Pese a que diversos indicadores de actividad, más en el frente externo, que en el interno, aunque la industria y la construcción acumulan 3 meses de recuperación respecto del mes previo; y que la directora gerente del FMI, Christine Lagarde dijera sobre el cierre de la último semana: "Sería una tontería darle la espalda al trabajo que se está haciendo", Marco Lavagna cuestionó lo que ha hecho y hace el gobierno de Cambiemos, en particular la política monetaria que se sigue desde la firma del acuerdo con el Fondo.
Y en línea con los postulados de su padre y ex ministro de Economía, Marco Lavagna cree que la única salida para poder volver a crecer, generar empleos y bajar la inflación es a través de "acuerdo o pacto social", como hicieron muchos países, y puso como ejemplo el Plan de Estabilización de Israel.
– ¿Cómo está viendo la coyuntura económica?
– Veo una situación muy delicada, particularmente en materia social y en materia productiva. Esta semana se dieron a conocer datos del uso de la capacidad instalada en la industria que cayó mucho; la situación de empleo se va complicando, lo cual afecta la situación social y el esquema que se sigue configurando tiende cada vez más a depender netamente de lo financiero. Son esquemas en el que hoy todo lo que tenga que ver con lo productivo está dejado de lado, es imposible cualquier tipo de actividad productiva; y todo lo que sea lo financiero está muy bien, es muy volátil encima, con lo cual le pone más ruido a todo lo otro, el riesgo país volvió a superar los 800 puntos básicos, que tiene que ver con la desconfianza, con lo cual es retroalimentar un círculo cada vez más vicioso donde a lo productivo, el empleo, lo social le va pegando cada vez más negativamente.
Es imposible cualquier tipo de actividad productiva; y todo lo que sea lo financiero está muy bien, es muy volátil encima, con lo cual le pone más ruido a todo lo otro
– Mencionó varias cosas. La actividad es cierto que comparada con lo mejor del año anterior va a continuar un par de meses más con caídas importantes interanuales, pero en el mes a mes hace 3 meses, desde diciembre, se observa una pequeña recuperación, tal vez imperceptible por la población. ¿No cree que es el primer fruto de la decisión del Gobierno de proponerse acelerar la eliminación del déficit fiscal, y la emisión cero, que se sabe madura en un plazo mínimo de 9 meses a un año, como mínimo?
– Los objetivos de tener un superávit fiscal, y de reducir la inflación, desde ya que son absolutamente centrales; la diferencia es cómo se llega a esos objetivos. El esquema monetario que se puso es muy restrictivo para tratar de contener la inflación, que está muy lejos de ser controlada. El primer trimestre cerró con un acumulado del 12 por ciento.
– ¿Cómo economista, no cree que eso es más producto de lo que se hizo 12 meses antes y no tanto de los últimos seis, más el efecto de los aumentos de tarifas definidos para este cuatrimestre?
– Pero, ¿hace cuánto que se está con esta política?
– Seis meses, desde que se firmó el segundo acuerdo con el FMI, a fines de septiembre …
– No comparto que sólo con política monetaria puede bajar la inflación. Y a esta altura el Gobierno tendría que mostrar resultados. Por eso creo que acuerdo con el Fondo fracasó. Y ahora el Gobierno, con sus idas y vueltas, habla de la necesidad de acuerdos, control de precios; todavía no termina de definir qué es lo que quiere. Pero cuando objetivamente se ve que la marcha de la de la inflación va aumentando, y el core de la inflación, que es lo que en definitiva uno mira en estos casos para ver la tendencia, sigue dando para arriba. Usted me podrá decir que subió estos meses por el ajuste de las tarifas. Pero si fuese sólo eso la inflación núcleo estaría bajando y está subiendo.
– ¿No comparte los pronósticos del REM del Banco Central que mostró que a partir de mayo se va a un rango de 2,5%, y 2% el siguiente, y terminar el año en 1,5 por ciento?
