Con el nuevo peldaño que bajó ayer, el descenso del dólar ya supera el 5% en lo que va de abril. La paz cambiaria a fuerza de liquidación de divisas por parte del campo y el inicio de las ventas del Tesoro tranquilizaron los ánimos en el equipo económico, principalmente el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne y el titular del BCRA, Guido Sandleris. Sobre todo luego de la disparada (inesperada para el Gobierno) de la cotización en marzo, cuando subió 11%.
Esta mayor tranquilidad de la divisa permite empezar a proyectar un escenario razonable de desinflación a partir del mes que viene. En mayo se acumulan varias razones que permiten entusiasmarse a cuentagotas: el hecho de que el dólar no siga subiendo le baja presión a los precios, pero además no hay ajustes de tarifas previstos. Y otro factor que juega a favor es que estacionalmente no hay aumentos importantes, como puede suceder en marzo por el inicio de clases o en julio por las vacaciones de invierno.
El resto del "trabajo" lo hace el enfriamiento de la economía: se estima que el consumo en el segundo trimestre seguirá cerca de 6% abajo en términos interanuales. Este bajón contrasta con el repunte del PBI, que llegaría a 1,3% en buena medida por efectos de la cosecha récord.
¿A cuánto podría caer la inflación luego del "pico", como lo definió el propio presidente Mauricio Macri, que se conocerá hoy con datos de marzo? Si se ubicara en mayo por debajo del 3% sería presentado como todo un triunfo por parte del Gobierno. Aún cuando el resultado resulte por demás modesto. Y será difícil llegar a índices menores al 2% mensual al menos hasta las elecciones.
Claramente la inflación del primer cuatrimestre será mucho más elevada que la del año pasado y podría superar el 15 por ciento
Pero para mayo todavía mucho y los números todavía no son buenos en materia de precios. Más allá del dato que divulgue hoy el INDEC de marzo, las perspectivas de abril no son buenas. No sólo hubo aumentos tarifarios significativos como el gas o el incremento de la nafta a principio de mes. También los precios de los alimentos aumentaron significativamente en el arranque del mes. Según la consultora Elypsis, en la primera semana se registraron las mayores remarcaciones en alimentos desde septiembre. Básicamente producto del nuevo salto del dólar del mes pasado.
Por eso, la definición sobre una reducción de la inflación en el corto plazo depende casi exclusivamente de la evolución de los precios de los alimentos. Si bien un dólar más estabilizado al menos de corto plazo juega a favor, todavía hay un traspaso pendiente de la devaluación del año pasado. Y por otra parte, con un consumo deprimido no es tan sencillo el traslado de los aumentos de costos a precios.
Claramente la inflación del primer cuatrimestre será mucho más elevada que la del año pasado y podría superar el 15 por ciento. Pero la expectativa es en general que la evolución anual resulte inferior que la del año pasado. Ayer el BBVA estimó que en 2019 el dólar terminará en $49 y los precios aumentarán 35 por ciento. Un escenario a esta altura benigno, si se tiene en cuenta que en el medio ocurrirán las elecciones presidenciales más indescifrables de las últimas décadas.
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