Los futuros de Wall Street y las aperturas de las bolsas de Oriente no auguraban una buena rueda para el lunes. Sin embargo, los mercados de Europa presentaban mayorías de alzas. Pero las bolsas de este continente no pesan tanto en el mundo como las otras.
En otra oportunidad este detalle hubiera sido seguido atentamente por los inversores de activos financieros de la Argentina. Pero el país libra otro combate que opaca la influencia del exterior. El control de precios disparó el riesgo país a niveles que no se vieron desde 2014 y una salida de los bonos de la deuda argentina de fuertes consecuencias.
Federico Sidi, de Compass Group, señaló que "en los últimos días se aceleró la compra de fondos que invierten en bonos de la deuda y de Estados Unidos, excluidos los de Brasil".
Que Brasil no esté en la mira no sorprende. Es un país que está complicado porque no cierra sus reformas y representa algún riesgo. Sidi explicó que la cartera se compone de 25% de bonos del Tesoro de Estados Unidos y el resto de títulos latinoamericanos particularmente del Mercosur entre los que sobresalen los de Uruguay y Chile. "La renta es de poco más de dos por ciento, pero al inversor argentino no le interesa la ganancia sino la seguridad. Estos bonos se cobran en los países de origen por lo que los sobresaltos que ocurran en la Argentina antes y después de las elecciones presidenciales no les preocupa. El inversor cobra esos bonos en sus países de origen y puede depositar los fondos en el exterior", analizó.
Por supuesto que el stock de los fondos con plazos fijos, los de renta fija argentina (bonos de la deuda) y renta variable (acciones) están disminuyendo. Los argentinos aceleraron la dolarización de las carteras. Hay un "fly to quality" local (vuelo a la calidad), como se denomina al movimiento donde el inversor privilegia la seguridad sobre las ganancias.
El riesgo país en 854 puntos básicos -subió 6,62% en las dos últimas ruedas de la semana pasada- ahora influirá en el dólar. Ya no es un dato que transitaba un camino separado.
Las nuevas reglas del juego de Precios Cuidados que tienen consenso en las encuestas entre consumidores son inflamables para el dólar, porque el inversor lee allí el fracaso en la lucha contra la inflación y un peso que se debilita. Por lo tanto, aunque ve un país con tasas más altas, sabe que son inocuas porque influyen sobre una moneda que nadie quiere y que por eso ha adquirido una velocidad de circulación tal que anula la restricción monetaria. Todos se deshacen de los pesos lo antes posible y se vuelcan al dólar.
Este nuevo mundo se verá hoy con toda su dureza y el Banco Central deberá probar que tiene un arsenal para responderle, además de las intervenciones en el mercado futuro y de mandar al Banco Nación a vender dólares en la última media hora del mercado.
Los exportadores seguirán siendo el árbitro. Si mantienen intensa su oferta en alrededor de USD 100 millones diarios, que se suman a los 60 millones que licita cada día el Tesoro, pueden contener una nueva escalda de la divisa. Pero puede suceder que los exportadores aguarden mejores precios y los consigan reteniendo liquidaciones porque saben que son ellos los que marcan el valor de la moneda. Por otra parte, estarán cambiando dólares por un peso que se devalúa cada día. El horizonte de inflación, calculan, que se extenderá hasta mayo o junio y que este control de precios con remarcaciones anticipadas, es adelantar la inflación esperada que detonará en abril para no hacer impacto en los meses siguientes.
El examen del lunes será clave para el Banco Central y el Gobierno que, buscando fortalezas, muestra debilidades. El acuerdo de precios se pareció más a la invocación de un milagro que a una medida racional para bajar la inflación. Y el congelamiento de la banda de flotación, un pedido de auxilio anticipado porque ven venir un dólar con fuerza al que hay que contenerlo cuanto antes y, para eso, necesitan de los USD 150 millones diarios que le permitirá usar el FMI. Apenas pase los $51, saben que pueden intervenir.
Las cartas están echadas. "Hagan juego señores", parece decir el Banco Central. Las 10 de la mañana será la hora señalada.