Cobrar 70% de impuesto a los ricos es una idea bien estadounidense

Lejos está la Argentina de tener los impuestos más altos del mundo, como dice el Presidente, pero sí es cierto que la presión fiscal es relativamente alta si se la compara con países de la región y de desarrollo similar

Guardar
Calcular el pago de impuesto
Calcular el pago de impuesto no es una tarea sencilla, aun para expertos (iStock)

Mauricio Macri afirma suelto de cuerpo que "tenemos los impuestos más altos del mundo" y que "hay que ir hacia la baja de los impuestos". Nicolás Dujovne cree que "debemos seguir trabajando por bajar la presión impositiva y tener mejores impuestos".

Y en el mismo sentido no se cansan de expresarse casi todo el coro de economistas con más presencia en los medios. Orlando Ferreres opina que "si no reducen la presión fiscal es muy difícil que la economía vuelva a crecer". José Luis Espert afirma que la Argentina "necesita menos impuestos". Javier Milei propone una "reforma tributaria para bajar la presión fiscal". Nadín Argañaraz, del Instituto Argentino de Análisis Fiscal, se pasea por radios y canales despotricando contra los altos impuestos.

Hasta los diputados Alfredo Olmedo y Elisa Carrió están en plena campaña por lo mismo.

Con ligereza, con falta de rigurosidad, cometiendo groseros errores, mintiendo a sabiendas y con una alta dosis de demagogia, la mayoría de los políticos argentinos y de los economistas han logrado estigmatizar los impuestos como uno de los peores males de la economía argentina, y han convencido a una parte de la sociedad de que la causa de esa plaga es el excesivo gasto público, y que la solución no es otra que bajarlo al costo que sea.

Con ligereza, con falta de rigurosidad, cometiendo groseros errores, mintiendo a sabiendas y con una alta dosis de demagogia, la mayoría de los políticos argentinos y de los economistas han logrado estigmatizar los impuestos como uno de los peores males de la economía argentina

Lejos está la Argentina de tener los impuestos más altos del mundo, como dice el Presidente, pero sí es cierto que la presión fiscal es relativamente alta si se la compara con países de la región y de desarrollo similar.

La confusión, nada inocente, parte de tratar el tema tributario en general, sin entrar en detalle ni en análisis fino. Porque de hacerlo, surgen claras evidencias que no son del agrado de los partidarios del equilibrio fiscal con un Estado chico.

Es indiscutible que en la Argentina hay algunos impuestos muy altos, comenzando por el IVA. Tan indiscutible como que los impuestos que pagan los ricos son muy bajos. Con la gran diferencia que el IVA alcanza a todos y les duele más a los que menos ganan, mientras que la bajísima presión a las clases altas beneficia a una minoría privilegiada.

Los gravámenes en las provincias y municipios

Llegando al absurdo de que la estancia de Máxima Zorreguieta, la explotación de Benetton y los principales negocios agropecuarios y turísticos del partido de Pilcaniyeu cercano a Bariloche no pagan las tasas municipales, según reconoció el intendente Néstor Ayuelef en Radio Con Vos (¿pagarán el inmobiliario provincial?).

En el reciente Foro Económico de Davos, el historiador holandés Rutger Bregman –autor del muy interesante libro Utopía para realistas– sacudió a la audiencia con una disertación que comenzó reconociéndose "desconcertado" por el hecho de que "han llegado hasta acá 1.500 jets privados con gente que viene a hablar y a escuchar sobre cómo arreglar el mundo, y hablan de participación, justicia, igualdad y transparencia, pero nadie se ocupa del real tema, que es la evasión impositiva y que los ricos no pagan la parte que justamente les correspondería". "Es como estar en una convención de bomberos y que nadie hable del agua", señaló como analogía burlona.

“Hasta Davos llegaron 1.500 jets privados con gente que viene a hablar y a escuchar sobre cómo arreglar el mundo, y hablan de participación, justicia, igualdad y transparencia, pero nadie se ocupa del real tema, que es la evasión impositiva y que los ricos no pagan la parte que justamente les correspondería” (Rutger Bregman)

También fue algo burlón respecto a Michael Dell, dueño de Dell Technologies y una de los hombres más ricos del mundo, que en un panel previo había negado que hubiera países que cobraran tasas del 70% a los ingresos de los más adinerados. Bregman recordó que fue precisamente en Estados Unidos en la década del 50 durante la presidencia republicana de Dwight Eisenhower que la tasa marginal para contribuyentes como Dell superaba el 90%. Y fueron años de gran crecimiento en ese país.