– No sé si terminará en 1,5%, veremos qué pasa. Pero que vaya a 2,5% que diferencia hay que la inflación que había con el gobierno anterior que tenía un esquema expansivo desde lo monetario, que tenía entre 1% y 1,5%, dependen del mes…
– La diferencia que se observa con el Gobierno anterior es que no hay default; se pagan los intereses de la deuda; no hay cepos ni atraso cambiario; y el rezago que queda en el valor de las tarifas es de la tercera o cuarta aparte de la que había a fines de 2015, entre muchas otras…
– No digo que sea lo mismo, sino que me refiero a los modelos monetarios. El anterior era incorrecto: expansivo por el financiamiento del déficit fiscal con emisión, que genera inflación; y ahora es restrictivo, donde hay un tapón muy grande que al cabo de un período largo llevó a una recesión importante, pasa a tener igualmente la misma inflación promedio que había en los años con el otro esquema económico. Entonces lo que digo es que la política monetaria no es la solución única, y que porque genere recesión se va a cuidar el nivel de precios. De nuevo, por eso es que el Gobierno se está dando cuenta y empieza con algunos parches para poder impulsar la actividad y el consumo.
– ¿Comparte las iniciativas de regular o administrar precios e impulsar el consumo con tasas subsidiadas, o lo ve como atajos que en algún momento van a provocar un efecto de olla a presión, y generar un nuevo salto inflacionario, porque no se ataca el problema de fondo?
– Creo que el Gobierno lo va a hacer como parches. Eso sirve, si atrás se siguen haciendo cosas desde lo macroeconómico. Cuando se hace sólo para estirar un poquito el problema para adelante, no funciona.
– ¿Usted está viendo eso?
– Veo que es muy parche lo que se están pensando, para ir llegando a las elecciones. Acuerdos de Precios desde ya creo que hay que tener, pero eso requiere encarar un cambio en la política económica en general. La visión. Usted aludía al déficit fiscal, que es cierto que es una de las cuestiones que hay que atacar para el combate de la inflación. Ahora, el déficit fiscal tampoco veo que esté bajando, sí el primario, pero cuando ve el total y encima se le suma el cuasi fiscal, que es el del Banco Central, los déficit siguen generando inflación.
Acuerdos de Precios desde ya creo que hay que tener, pero eso requiere encarar un cambio en la política económica en general. La visión
– Sin embargo, en el Banco Central dicen que el cuasifiscal se compone por lo que se paga de las Leliq y lo que generan las diferencias de cambio en la valuación de las reservas…
– Hubo una devaluación muy grande…
– Exacto, y por eso el stock de las Lebac y de otros instrumentos de regulación monetaria a tasa de interés que habían llegado a representar casi USD 80.000 millones, se redujeron a menos de USD 25.000 millones en la actualidad…
– Sí, se lo pongo en pesos. El Banco Central está pagando intereses por el equivalente a 2% del PBI, cuando se podría seguir una política con menos recursos más expansiva en materia de crédito pymes, por ejemplo. El Gobierno hizo un anuncio de créditos con una tasa subsidiada que no se consigue en ningún lado. Los bancos privados nunca entraron y en los públicos no existe.
– ¿Creé que si se siguiera una política laxa…
– No hablo de una política monetaria laxa, sino de una que ponga en el centro no tener una recesión económica. Porque, ¿el concepto cuál es? Generó una recesión y eso me baja la presión sobre los precios. No creo que sea así.
– Dado el entramado productivo y comercial de la Argentina que es muy precario, porque cuando se analizan una de las causas del alto nivel de pobreza estructural se descubre que, en alguna medida, está provocado por qué hay unos 9 millones de trabajadores asalariados ocupados en el sector privado en poco más 600.000 empresas, de las cuales el 95% son pymes, arroja un promedio de 15 trabajadores por empresa y en la pymes se reduce a una media de 10, ¿cree que se puede ser eficiente, pagar salarios muy superiores a los de pobreza, y no generar inflación, más allá de la singular presión tributaria y las altas tasas de interés?
