La batería de anuncios que desplegó el Gobierno tuvo una recepción tibia por parte de los inversores. El tipo de cambio de pesos por dólar cayó más de 1%, como consecuencia de las decisiones del Banco Central de congelar el techo de la banda cambiaria y eliminar el piso, al menos hasta el 30 de junio. Sin embargo, se aceleró la venta de bonos, lo que llevó el riesgo país a un nuevo récord del año: 834 puntos.
El seguro contra default (CDS en la jerga financiera) también subió fuerte y superó los 1.000 puntos básicos, por lo que aumentan las apuestas de los que esperan una reestructuración de la deuda.
Fue un reflejo del clima de desconfianza que genera la Argentina, pero sobre todo las dudas crecientes respecto a las chances de reelección de Mauricio Macri. Así quedó expresado además en fuertes artículos publicados en las últimas horas por prestigiosos medios dirigidos a inversores, como Financial Times y Forbes.
El propio Nicolás Dujovne reconoció en conferencia de prensa que uno de los objetivos de las medidas pasa por "regenerar la confianza". La lectura es que la combinación de productos esenciales con precios congelados por seis meses, créditos subsidiados y planes de pago con tasas bajas para las pymes debería alentar una recuperación del consumo. Ese escenario, en caso de concretarse, debería ser favorable para que la imagen presidencial comience a recuperar en las encuestas. Pero resulta prematuro sacar conclusiones de esas características.
Los anuncios para reactivar el consumo y aliviar los efectos de la inflación no lograron conmover a los inversores. Los mercados están más preocupados por el deterioro de la imagen presidencial y el crecimiento de Cristina Kirchner
Mantener bajo control al dólar es una pata central dentro de los anuncios. Cualquier salto adicional provocaría aún más inflación, luego del nuevo "pico" de 4,7% que tuvo el índice en marzo. Para abril se espera que no baje del 4% y las fichas están puestas a que en mayo se registre una desaceleración más notoria, con niveles cercanos al 3 por ciento.
En marzo, por ejemplo, la presión inflacionaria estuvo al menos en parte relacionada con el nuevo salto del tipo de cambio, que llegó a 11%. Aunque al menos parte de esa suba se está revirtiendo en lo que va de abril.
Pero lo que en realidad refleja de manera más fiel el sentimiento de los inversores es el mercado de bonos. Los principales títulos de corto y mediano plazo tuvieron deterioros muy significativos en las últimas jornadas y ya rinden en la mayoría de los casos arriba del 15% anual en dólares.
Mantener al dólar controlado, y si es posible empujarlo a la baja como ayer, es fundamental para evitar nuevos picos inflacionarios. La estrategia es que la desinflación se vuelva más notoria a partir de mayo.
El derrumbe evidencia el poco apetito que existe por comprar activos argentinos faltando poco más de cuatro meses para las PASO y seis para las elecciones. Razones para ser cautos sobran: hay una altísima incertidumbre por el resultado electoral y tampoco está claro si realmente habrá voluntad o capacidad de pago para enfrentar los vencimientos de deuda a partir de 2020. El FMI sólo girará el año próximo USD 5.900 millones, casi un "vuelto" de los desembolsos de más de USD 57.000 millones aprobados el pasado septiembre.
Por otra parte, se conocieron algunos informes publicados por analistas económicos y bursátiles sobre los impactos de las medidas. Marcos Buscaglia, director de Alberdi Partners, destacó en su caso que "el Gobierno demostró que está dispuesto a dar pelea" , ante el riesgo de que regrese el populismo. Y desde AR Partners realizaron un análisis pormenorizado de cómo afectan los ajustes tarifarios a las empresas de servicios públicos. La conclusión es que el efecto será limitado, aunque todavía no se sabe cómo acordará la compensación el Estado y si el año que viene se le reconocerá a las empresas por lo que no pudieron ajustar en lo que resta del 2019.
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