En 2018 aumentaron los puestos de trabajo, pero cayó la participación de los asalariados en el PBI

La recesión en el último año afectó más el ingreso real de los ocupados que su permanencia en el empleo. De ahí el aumento de la pobreza, ya que perdieron capacidad de generar riqueza

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La brusca caída de la
La brusca caída de la actividad de industria manufacturera afectó severamente el empleo fabril

Todos los indicadores de actividad, desde las cuentas nacionales, estimaciones privadas, y los datos de organismos internacionales que se nutren de esas fuentes, mostraron en el último año un proceso de generalizada retracción de la producción y las ventas, y también de los ingresos de los trabajadores.

En cambio, hubo que esperar a que el Indec difundiera el último miércoles el resultado de la Cuenta de Generación del Ingreso e insumo de mano de obra, correspondiente a los últimos 3 meses de 2018 y el promedio de ese año, para saber cuál fue el real efecto de la recesión sobre el mercado de trabajo, tanto en lo referente al empleo, los puestos de trabajo, como a la retribución monetaria que recibió el promedio de los ocupados en términos de poder de compra.

De ahí surgió que, acorde con la profundización de la recesión en el último trimestre del año pasado a un ritmo de 6,2% en comparación con similar período de 2017, se contrajeran tanto el empleo total proyectado al total país (a 18,8 millones, unas 94.000 personas menos) como los puestos de trabajo (a 20,9 millones, cayendo en unos  101 mil) pero en una proporción relativa sensiblemente menor de apenas 0,5% en ambos.

Frente a una contracción del PBI del 6,2% interanual en el último trimestre de 2018 el empleo total, como los puestos de trabajo (mayores por el pluriempleo) disminuyeron apenas 0,5 por ciento

El pluriempleo que practican, en promedio, poco más de 1 de cada 10 ocupados, aproximadamente 2 millones de personas, sea como asalariado, o cuentapropista, también se redujo levemente en el último cuarto del año: 7.000 personas, equivalente a 0,3% en un año, según se desprende de relacionar la proyección de los últimos datos de la Encuesta Permanente de Hogares que arrojó un salto de la tasa desempleo de 7,2% a 9,1% de la oferta laboral, y el total de puestos de empleo.

"Los puestos de trabajo totales del cuarto trimestre de 2018 ascendieron a 20,9 millones. De ellos, el total de puestos de trabajo asalariados alcanzó los 15,68 millones y los puestos de trabajo no asalariados 5,2 millones. El total de puestos de trabajo asalariados se distribuye en 10,7 millones registrados y casi 5 millones no registrados", sintetizó el último informe del Indec que fuera eclipsado por el anuncio de diversas medidas destinadas a contrarrestar la aceleración de la inflación y reanimar el consumo de las familias.

En 2018 se registró un aumento promedio del empleo en 357 mil personas, el cual se desagregó en 228 mil puestos más y 129 mil pluriempleos, en comparación con la media del año anterior

Pero  dado que el proceso recesivo del último año fue creciente la tasa promedio que disminuyó el PBI respecto de la media de los 4 trimestres de 2017 fue menor: 2,5%, estimó el Indec, y en el caso del empleo, por el contrario se anotó un aumento de 1,9%, y de 1,1% en el caso de los puestos de trabajos. La diferencia fue el resultado de la reducción en 6,6% del pluriempleo, por las pérdidas de oportunidades laborales.

En el Banco Central atribuyen ese fenómeno de baja reacción negativa del mercado de trabajo a semejante recesión al efecto del tipo de cambio flotante, porque frente a una notable devaluación del peso la variable de ajuste pasó a ser preponderantemente la caída del ingreso real de los trabajadores, a una tasa de poco más de 10% en el promedio general.

El tipo de cambio flotante determinó que la recesión afectara más el salario real de los trabajadores que al nivel de empleo

Esa pérdida de poder de compra de las remuneraciones del trabajo explica el salto que volvió a acusar el indicador de pobreza de las familias en general, y la población en particular, medida por ingreso.

Menor peso en el reparto de la riqueza

Además, la conjunción de destrucción, o, en el mejor de los casos, de estancamiento del nivel de empleo, como el deterioro del ingreso real de los trabajadores, propio de los tiempos de aceleración de la inflación, determinó un quiebre en el comportamiento ascendente de la participación del trabajo asalariado en la captación de la generación de la riqueza, tras haber alcanzado un pico de 52,6% en el último trimestre de 2017.

A fines de 2018 el conjunto de los trabajadores asalariados recibió el 47,3% del PBI, bajó en poco más de 5 puntos porcentuales respecto del año previo

A partir de ahí se observa en la estimación del Indec un sostenido deterioro en la percepción del ingreso nacional agregado, hasta un mínimo de 45,5% en el tercer trimestre del último año, aunque se sostuvo levemente por arriba de la porción que recibieron en conjunto las empresas y los trabajadores autónomos y monotributistas.

La diferencia fue absorbida por impuestos, subsidios a la producción, y el saldo contable de las empresas no constituidas en sociedades propiedad de los hogares, cuyos propietarios o integrantes aportan mano de obra no remunerada.

Y si bien en los últimos 3 meses de 2018 se registró un repunte de casi 2 puntos porcentuales, a 47,3% del total, se ubicó más de 5 puntos porcentuales por debajo de la proporción estimada para igual tramo del año previo.

La profundización de la recesión y aceleración de la inflación en el primer trimestre de 2019 habría vuelto a interrumpir la mejora en la distribución de la riqueza real al conjunto de los trabajadores, porque todavía la mayor parte de los asalariados registrados, en particular los vinculados a las convenciones colectivas de trabajo, no habían recibido aumentos compensatarios, los que se prevé ocurrirán, parcialmente, a partir de abril.

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