– Lo pongo al revés. Dos políticas muy distintas, la del gobierno anterior y la de éste. Una totalmente inestable, con crecimientos muy bajos, aunque con un serruchito, y hoy vemos una economía donde hace 3 años se cambió a una política que se puede decir más sana, pero de los 4 años va a terminar con 3 en recesión y uno con crecimiento muy bajito. Y posiblemente el primer año del próximo gobierno, depende de que haga, va a seguir la misma tendencia. Por tanto, creo que no funciona el esquema de los otros (kirchnerismo y Cambiemos).
Y sacando que creo que no hubo un plan económico atrás, coordinado, sustentable, con un rumbo claro de este Gobierno, me parece en la Argentina hay muchas cosas que tienen que mejorar en materia de productividad, de competitividad. Ahora, cuando digo esto no se puede dejar de tomar la magnitud que tiene la presión impositiva en el país. Porque si le digo a la industria textil, que es uno de los que más está cayendo, que tiene que competir con un mundo, y cuando veo que el mundo tiene una carga impositiva que es la cuarta parte de la Argentina, me responderá "dame las mismas condiciones".
– A fuerza de parecer antipático e insensible ¿Cree que la Argentina puede mantener una industria textil protegida, cuando en realidad cuando en Brasil, Miami, Nueva York, Francia o Londres, el mercado de consumo masivo está dominado por productos de China, Vietnam o Pakistán. Es uno de los efectos de la globalización?
– Nuevamente, me parece que el planteo debiera ser al revés. Primero empecemos por bajar la presión impositiva y ponerla en el nivel de China. Una vez que se tenga eso se podrá decir que estarán compitiendo de igual a igual. Creo que a China nunca se le podrá ganar, al menos en la parte Industrial, por cantidad, por una cuestión de costos fijos, sino por valor agregado. El punto es que para eso hay que tener una situación macroeconómica que vaya acompañando. Pero si en lugar de eso se pasa del retraso cambiario al no retraso, a una tasa de inflación que viene desde hace 12 años entre 20% y 25%; y ahora está entre 30% y 35% en estos cuatro años -ahí está el efecto de la política monetaria-, no puedo festejar que intente el Gobierno volver al 25 por ciento.
– ¿No cree que con el cambio de política desde octubre de 2018 se pueda volver al 25% de inflación anual y luego seguir con un descenso sustentable?
– Es que esa política llevó a una transferencia de recursos fenomenal, como en el caso de las tarifas de los servicios públicos, que no digo que no había que hacer algo con el atraso, pero se lo sacó a más de 10 millones de personas, para pagar intereses de la deuda pública, de los cuales muchos son de afuera.
– ¿Había otra alternativa, cuando se venía de años con default parcial y no se pagaban intereses de la deuda externa? Usted propone bajar la presión tributaria, en la cual está de acuerdo todo el arco político, pero al mismo tiempo hoy del Presupuesto se destina el 75% al gasto social?
– Ese es el círculo vicioso que hay que romper. No hay forma de bajar el costo social en la Argentina si no se logra hacer una transferencia de gente que vive de planes hacia el sector formal del trabajo, salvo que se decida tener un deterioro social.
No hay forma de bajar el costo social en la Argentina si no se logra hacer una transferencia de gente que vive de planes hacia el sector formal del trabajo, salvo que se decida tener un deterioro social
– Claramente, pareciera que nadie en la Argentina quiere eso. Pero ningún gobierno puede generar empleo privado, sólo inducirlo a través de sus políticas y generando confianza. Por tanto, ¿cómo cree que se puede resolver ese problema en el medio de una transición que se muestra compleja e impaciente para que se puedan mostrar buenos resultados inmediatos?
