El Comité de Política Monetaria del Banco Central sorprendió a los mercados al comienzo de la semana al decidir abandonar la endogeneidad de las tasas de interés, como estrategia para reforzar las medidas destinadas a lograr la desaceleración de la inflación, a contramano de las decisiones de política macroeconómica de concentrar en el primer semestre los aumentos de los precios regulados, como las tarifas de los servicios públicos, y también privados, como medicina prepaga y otros.
Desde el anuncio de la "emisión cero", primero con base septiembre 2018, hasta mediados de marzo último, y luego con base febrero 2019 hasta diciembre próximo, en la entidad responsabilizaban al nivel de las tasas de interés a decisiones de los bancos para entregar sus excedentes de liquidez para la toma de las Letras de Liquidez, o cancelar Leliq, y quedaba en manos del Banco Central definir el nivel de corte para cumplir con sus objetivos de política monetaria.
Pero a la luz de la aceleración de la inflación desde febrero y que todo indica que se sostendrá muy alta, entre 3% y 4% hasta mayo, y la fuerte escalada del tipo de cambio, devaluación del peso, en marzo, con un salto de más de 10% en poco más de una semana, con el consecuente efecto negativo sobre el resto de los precios de la economía y acelerada caída del poder de compra de los salarios, el Copom decidió en la apertura de abril no sólo ratificar el sendero fuertemente contractivo para frenar las posibilidades de aceleración de la inflación, sino también fijarle un piso alto a las tasas de interés, y de evitar allanar el camino para la dolarización de carteras, propia de los años electorales en una economía dominada por el bimonetarismo.
El Copom decidió en la apertura de abril no sólo ratificar el sendero fuertemente contractivo para frenar las posibilidades de aceleración de la inflación, sino también fijarle un piso alto a las tasas de interés
Aún a mitad de camino
La literatura internacional enseña que los efectos de la política monetaria sobre el cambio de los precios relativos, y en particular sobre la inflación, se manifiestan en el mundo con un rezago no menor a 9 meses, y a veces hasta 2 años, más en una economía bimonetaria en la que se usa el peso para el pago de salarios y compras de servicios y bienes básicos, mientras que las grandes transacciones y el ahorro de largo plazo se realizan en dólares. Los depósitos en bancos en moneda extranjera por parte del sector privado superan los USD 30.000 millones.
Sin embargo, en momentos de alta volatilidad de las tasas de interés, y del tipo de cambio, con movimientos viciosos, de alza simultánea, propios de aumento de la incertidumbre para el el corto plazo y caída del humor de las familias, el Comité de Política Monetaria consideró apropiado dar una clara señal a los mercados de que no cederá en sus objetivos de lograr la desaceleración de la inflación en pocos meses más.
El Comité de Política Monetaria consideró apropiado dar una clara señal a los mercados de que no cederá en sus objetivos de lograr la desaceleración de la inflación en pocos meses más
Claramente, en la actual conducción del Banco Central nunca van a reconocer que el tipo de cambio es una variable objetivo, pero sin duda se muestran más aliviados cuando observan que la cotización del dólar vuelve al canal inferior de la zona de no intervención, como ocurrió ayer, porque aseguran que de ese modo no contribuye a exacerbar las expectativas de alza del resto de los precios.
Sólo por eso se justifica la preocupación por revertir la carrera alcista del tipo de cambio, pese a que estuvo impulsada más por inversores de fondos internacionales que ahorristas locales interesados en dolarizar carteras, y por tanto un tipo de cambio más cerca del piso de la zona de no intervención que del techo, constituye una suerte de seguro de cambio que posibilita consolidar las ganancias esperadas con el arbtitraje entre dólar-tasa-dólar, carry-trade, en la jerga del mercado.
Un tipo de cambio más cerca del piso de la zona de no intervención que del techo, constituye una suerte de seguro de cambio que posibilita consolidar las ganancias esperadas con el arbtitraje entre dólar-tasa-dólar
Un efecto no deseado de la estrategia de ponerle un piso de 62,5% anual a la tasa de referencia del mercado, en la apertura de abril se mantuvo levemente por arriba de 68% anual, es no sólo la contracción de la demanda de crédito, sino peor aún la persistencia de un elevado costo de los préstamos bancarios y no bancarios, en particular para las Pymes que son las quienes más utilizan las opciones de las líneas más caras como son las de corto plazo: adelantos en cuenta corriente (giro en descubierto) y descuento de documentos (cheques, principalmente).
El primer resultado en la apertura de la mini semana financiera ha sido satisfactorio para los miembros del Copom que integran el presidente del BCRA, Guido Sandleris, el vicepresidente, Gustavo Cañonero, la
vicepresidente segunda, Verónica Rappoport, Enrique Szewach, director designado por el Directorio del Central, y Mauro Alessandro, subgerente general de Investigaciones Económicas de la entidad, porque la tasa promedio de la Leliq dejó de subir; los bancos comenzaron a subir el rendimiento de las colocaciones a plazo fijo y el tipo de cambio bajó por tercera rueda consecutiva.
Sin embargo, no se podrá cantar victoria hasta tanto las tasas de interés, de inflación y de devaluación se muevan en simultáneo en un sendero descendente y sostenido, que posibilite liberar las fuerzas para atraer la inversión, impulsar el comercio exterior, sin perder la recuperación del superávit comercial, y reactivar el consumo.
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