A la octava caída consecutiva del Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) que midió el Indec para noviembre, con un derrumbe del 7,5% respecto de un año antes, el más profundo en los últimos nueve años, se le agregó la novena, en este caso para diciembre en el Índice General de Actividad del Centro de Estudios Económicos de Orlando Ferreres y Asociados, con una contracción de 6,4% interanual, fue 1,2 puntos porcentuales menor que en el mes previo.
Ambos indicadores, que constituyen estimadores adelantados y muy aproximados a lo que será la medición del PBI que el Indec informa con periodicidad trimestral, también coinciden en que esa dinámica recesiva estuvo signada por la baja relevante registrada en la industria manufacturera, sumamente afectada por las paradas anticipadas por vacaciones del personal de las plantas en varias terminales automotrices, y por el desempeño del comercio y la construcción.
Ese proceso de recesión se encamina a coronar un período cercano al año por "culpa" de la comparación con lo que fue el período más alto de actividad del Gobierno de Cambiemos que se anotó entre noviembre de 2017 y el pico de marzo de 2018, con 153,3 puntos base 100 en 2004, en la serie del Indec corregida por factores estacionales, para luego descender hasta 141,6 en noviembre, y probablemente alguna décima más en la estimación de diciembre último.
La recesión se encamina a coronar un período cercano al año por “culpa” de la comparación con lo que fue el período más alto de actividad del Gobierno de Cambiemos que se anotó entre noviembre de 2017 y el pico de marzo de 2018, con 153,3 puntos base 100 en 2004, en la serie del Indec corregida por factores estacionales, la cual descendió a 141,6 en noviembre
De ahí que en los presupuestos de las consultoras económicas y departamentos de estudios económicos de las entidades financieras esperan que hasta marzo persistan elevadas tasas de caída interanual, por el fenómeno estadístico que significa comparar aún un tiempo más con lo mejor del año anterior.
Si bien se asiste desde octubre a un período de relativa estabilidad macroeconómica, entendido por la desaceleración de la inflación mensual; el control de la volatilidad que arrastraba el tipo de cambio; la baja de las tasas de interés de las Leliq, el control de la expansión de la base monetaria y la consolidación del sendero de eliminación del déficit fiscal primario, "habrá que esperar hasta el segundo trimestre del 2019 para ver los signos de una recuperación más concreta", destacan los economistas del Estudio Ferreres.
Habrá que esperar hasta el segundo trimestre del 2019 para ver los signos de una recuperación más concreta (Estudio Ferreres)
Del mismo modo, los economistas de la consultora Ecolatina que fuera fundada por el ex ministro de Economía, Roberto Lavagna, también observan: "a pesar de que se espera que en la primera parte del año los salarios le ganen a la inflación, el consumo privado (alrededor del 70% de la demanda interna) la actividad agregada no repuntará hasta entrado el segundo semestre, dado que no existirá un aumento sustantivo del ingreso disponible para consumo".
Y concluyen en Ecolatina: "para la actividad, los únicos drivers vigentes durante la primera mitad del año serán la cosecha gruesa y las exportaciones que puedan materializarse gracias al crecimiento de la economía brasileña y a la mayor competitividad precio de industrias locales ya insertas en mercados internacionales. Esto permitiría que la economía experimente una reactivación hacia el segundo trimestre del año, mejora que se vería interrumpida por la incertidumbre generada por el proceso electoral".
Dónde poner la lupa
Por tanto, muchos economistas del sector privado, pero también del Banco Central, estiman que "desde ahora lo relevante será seguir la variación mes a mes corregida por estacionalidad del EMAE, para poder diferenciar cuánto de la recesión es inercial y cuándo aparecerán las primeras señales de superación, o de contracción propia vinculada al plan de ajuste fiscal y monetario", incluso en los casos de las series de inflación y de tasas de interés, porque en esos dos casos los cotejos interanuales seguirán mostrando variaciones notablemente más altas, pero se prevé un apreciable descenso en el mes a mes.
Muchos economistas del sector privado, pero también del Banco Central, estiman que “desde ahora lo relevante será seguir la variación mes a mes corregida por estacionalidad”, incluso en materia de inflación y de tasas de interés
Todavía la serie del Indec muestra alta volatilidad en el cotejo mensual del EMAE desestacionalizado: subió 0,9% en agosto; declinó 2,2% en septiembre, repuntó levemente 0,6% en octubre y volvió a caer 2,3% en noviembre. El estudio Ferreres midió contracción de 1,4% en noviembre, y 0,1% en diciembre.
No son pocos los economistas que atribuyen el actual ciclo recesivo a los "efectos buscados con el plan de ajuste del Fondo Monetario Internacional", mientras que entre los independientes, no vinculados a partidos políticos, como más aún los de Hacienda y del Banco Central, creen que es una consecuencia de los agudos desequilibrios que fue acumulando el país desde hace muchas décadas, al punto que el PBI por habitante es inferior al de 20 años atrás, en dólares constantes; y que ahora, con medidas ultraortodoxas déficit fiscal cero y emisión de base monetaria cero, se busca corregir.
Se estima que dentro de seis a doce meses se verá cuál de las dos corrientes estuvo más cerca de la realidad.
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