– Es el huevo o la gallina, en eso estamos de acuerdo. La diferencia es que yo creo que vamos primero por el huevo y el Gobierno cree que hay que ir por la gallina. Lo pongo distinto, el año que viene, olvidémonos por un instante de este que está jugado. El Gobierno se comprometió a una reducción del 2% del PBI del déficit fiscal, en una economía donde se prevé que, en el mejor de los casos no va a crecer mucho, porque puede ocurrir que siga la recesión. Por tanto, por el lado de los ingresos los recursos no van a aumentar en términos reales. Quedan 2 alternativas: se baja el gasto público real, donde ya no queda mucho para recortar, salvo lo que hablábamos antes de una parte del gasto social si se generan empleos, ¿por dónde le queda? ¿Aumentar impuestos?
– No, en aumentar la eficiencia en la recaudación y en la efectividad de los planes sociales, según recomendó el FMI en su última evaluación. ¿Cree que el sector privado también tiene que hacer algún esfuerzo en aumentar su eficiencia y productividad?
– Hoy las pymes no tienen productividad porque están en una situación en la que no tienen a quien venderle. La productividad se gana si con la misma cantidad de gente trabajando se puede tener más producción.
– No tienen a quién venderle a los precios de hoy, y por esto muchos ajustan sus listas por la variación de los costos y del tipo de cambio, pero venden la mitad, como es el caso de las terminales automotrices…
– Sí, trabajan al 42% de la capacidad instalada. El sector manufacturero en general tiene que operar a una media del 75% de sus máximas posibilidades técnicas. El problema es que cuando se tiene un proceso de alta inflación pesa mucho el "sálvese quien pueda", porque las empresas, en particular las pymes tienen que vender sus productos al valor al cual luego tienen que reponer; y si se está en una situación de inestabilidad con inflación muy alta y creciente, donde no hay un precio claro en la economía, lo que se hace es remarcar para poder comprar la reposición. No estoy diciendo nada raro, sino explicando el ciclo de los negocios. Eso solo genera inflación. Pero, si peor aún, se vende la mitad de lo que era habitual, también genera alza de los precios porque los costos fijos de las pymes siguen siendo los mismos, salvo que despida gente y achique su estructura, lo que generaría deterioro social.
El problema es que cuando se tiene un proceso de alta inflación pesa mucho el “sálvese quien pueda”, porque las empresas, en particular las pymes tienen que vender sus productos al valor al cual luego tienen que reponer
– Se sabe del daño que genera la inflación. ¿Cómo cree que en la Argentina se podrá romper la larga historia de alta inflación, salvo algún período muy corto y cuestionado por otros factores, atacando el problema de fondo, sin tomar atajos ni tratar de abandonar el proceso como muchos recomiendan ahora?
– Creo que hay que tener mecanismos de corto y de más largo plazo. De corto me parece que los acuerdos de precios, salario y productividad tienen que ser un eje central.
– ¿Ve vocación para un acuerdo general en los sindicatos, empresarios y el propio Gobierno, no sólo el central, sino también en el conjunto de las administraciones provinciales que, con la fuerte suba de las alícuotas de Ingresos Brutos y de impuestos inmobiliario y rural, han contribuido a aumentar fuertemente la presión tributaria general?
– Eso último está en el Pacto Fiscal.
– Pero no se cumple, porque varias provincias advirtieron que tenían alícuotas más bajas que el promedio preestablecido para comenzar a reducirlas y las subieron…
– El Pacto Fiscal no se cumple porque toda la otra parte que era el ordenamiento de la macroeconomía tampoco se cumplió. Eso no significa que esté bien lo que hacen, porque en algunos casos Ingresos Brutos llega a representar el 20% del precio final de un producto, por el efecto cascada. Pero creo que hay que diferenciar las cosas que son de más largo plazo que las de corto, y que tenga como como condición que la economía crezca, porque sino el Pacto Fiscal que era bueno no termina funcionando, porque la volatilidad de las políticas y de la inflación lleva a eso.
– ¿La economía puede crecer por decreto, o frente al Pacto Social que propone, los actores van a poder pensar en el largo plazo, o sólo en el corto, por el plazo preestablecido?
