Luego de la jornada negra para los activos financieros argentinos, todas las miradas estarán puestas hoy en el comportamiento del dólar. El tipo de cambio dentro de todo resistió el embate, con una suba de "apenas" 3% y no llegó a superar los $45 en las pizarras. Pero la gran incógnita a esta altura es si la oferta diaria de USD 60 millones del Tesoro con recursos del FMI será suficiente en medio de semejante embate contra acciones y bonos argentinos.
Los títulos públicos sufrieron la peor caída del año y llevó el riesgo país a rozar los 950 puntos. La presión más fuerte fue para los bonos cortos, como el Bonar 2020, que terminó por debajo de los USD 85 y rindiendo arriba del 20% anual en dólares. Ante semejante derrumbe, el mercado empieza a descontar la posibilidad de un inminente nuevo default de la Argentina, que podría llegar tan pronto como el año próximo.
Para el Gobierno es clave que el derrumbe de acciones y bonos no contagie más al dólar. Si se vuelve a disparar el tipo de cambio habría un efecto inmediato sobre la inflación y dañaría aún más las chances electorales de Mauricio Macri
No es descabellado ni mucho menos esperar un "efecto contagio" en este contexto. El desarme de posiciones en activos argentinos provoca más salida de capitales y por ende un aumento de la demanda de dólares. La oferta, sin embargo, sería escasa en un escenario de pánico como el actual.
La incertidumbre sobre quién gobernará la Argentina luego del 10 de diciembre está generando estragos sobre el ánimo de los inversores. Es difícil encontrar en esta debacle financiera (que incluyó caídas de más de 12% en el precio de las acciones líderes en Wall Street) razones estrictamente económicas. La Argentina está mostrando síntomas de salida de la recesión, el rojo de la cuenta corriente cayó casi a la mitad (por ende hay menor salida de divisas del país) y las necesidades de fondos para el año que viene y el 2021 no son tan significativas desde el punto de vista de los vencimientos.
Pero de poco sirve hacer análisis económicos o financieros cuando lo que existe es un gigantesco signo de pregunta sobre quién ganará las elecciones. El dólar también está sujeto a esas dudas y retomó su presión alcista en los últimos días. Sin embargo, estuvo lejos por ahora de reflejar el clima extremadamente negativo que hoy afecta al resto de los activos financieros.
¿Aguantará el dólar o se dispara? La pregunta entre los inversores era generalizada ayer luego del cierre de la rueda. Pocos creen que puede llegar a resistir semejante embate. Se produjo un increíble cambio de expectativas en cuestión de días: a principios de la semana pasada parecía que buscaría el límite inferior de la banda cambiaria. Ahora se habla que podría ir a buscar rápidamente el límite superior, fijado hasta fin de año en 51,45 pesos.
Recién si el dólar supera ese nivel el BCRA tendría posibilidad de salir a intervenir, vendiendo hasta USD 150 millones diarios. Es posible que en semejante escenario se modifique este límite para darle mayor "poder de fuego" a la autoridad monetaria. Sin embargo, el programa con el FMI tenía como objetivo que la divisa fuera en búsqueda del piso de la banda cambiaria más que ir al techo.
Los dólares del campo está claro que sólo se liquidarán a cuentagotas. Si la expectativa es que el tipo de cambio aumente, ¿por qué apurarse a liquidar a valores menores?
Los dólares del campo está claro que sólo se liquidarán a cuentagotas. Si la expectativa es que el tipo de cambio aumente, ¿por qué apurarse a liquidar a valores menores? Esto podría retroalimentar la caída del peso y generar un nuevo salto del tipo de cambio que sería extremadamente duro no sólo para la economía sino para las chances electorales de Mauricio Macri.
Un aumento mayor de la divisa provocaría más inflación en los próximos meses, a contramano de los que veían que podía llegar a aflojar a partir de mayo. Por eso, el nivel de contagio que esta nueva crisis financiera provoque en el dólar será el gran tema a monitorear a partir de hoy y en las próximas semanas.
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