"Entre 2011 y 2015 se registró una progresiva ampliación de la brecha de costos laborales unitarios en dólares (CLU USD) en Argentina respecto a los de Brasil. Ello fue el resultado de una creciente suba relativa de los salarios de Argentina vis a vis los de Brasil que no fueron compensados por mayores incrementos relativos de la productividad en nuestro país", observa el último Informe de Política Monetaria del Banco Central (IPOM) en un apartado especial.
Pero a a partir de fines de 2015, con el cambio de Gobierno que, como primeras medidas, levantó el cepo cambiario y dejó que se nivelara el tipo de cambio regulado por un régimen de flotación más abierta, y luego complementó con la eliminación de otras restricciones que pesaban sobre el comercio exterior, el costo laboral unitario experimentó una fuerte baja inicial; se recuperó parcialmente entre mediados de 2017 y comienzos de 2018, y volvió a niveles de nueve años antes.
El costo laboral unitario (CLU) que estimó la autoridad monetaria, con datos del Banco Central de Brasil y del Indec, es en realidad un indicador de productividad media de la industria
El costo laboral unitario (CLU) que estimó la autoridad monetaria, con datos del Banco Central de Brasil y del Indec, es en realidad un indicador de productividad media de la industria, porque se estima sobre la base del nivel medio de salarios, el tipo de cambio y la relación entre los índices de producción industrial y del total del empleo fabril, de los dos países.
El estudio reveló que "si bien los CLU en dólares de la Argentina y Brasil tuvieron desde el primer trimestre de 2016 un comportamiento tendencial similar, a partir de la devaluación creciente del peso, desde fines de abril de 2018, la pendiente negativa fue más marcada en el primer caso.
Como resultado de ese movimiento, la brecha negativa, a favor de la competitividad laboral del mayor socio del Mercosur, que había llegado a un pico de más de 210 puntos, con base 100 en el promedio de 2009, se achicó a menos de 100 al término del cuarto trimestre del último año, la menor relación en siete años.
La brecha negativa, a favor de la competitividad laboral del mayor socio del Mercosur, que había llegado a un pico de más de 210 puntos, con base 100 en el promedio de 2009, se achicó a menos de 100 al término del cuarto trimestre del último año
El trabajo del Central destaca que "la competitividad internacional de un país depende de la calidad de sus instituciones e infraestructura, nivel de seguridad jurídica, capacidad de innovación en productos y procesos, presión impositiva, los costos laborales y otros costos de producción, por citar solo algunos de los factores más relevantes y reconocidos en la literatura", pero sin duda el nivel del CLU es un indicador que refleja con bastante aproximación los efectos de las virtudes y defectos en esos condicionantes.
La Argentina enfrenta ahora el enorme desafío de no perder esa recuperación de la competitividad laboral relativa, luego de la esperada recomposición de los salarios, en la medida que se vayan reabriendo las negociaciones paritarias, tanto para ajustar los desvíos que se produjeron en el último año, como en las expectativas para el nuevo ejercicio; y de la extrema cautela que mantiene la autoridad monetaria para no dejar deslizar el tipo de cambio nominal al nivel medio de la zona de no intervención, a través de la inyección de pesos a la economía.
La Argentina enfrenta ahora el enorme desafío de no perder esa recuperación de la competitividad laboral relativa, luego de la esperada recomposición de los salarios
A mediano plazo, los economistas del Banco Central consideran: "el desafío de elevar la competitividad consiste en profundizar las reformas que dinamicen el crecimiento de la productividad del trabajo en simultáneo con avanzar en la agenda de reformas más integral, que incluyen aspectos tales como la mejora de la calidad de sus instituciones, la infraestructura, innovación en productos y procesos, reducir los costos laborales no salariales, entre otros".
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