– Quiero pensar que en el largo plazo, y eso requiere llegar a consensos, porque de lo contrario no se va a lograr, unas de forma más inmediata y otras más extendida. Creo que una de las cosas que habrá que hacer, como en materia de inflación, será sentarse con el Fondo Monetario y rediscutir el acuerdo y cambiar los parámetros y la lógica de lo firmado.
– ¿Qué es lo que le preocupa del acuerdo con el FMI?
– Que es el segundo acuerdo en un año que fracasa.
– ¿Por qué dice que está fracasando, si desde la segunda revisión en septiembre apenas han pasado poco más de 6 meses, y el board acaba de aprobar la tercera revisión?
– Porque no se van a cumplir las metas fiscal, ni la de inflación, ni la de crecimiento. Ya se pidió un "waiver" (perdón o licencia).
No se van a cumplir las metas fiscal, ni la de inflación, ni la de crecimiento. Ya se pidió un waiver
– Fue un waiver más financiero que fiscal, ¿se refiere a la autorización de que la Tesorería pueda vender USD 9.600 millones del último desembolso para afrontar vencimientos de deuda pública en pesos?
– Lo que sea. Y el aspecto fiscal, que le admitió al Gobierno tener más gasto público.
– Asociado al gasto social, que desde un primer momento el FMI mostró por primera vez cierta sensibilidad en ese aspecto…
– No importa, es más gasto. No le digo que esté en contra, lo que veo es que el Gobierno no puede cumplir con la meta de baja del gasto primario en términos reales, porque no le cierran los números. Y eso ocurre porque no se controló la inflación, con lo que cambia la estimación del componente previsional por la fórmula de movilidad trimestral. Y lo que tenía el acuerdo que era un plan de estabilización de precios no lo logró.
¿Está todo mal, hay que cambiar todo? No, hay cosas que se pueden rescatar, pero no la lógica de que para bajar la inflación tiene que haber recesión, porque no permite romper el círculo vicioso. Una prueba de eso es que se hay vuelto a una tasa de las Leliq del 67% anual, cuando el acuerdo estipulaba que hoy tendría que estar en torno del 35% a 40%. Llevémoslo en términos de costo fiscal, esos 25 a 30 puntos porcentuales de diferencia en las tasas de regulación monetaria representan 2% del PBI de renta de esos títulos.
– Esas tasas habían subido hasta casi 74% anual a 7 días en los primeros días de octubre de 2018, y luego descendieron hasta 44% anual a mediados de febrero, y en ese momento el mercado se plantó y comenzó exigir más rendimiento para no dolarizar su cartera, dada la baja del tipo de cambio en ese período de $42 a $38 por dólar. Y volvió a 60% anual…
– ¿En la economía real, eso cómo se tradujo, le aumentó o cayó más la economía? Cuesta romper ese círculo.
– En la previa del 16 encuentro anual de Cippec, el presidente de la Unión Industrial Argentina, Miguel Acevedo, le dijo a Infobae que el empresariado necesita un tipo de cambio previsible, ni alto ni bajo. ¿Cree que se necesita poner un seguro de cambio?
– No. Hay seguros de cambio que son privados, por eso los CDS están subiendo. Ahora que el Estado tenga que poner un seguro de cambio no, porque es un costo para el país, que va para poca gente.
– La pregunta se originó en que se teme mucho la dolarización de carteras preelectoral, y del aumento del riesgo país, aunque paralelamente se observa una reducción gradual del tipo de cambio y también de las tasas de las Leliq, unos 2 puntos porcentuales desde el máximo de las últimas semanas…
– Está en casi 67% anual, hasta que no baje a 30% anual no se puede hablar de disminución de las tasas de las Leliq. Y 30% es una locura igual, ninguna economía funciona a una tasa del 30% anual, a 67% o 66% anual, menos.
– ¿La suba del riesgo país responde a la desconfianza de los argentinos en el peso, o a que inversores especulativos del exterior que vendieron sus dólares a $41 en septiembre y se colocaron a una tasa de 50% anual y hoy se quieren ir a un tipo de cambio de $44, y por tanto sería aconsejable que el tipo de cambio suba hasta el límite de la zona de no intervención para que sea el Banco Central el que haga una diferencia de cambio, en lugar de alentar que esos fondos se vayan con una renta extraordinaria asegurada?