Tema dominante en los EEUU

El tema de los impuestos a los ricos no solo fue disruptivo en Davos. Desde hace un par de semanas es una de las polémicas públicas más presentes en la política estadounidense. Todo comenzó con un reportaje en el programa 60 minutes de la cadena CBS que Anderson Cooper le hizo a Alexandria Ocasio-Cortez, una de las figuras que ha irrumpido con más fuerza en el escenario político de ese país.

De familia portorriqueña de clase baja nacida en el Bronx, con pasado de camarera y egresada de la Universidad de Boston, se convirtió a los 28 años en la diputada más joven de la Cámara de Representantes, habiéndole ganado la interna al favorito del establishment como integrante de la línea política Demócratas Socialistas que lidera Bernie Sanders, el candidato que perdió por poco la primaria con Hillary Clinton.

En esa entrevista Alexandria Ocasio-Cortez propuso, entre otras medidas, un new deal ecologista financiado con impuesto a los más ricos. Cuando Anderson Cooper le pidió precisiones, respondió "una vez que se llega a los USD 10 millones de ingresos la alícuota debería ser 60% o 70%". Se refería a la alícuota marginal, es decir a la que grava al tramo más alto de
ingresos.

Esa frase desató un furioso debate y terminó de catapultarla como una figura muy destacada de actualidad política de su país. Ocupó tapa de diarios y revistas importantes, y motivó que decenas de artículos analizaran el fenómeno. Desde la CNN hasta el Washington Post, pasando por Bloomberg y el El País de España.

Además de muy carismática, destacan su habilidad en el manejo de redes sociales, donde suma cerca de 5 millones de seguidores entre Twitter e Instagram. Diciendo que Donald Trump es racista, logró que los periodistas le pregunten por ella, a lo cual el presidente respondió incómodo "a quién le importa Ocasio-Cortez". Se sabe, y Trump lo aprovechó como pocos, que si bien lo mejor es que se hable bien de uno, el mero hecho de tener presencia mediática es invalorable para un político.

Tuvo la picardía de viralizar un video de Katelyn Ohashi en su Twitter, una gimnasta que deslumbró al país con un 10 absoluto en una competencia nacional universitaria, aprovechando el tuit para promover la universidad pública. Su agenda progresista va mucho más allá de lo ecológico y una tributación más justa. Propone reformas radicales en el sistema de salud y el abordaje a la inmigración. Un esbozo de programa político alineado a lo que Sanders había planteado en su campaña. Pero lo que más ruido hizo, además de su cruce con Trump, fue la propuesta de elevar la alícuota a los grandes ingresos.

A su favor, Paul Krugman le dedicó una columna en The New York Times en su defensa. "¿Qué sabe Alexandria Ocasio-Cortez acerca de política tributaria? Un montón", escribió el Premio Nobel. Y agregó: "¿Quién considera que la idea de gravar con un 70% u 80% a los altos ingresos tiene sentido?

Paul Krugman le dedicó una columna en The New York Times en su defensa. “¿Qué sabe Alexandria Ocasio-Cortez acerca de política tributaria? Un montón”, escribió el Premio Nobel. Y agregó: “¿Quién considera que la idea de gravar con un 70% u 80% a los altos ingresos tiene sentido?

Por ejemplo, Peter Diamond, un premio Nobel de Economía y probablemente el principal experto en finanzas públicas. Lo mismo que el holandés en Davos, Krugman recordó que "Estados Unidos aplicó alícuotas de esos niveles después de la Segunda Guerra Mundial, abarcando el período más exitoso de crecimiento en la historia del país".

Por su parte un columnista del Washington Post calculó que se podría financiar con un impuesto como el que propone la joven representante por Nueva York: la totalidad de los fondos que requiere el plan de gratuidad educativa para los college que propone Sanders, la universalización del prejardín de infantes que planteaba Barack Obama, el perdón de la mitad de la deuda acumulada por los estudiantes, o un plan de infraestructura por 1 billón de dólares.

Con sus 29 años y sus ideas radicales, la diputada está "empujando al partido Demócrata hacia la izquierda", planteó días atrás un columnista del New York Times. Es el caso, por ejemplo, de la senadora Elizabeth Warren, que ya lanzó su precandidatura a presidente para 2020, que ya venía con ideas provocativas y que ahora las está subiendo de tono. Por ejemplo, está proponiendo salud gratuita universal y matrícula gratuita en los college.

Paradójicamente, son dos viejas conquistas sociales que la Argentina aún conserva pese a los ajustadores fiscales que hablan de impuestos.

Seguí leyendo:

Guardar