La última semana de enero viene intensa. El dólar puede haber llegado al piso. El viernes la divisa mayorista bajó 49 centavos y cerró a $37,08 con más de USD 800 millones que incluyen una intervención de compra de 50 millones del Banco Central.
En otras palabras, está 2% o 79 centavos por debajo de la cotización mínima de la banda de flotación. Esto que puede dar lugar a celebraciones se parece más a una bomba de tiempo que a un corcho de champagne listo para volar antes del brindis.
No hay que olvidar que la pasión por el peso se alimenta del enorme crecimiento de los plazos fijos en los últimos meses. Es una burbuja de $300 mil millones. En el mundo no se conoce burbuja que no haya explotado.
Por supuesto, hubo viento a favor del exterior. Las primeras semanas de Wall Street fueron encantadoras, pero también hay peligros acosando.
Muchos inversores se quedaron pensando en el oro que después de hora se negoció con alzas de 1,60%. También buscaron para cubrirse Bonos del Tesoro de Estados Unidos que siguieron en alza.
De hecho, este movimiento hizo que el riesgo país de la Argentina subiera 0,39% a 666 puntos básicos. Es inexplicable que con un dólar que bajó 0,70% los bonos argentinos hayan tenido retrocesos más fuertes. El Bonar 2024, el título en dólares de referencia de la deuda, se derrumbó 1,24% y es un dato serio a tomar en cuenta porque todo este festejo se mide por el riesgo país. Si nadie desea los bonos de la deuda, el gobierno se convierte en un fuerte rodeado.
El dólar mayorista, a punto de perforar el piso de $37, es atractivo para la compra. Está muy atrasado y es un problema para los exportadores. La tasa baja demasiado lento y alienta la tenencia en pesos. ¿En qué país la tasa es positiva 20 puntos sobre la inflación esperada?
La trampa se va configurando. Cuando se modere el ritmo de crecimiento de los plazos fijo, el sistema comienza a tener filtraciones en la línea de flotación. Con un dólar tan barato, es difícil pensar en arriesgar pesos con un plazo fijo porque a un precio tan irrisorio la divisa tiene más para subir que para bajar.
Al Banco Central le convienen los movimientos moderados si quiere salir del plan monetario con un aterrizaje suave.
La Bolsa tiene un desafío por delante. La noche de Oriente era auspiciosa. Los índices de China, Japón, Corea y Hong Kong marcaban subas de hasta 0,80% en la apertura, que hicieron que se revirtieran los futuros negativos que marcaban las bolsas de Europa a horas de comenzar a operar.
En cambio, en Wall Street los índices del mercado de futuros marcaban precios levemente en baja para los tres principales indicadores. Pero no parecen desalentadores y pueden terminar con subas.
No hay que olvidar que el martes se reúne la Reserva Federal y nadie espera que suban las tasas de interés norteamericanas. Otra buena señal fue la reapertura del sector público en Estados Unidos después de 35 días de cierre que se estaba sintiendo en el consumo porque afectaban a 800 mil trabajadores y servicios esenciales.
Con estos datos en la mano habrá que ver si el dólar en la Argentina tocó un piso o hay riesgo de que baje más. El Central pese a que amagó a intervenir comprando más de 50 millones todavía no tomó la decisión porque no se anima a emitir más dinero.