– Lo que hay que hacer es controlar la inflación con todas las herramientas que estén al alcance del Gobierno, porque si digo: estabilicemos el tipo de cambio, pero los precios de la economía suben al 4% por mes, que baje a 2,5% a fin de año, siendo muy positivos, la paridad se atrasa y todos sabemos que tarde o temprano salta. Por lo tanto, con una tasa de interés muy alta se genera carry-trade y cuando ve que va a venir la devaluación los capitales externos se van, con lo cual anticipa la escalada de la cotización del dólar. Tampoco sirve. Un tipo de cambio previsible lo entiendo como una política de no dejar que se atrase respecto de la inflación. ¿Cuál es uno de los problemas que tiene el acuerdo con el FMI? Ya se dijo, no estoy descubriendo el agujero Marte, hay una banda de no intervención que es muy amplia.
Un tipo de cambio previsible lo entiendo como una política de no dejar que se atrase respecto de la inflación. ¿Cuál es uno de los problemas que tiene el acuerdo con el FMI? Ya se dijo, no estoy descubriendo el agujero Marte, hay una banda de no intervención que es muy amplia
– Justamente, ¿esa zona de no intervención tan amplia, no cree que tiene sentido si se usa para desalentar la especulación contra al peso, porque se sabe a qué precio se puede vender un dólar para ir a tasa, pero no al cuál se podrá volver a comprar. Sobre todo, porque el piso se mueve para evitar o atenuar el atraso?
– Le debería decir que sí, pero el problema es que para evitar eso le lleva la tasa de interés de referencia arriba del 66% anual.
– ¿Usted asocia el nivel de la tasa de interés a la amplia brecha cambiaria de no intervención del Banco Central?
– Claro. Aunque no tanto con la banda sino con el movimiento del tipo de cambio. Si baja la tasa de interés el tipo de cambio salta. Y se va del piso al techo de la zona de no intervención, con lo cual se está conteniendo el tipo de cambio sin intervenir en el mercado de divisas, pero regulando las tasas de interés.
– ¿No será, probablemente que el mercado le esté pidiendo al Banco Central una paridad de $50 y una tasa de 30% anual para que comience a reactivarse la economía real, para que pueda ser competitiva y comenzar a producir más?
– Le podría decir sí, pero cuál sería la consecuencia de esa política. ¿Qué la inflación pase del 4% al 8% mensual?, entonces tampoco le alcanzará $50 sino que pedirá $60. Por tanto, si no se frena la inflación no se podrá controlar el mercado cambiario.
– ¿Cómo cree que se debería encarar hoy un plan de estabilización, reactivar la economía y no generar atraso cambiario?
– Lo primero, es tener presente que hay que hacerlo dentro de un esquema de acuerdo de precios, salarios y productividad, si quiere un acuerdo económico-social, en el cual la Argentina ha tenido experiencia, no muy lejos, con Eduardo Duhalde y Raúl Alfonsín…
– Partió de un tipo de cambio bastante alto…
– Sí, pero usted lo dijo, hoy no hay un problema de un atraso grande del tipo de cambio, por un ajuste que no lo hizo el Gobierno sino que se lo arrancó el mercado, con lo cual fue negativo porque no fue planificado, sino por una crisis, una corrida. Al igual que si se lo atrasa ahora lo volverá a arrancar. Segundo punto, habrá que seguir trabajando con la política monetaria y fiscal, posiblemente en este último aspecto habrá que cambiarla en términos de asociar el déficit primario con la situación económica. Habrá que hacer algo con las Leliq, como estirar los plazos, para ayudar a bajar las tasas de interés. Eso requerirá sentarse con los bancos para acordar algún mecanismo. Parte de la baja de tasas para poder ofrecer créditos subsidiados se podrá generar con recursos que se ahorre del actual pago de la renta de las Leliq, para que vaya a consumo y producción.
