El empleo volvió a mostrar en diciembre resistencia a la caída de la actividad económica

En los últimos años las empresas se mostraron cautelosas en incrementar la nómina, y ahora son muy medidas para decidir despidos. Expectativas para enero

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Construcción, uno de los sectores más afectados por la contracción de la actividad general (NA)
Construcción, uno de los sectores más afectados por la contracción de la actividad general (NA)

El cierre de 2018 estuvo muy lejos de alcanzar el clima festivo que caracteriza a las esperadas, por muchos, fiestas de fin de año y planificación de las vacaciones escolares, y también laborales, porque se notó con singular intensidad los efectos de la crisis cambiaria, aceleración de la inflación y consecuente deterioro del poder de compra de los salarios y las jubilaciones y pensiones.

El Estimador Mensual de Actividad Económica del Indec, un indicador muy aproximado a lo que en pocas semanas más mostrará la variación del PBI, arrojó en el último mes del año una caída del 7%, apenas 5 décimas de puntos porcentuales menos que en noviembre, en ambos casos respecto a igual mes de 2017. Se trató de la mayor caída desde junio de 2009, y el peor diciembre, en cuanto a ritmo de contracción, desde la crisis del Tequila, a fines de 1995, en plena convertibilidad fija entre el peso y el dólar.

Sin embargo, la buena noticia fue que semejante receso dio a luz a la resiliencia del mercado laboral, es decir la capacidad que tuvo el mercado de trabajo en su conjunto para atenuar los efectos de circunstancias tan traumáticas como la baja del ritmo de actividad en la industria, el comercio, la construcción, principalmente.

El Reporte de Trabajo Registrado de la Secretaría de Empleo dio cuenta de que en diciembre el total de puestos registrados en toda la Argentina se mantuvo en torno a 12,2 millones de personas, cayó 1,5%. Fueron 191.300 puestos menos que un año antes, aunque de esa retracción habría que deducir unos 49.000 que fueron dados de baja del sistema de Monotributo Social entre julio y agosto, al no pasar por la prueba del censo que hicieron en modo conjunto las Secretarías de Agroindustria y el Ministerio de Salud y Desarrollo Social, porque no pudieron certificar su condición de merecedor de un plan asistencial con contraprestación laboral.

Deducido el ajuste de los beneficiarios del Monotributo Social que no pudieron justificar su condición para recibir un subsidio del Estado, el empleo global se contrajo en diciembre 1,1% respecto de un año antes

Deducido ese efecto puntual, el ritmo neto de puestos de trabajo se limitó a poco más de 1,1%, equivalente a menos de un quinto de la retracción del PBI.

Claramente, en una economía que en los últimos años mantuvo una muy baja tasa de inversión en máquinas, equipos y ampliación y construcción de plantas, excepto la vinculada con la explotación de gas, petróleo y energía convencional y no convencional, principalmente, la tasa de empleo se caracteriza por registrar pobres impulsos al alza y también modestos a la baja.

Una de las excepciones ha sido nuevamente el empleo en el sector público, que en diciembre sobresalió con un aumento de 0,7% en el mes, aunque corregido por estacionalidad el incremento fue de apenas 0,1%; y respecto de un año atrás, por efecto de las limitaciones que impuso el Pacto Fiscal con las provincias  para acrecentar la nómina en puestos burocráticos se contrajo 0,2%, a 3,2 millones de personas.

La contrapartida de la resiliencia del empleo formal a la fuerte y creciente recesión hasta el último cuatrimestre de 2018 fue la apreciable pérdida de poder de compra del promedio de las remuneraciones. En el caso del sector privado registrado la Secretaría de Empleo detectó al cierre de diciembre una suba nominal del 32,8% a 34% respecto de un año antes, en contraste con una tasa de inflación que saltó a 47,6%, implicó una baja de 9,2% a 10 por ciento.

La contrapartida de la resiliencia del nivel de empleo fue la pérdida del poder de compra de los salarios en un 10 por ciento

Desaceleración que no alcanza a marcar una tendencia

Un dato de esperanza hacia la salida de la recesión lo dio la variación mensual del EMAE, corregido por estacionalidad, respecto del nivel de noviembre, porque acusó una suba de 0,7%, que contrastó con la caída del 2% del mes previo. Fue el tercer subibaja mes a mes desde agosto, de ahí cabe esperar al menos dos repeticiones para poder se leído como un punto de giro de la clara recesión que se inició en el comienzo del segundo trimestre de 2018.

Y si bien esa modesta reactivación contó con una respuesta positiva del mercado de trabajo, porque acusó sendas desaceleraciones en las ya mínimas tasas de disminución del empleo total registrado, a 0,1%; como del asalariado privado formal, en ese caso de 0,2 por ciento.

En diciembre se observó una modesta reactivación reactivación respecto del mes previo que contó con una respuesta positiva del mercado de trabajo, porque acusó sendas desaceleraciones en las ya mínimas tasas de disminución del empleo total registrado

Pero, por el contrario, por tercer mes consecutivo se mantuvo en la senda contractiva el saldo de respuesta de variación esperada del empleo por parte de los empresarios de los grandes aglomerados del país, aunque limitado a 2,3% de los consultados.

Respecto de enero de 2018, la Encuesta de Indicadores Laborales arrojó una disminución generalizada de las previsiones sobre el nivel de la nómina de trabajadores. La excepción fueron  Gran Santa Fe y Gran Mar del Plata que arrojaron sendos incrementos de 0,6% y 0,8 por ciento.

Por el contrario, en comparación con diciembre el saldo de 12 aglomerados fue expansivo en 0,2%; más intenso en los 11 del Interior: 0,4%, como consecuencia de suba en 8 y baja en sólo 3; que en el Gran Buenos Aires: 0,1 por ciento.

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