquinazo", se venía diciendo que no cree en los acuerdos de precios, ni en los controles, y de pronto el Gobierno se da cuenta de que tiene que ir a una elección y anuncia medidas de acuerdos de precios y créditos subsidiados. Me parece que hay cosas que el Gobierno se maneja muy manequíamente.
Y el otro problema es que hay emisión cero, supuestamente, pero hay un devengamiento de los instrumentos de absorción monetaria del Banco Central, como las Leliq, de 3% a 4% mensual. Hoy es una emisión contable, pero en algún momento se puede monetizar. Por eso digo, si nos paramos en 2017, cuando gana la elección legislativa, que también la sobre vendió porque no ganó por tanto como dijo, ahí tuvo la posibilidad de hacer un wait and see y de ir ordenando lo que se había desacomodado, y ver qué modelo productivo quería. Me acuerdo del famoso Plan 2020.
Hay emisión cero, supuestamente, pero hay un devengamiento de los instrumentos de absorción monetaria del Banco Central, como las Leliq, de 3% a 4% mensual. Hoy es una emisión contable, pero en algún momento se puede monetizar
Y lo que quiero decir es que no hay una Argentina consistente si no hay industria. Todos los sesgos antiindustriales terminaron mal. No hablo de los años 50, de la economía cerrada, hablo de industria. Y un modelo industrial es una decisión política, no de si es competitivo o no, como tienen todos los países del mundo. Y sí tiene que articularse para un país que produce alimentos y energía tener satisfecha la demanda interna en esos rubros. Sino no hay resto para ninguna otra actividad.
– ¿Eso significa ponerle precios máximos, por ejemplo?
– Regular. En todos los países regulan una canasta básica de alimentos, y todos regulan el precio de la energía, no quedan liberados a las fuerzas del mercado, porque son bienes de demanda rígida; o a través de un bono de subsidio, es decir es un tema clave en el mundo, después veremos los instrumentos. Y eso lo que tiene por objeto es asegurar un piso de consumo que después libera para otras cosas.
– Pero si regula el precio, ¿cómo asegura la oferta incremental?
– Si la oferta no responde acudiría a importaciones, de hecho lo hemos hecho. En el caso de la energía la presencia del Estado como productor está en todos los países con presencia muy alta, porque es una cuestión de Estado. Si hay un escenario en el que se permite que las empresas productoras de gas tengan un contrato de venta a Chile a precios de mercado, y no sabemos la ecuación de costos, un productor industrial puede decir ¿cuál es el precio que debo estimar del costo energético?, así como no tienen precio de reposición del stock, no tienen tasas para recomposición de capital de trabajo. ¿Cómo se produce en ese contexto?
Por eso me sorprende que un Gobierno pro mercado, que pudo sortear las elecciones legislativas con esas políticas, no haya podido recomponer la oferta privada de dólares y un proceso de inversiones importante, a pesar de que creó condiciones de rentabilidad en sectores primario: minería, agro y energía, ese fue el error, pero no pudo, no lo logró. Mire la balanza del Banco Central, en la cuenta capital se observa que entraron de cada 100 dólares USD 20 de inversión y $80 de deuda, pública y privada. Ese es el menú de financiamiento de la cuenta capital. Eso me parece que es el gran fracaso de este Gobierno. Y además, hubo una idea rara de desprenderse, a pesar de que no me gusta lo que piensan, de los economistas más profesionales y solventes que tenía.
– ¿Una última pregunta de carácter político, cuál es su proyección?
– Tengo el honor de estar trabajando en La Matanza con la intendente Verónica Magario y Fernando Espinoza , que tienen en un proyecto provincial importante, donde evaluamos la situación de este distrito y de los municipios, y es un trabajo muy importante porque es la puerta de entrada de gente. Tenemos una esperanza muy grande desde La Matanza de poder avanzar en un proyecto provincial.
Fotos: Adrián Escandar