– Pero si se alarga el plazo de las Leliq para reducir las tasas de interés, ¿no cree que eso podría desalentar el inversor en pesos a plazo fijo, con lo que se colocaría en dólares?
– Soy de los que creo también en los controles al movimiento de capitales, no prohibiéndolo, pero poniéndole una lógica. No hay que inventar nada, simplemente como tienen todos los países.
– ¿Poner hoy un control al ingreso de capitales no precipitaría una salida acelerada de los que ya ingresaron y comenzaron a irse, con el consecuente efecto negativo sobre el índice de riesgo país y el tipo de cambio?
– Para eso tiene que tener el acuerdo con el Fondo Monetario, por eso la negociación con el FMI es importante, porque lo que tiene que permitir es esa estabilidad hasta que se puedan completar las correcciones. Cuando se tiene una situación como la actual, donde se está en un círculo vicioso, cuando se lo rompe siempre genera un costo.
La negociación con el FMI es importante, porque lo que tiene que permitir es esa estabilidad hasta que se puedan completar las correcciones. Cuando se tiene una situación como la actual, donde se está en un círculo vicioso, cuando se lo rompe siempre genera un costo
El próximo gobierno recibirá una situación delicada que determinará que al principio tenga costos, por eso lo que deberá saber hacer es cómo repartirlos. Y para minimizarlo es ahí donde se necesitará de la asistencia del Fondo, que ya está adentro, y seguirá con el país en los próximos 8 años; habrá que renegociar los vencimientos cada 2 años. Lo que no puede seguir es un acuerdo donde lo que haga es alimentar el círculo vicioso. Para mí lo importante es definir cómo se hace para poner en movimiento la economía, que requiere bajar las tasas de interés. Ahí habrá que analizar cómo se pueden reducir los encajes que llegan al 45%, un nivel que no existe en ninguna parte del mundo.
– La crítica que hacen muchos economistas, periodistas, y la gente en general, es que todo eso parece que funciona en la planilla Excel, pero no en la realidad, porque si se baja la tasa de interés a un nivel atractivo para el tomador de crédito, no lo será para el ahorrista en pesos…
– Le tienen que creer al Gobierno, si no le cree olvídese de cualquier política de estabilización. Se lo pongo distinto ¿por qué el Banco Central les permitió a las entidades invertir el 100% de los encajes en Leliq? Porque los bancos no tenían incentivos para seguir captando depósitos.
– Tampoco parece bueno que los bancos sean un "pasamanos" de depósitos de particulares a la compra de Leliq del Banco Central.
– Tal cual, todo eso forma parte del círculo vicioso. Por eso la clave es romper eso. Israel lo ha hecho, con una política antiinflacionaria que la Argentina podría mirar.
– ¿Por ejemplo?
– Partió de un acuerdo de precios y de una base de una banda cambiaria más fino, que luego la fue alargando en el tiempo. También Perú, Chile, y otros países que tuvieron resultados exitosos con políticas de estabilización. Por eso creo que el Gobierno tiene que cambiar la lógica de su modelo económico, si sigue con la misma tesitura continuará profundizando el círculo vicioso del cual la Argentina tiene que salir.
– Su mandato como Diputado por el Frente Renovador que encabeza Sergio Massa vence el 10 de diciembre, ¿cuál es su proyección, está trabajando con su padre en Alternativa Federal, y eso le genera algún cortocircuito con su actual representatividad política?
– No le puedo decir que la situación es de la más cómoda, pero creo que todo el espacio de Alternativa Federal deberá terminar confluyendo; hay que lograr sumar a sectores del radicalismo; el GEN, poder hacer una concertación más grande, que sea parte de los acuerdos necesarios para el gobierno que viene.
– ¿En ese escenario, su objetivo es continuar como legislador, o de asumir alguna función en el Poder Ejecutivo?
– Estoy trabajando para la Jefatura del gobierno porteño. Esta es la forma como, primero se está armando este espacio y en función de eso se definirá.
Fotos: Lihue Althabe